Fuera Jorge Vilda para que Rubiales pueda seguir 'teletrabajando' dentro

Mientras toda su gente de confianza siga en la Federación es como si Luis Rubiales solamente estuviera teletrabajando. No está allí, claro. No puede. Se metería en un jaleo gordísimo. Pero es como si estuviera. Como si FIFA le hubiera dado un permiso para pasar 90 días fuera del foco, aunque en la RFEF todo se sigue haciendo a su favor. Andreu Camps y Tomás González Cueto, como siempre, pueden seguir teniendo un poder enorme en la toma de decisiones diarias aunque, en este caso, lo están teniendo sobre todo para evitar que se tomen esas decisiones.
De momento, para aplacar el clamor social, van a echar un tronco al fuego: Jorge Vilda pierde su puesto de trabajo y arranca la renovación cacareada a los cuatro vientos en la "Asamblea del piquito". Para calmar al pueblo. Una distracción, mientras el núcleo duro del Rubialismo sigue dentro, gana tiempo para prepararse para todo lo que viene y salvar los muebles que se puedan salvar. Porque sí, aunque a cualquiera le parezca absolutamente inviable, Rubiales sigue pensando que puede volver. Contra todo y contra todos, le da igual. Él y su gente más cercana son los únicos que no se dan cuenta.
Vilda, lógicamente, asume la realidad de que está fuera, pero quiso cobrar lo que le corresponde. Tiene derecho. Va a ser difícil que justifiquen un despido procedente con un Mundial bajo el brazo. Es la historia mil veces contada del fútbol: no me quieres, ok, no hay problema, me pagas y me voy.
Con todas las polémicas que envuelven su trabajo: ni ha besado 'unilateralmente' a nadie, ni ha avergonzado a nadie en un palco, ni ha tratado de convencer a nadie de que salve su puesto de trabajo con declaraciones improvisadas o vídeos "salvavidas".
Una 'revolución' en ciernes
Los presidentes de las Territoriales quedaron en reunirse esta semana para ir tomando decisiones: primero Jorge Vilda y después, si podían, Camps y Cueto. Pero han tardado poco en darse cuenta de que no pueden. Pedro Rocha, el "suplente" designado por Rubiales (degradó al resto de vicepresidentes para que sólo quedase él como opción viable), no sólo no les ha convocado para esta semana sino que ha encontrado tiempo para viajar a Mónaco y ahora con la selección a Georgia, pero para las cosas urgentes, pues ya vamos viendo...
Y eso, claro, no les ha gustado a los barones. Se tuvieron que tragar al sucesor designado y les costó seis horas de reunión firmar un comunicado conjunto censurando la actitud de Rubiales y respaldando a Pedro Rocha. Pero, por este camino, no parece que vaya a durar mucho...
De momento ya hay una cantidad importante de presidentes de Territoriales enfadados por no estar viendo la actividad que pactaron la semana pasada. No descartan, en absoluto, reunirse por su cuenta fuera de la RFEF si es que Pedro Rocha no los convoca, como quedaron, en la Ciudad del Fútbol. Porque tienen la sensación de que están jugando con ellos. Ganando tiempo.
Y, si hace falta, Medina Cantalejo también
Porque hay que renovar... pero no mucho, por si todavía se puede salvar el Rubialismo. Para eso irán cayendo algunos, más "prescindibles", pero despacio por si el motrileño vuelve a conseguir un milagro de última hora y regresar.
Por eso cae Vilda y por eso caerá, si hace falta, el presidente de los árbitros Luis Medina Cantalejo. Que, además, responde a una petición de los clubes y por el camino le dan el gusto a muchos, como al Real Madrid. Antes o después iba a terminar cayendo, de todas maneras.
Hay más: pueden irse muchos otros "rubialistas" de rango menor: Francis Hernández, José María Mora, el polémico director de Integridad Miguel García Caba... Pero nada va a cambiar de verdad hasta que los dos cerebros de todo el entramado que sostenía (y sostiene todavía) a Luís Rubiales salgan: Andreu Camps y Tomás González Cueto.