Jude Bellingham en la punta del rombo: la primera pista del nuevo Real Madrid
El inglés está siendo el gran destacado en los primeros partidos de pretemporada.
![Jude Bellingham celebrando un gol. /GETTY](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202307/27/media/cortadas/Bellingham_foto-Rc3U8kvskbKVv9B2aCf48mM-1200x648@Relevo.jpg)
Jude Bellingham contiene en su fútbol un montón de posibilidades, ya que al igual que su físico, que es gomoso y permeable, su juego tiende a pisar siempre caminos desconocidos, a propagarse como un virus extraño. Sus primeros dos partidos en el Real Madrid, en plena pretemporada y con pocos entrenamientos, son una muestra incontestable de sus virtudes, potencial y personalidad. Hay jugadores que llegan para adaptarse y mejorar lo que hay, y otros que obligan al resto a adaptarse mientras facilitan estos cambios para llegar a otro estadio. Bellingham, de momento, es de la segunda clase de futbolistas.
Por el momento, Carlo Ancelotti ha decidido variar su esquema inicial, situando a un centrocampista extra: el Real Madrid del rombo. Es un 4-4-2 en el que Bellingham se sitúa por detrás de una doble punta muy flexible si la forman Vinicius Jr y Rodrygo Goes (como así fue ante el Manchester United de inicio), abarcando prácticamente cualquier zona que el centrocampista inglés se proponga. Sus recorridos son largos y muy anchos, y tiene ese punto de verticalidad que es capaz de vestir el sistema de cuatro centrocampistas en uno de tres delanteros a la vez. Es jugar con las cartas marcadas.
El movimiento radiografiado en las capturas anteriores muestra el poderío de Jude cuando decide atacar la profundidad, en unas zancadas tan precisas como contundentes que abarcan muchos metros. Con Vinicius y Rodrygo repartiéndose todo el frente de ataque, los blancos están logrando dibujar a un ataque muy flexible y enérgico en el que no hay jugadores a los que fijar, y sí muchos espacios que vigilar. Y en ese escenario incierto, Bellingham mezcla alturas, movimientos y recorridos con naturalidad.
Ancelotti parece haberse decantado por acercar al ex del Borussia Dortmund a zonas más cercanas a la finalización, sin que eso limite su impacto en otras partes del verde. No chocan, sino que se retroalimentan. Desde una mayor altura, no tiene la necesidad imperiosa de gestionar jugadas y sí de acelerarlas, tampoco la presión de ser quien diga hacia dónde y a qué velocidad tengan que evolucionar los ataques, pero sí ser quien los agiliza en un momento dado.
En un Madrid construido alrededor del pase corto y de tener siempre a compañeros cercanos, Jude puede encontrar en esa construcción un camino despoblado para mostrar parte de las virtudes que más le desmarcan del resto de jugadores sin la necesidad de que ese movimiento desnaturalice al colectivo.
No solo es un jugador que tenga capacidad de recorrido y de llegada, sino que desde el pase también puede ser un activo valioso para el Real Madrid. A la espera de qué suceda con la delantera, los de Carlo Ancelotti están construyendo algo distinto en el que la profundidad y verticalidad se hallará de una forma distinta, sin extremos que se abran tanto y sí con más movilidad de sus jugadores interiores. Para compensarlo, Bellingham ha emergido como la solución dando forma al rombo, transformando la horizontalidad en verticalidad. ¿Mensaje transitorio o pista definitiva?