Cómo jugar un Europeo con tu país en guerra con Rusia: "Mi mejor amigo estuvo tres semanas bajo tierra"
Dos internacionales ucranianos atienden a Relevo en Rumanía: "Nuestros familiares a veces no pueden dormir ni comer".

Bucarest (Rumanía). Maryna Nezhigai, jefa de prensa de Ucrania sub-21, llega puntual a la cita con Relevo en el Hotel Caro de Bucarest, donde están concentrados durante el Europeo. En una época donde se aleja al reportero del futbolista, en esta ocasión ocurre todo lo contrario: agradecimiento por dar visibilidad a lo que le está ocurriendo en su país. Apenas pasan cinco minutos y Maryna no puede evitar una confesión: "Para mí es muy duro todo esto, ayer hubo una explosión en el barrio donde vivo". Saca el móvil, busca en su galería y con los ojos humedecidos enseña las fotografías que le han enviado sus seres queridos para demostrar que es cierto lo que cuenta. "Es muy difícil pensar en fútbol cuando te llegan estos mensajes, pero ya es suficiente, voy a buscar a los jugadores con los que has quedado", zanja.
Primero aparece Bohdan Viunnyk, delantero que juega en el Grazer austriaco cedido por el Shakhtar. Igual que la jefa de prensa, agradece el altavoz para mostrar sus sentimientos al mundo. Reconoce que él está algo más tranquilo que otros compañeros, porque su familia vive en Austria e inicialmente se anima a bromear con sus aspiraciones de pequeño al saber que habla en un medio español: "Siempre lo dije: mi sueño es jugar algún día en el Real Madrid".
La sonrisa al recordar los sueños de su infancia se apaga para dejar paso a un profundo suspiro cuando toca hablar de lo que ocurre en Ucrania. "Tengo amigos que han muerto en la guerra", confiesa. Y profundiza con experiencias que le han tocado muy de cerca: "Mi mejor amigo estuvo tres semanas bajo tierra en Mariupol y me contó cosas catastróficas, cosas que nunca podría entender ni imaginar".
La selección ucraniana, con pleno de puntos en las dos primeras jornadas (victorias ante Croacia y Rumanía) es una de las sensaciones del torneo y se disputará el martes la primera plaza del grupo contra España en Bucarest. Según los expertos del país, es la mejor generación de los últimos diez años. Sin embargo, para Viunnyk es complicado pensar sólo en deporte. "A veces mentimos al decir que pensamos sólo en fútbol. Por supuesto que es difícil simplemente jugar al fútbol cuando recuerdas lo que está pasando antes del partido. Tenemos bombas en Kiev y en todas las ciudades de Ucrania. Lo que espero es que todo esto acabe pronto", cuenta.
Después de la charla, Viunnyk abandona la sala y deja espacio para Maksym Talovierov, pivote defensivo del LASK (cedido por el Slavia Praga), que aparece sonriente. En su caso, el dominio del inglés es más fluido y puede expresarse mejor. Este duelo ante España tiene un punto especial, porque algunos de sus amigos buscaron refugio en Barcelona cuando todo empezó: "Viven allí, pero apoyan al Real Madrid (ríe). Es muy importante tener la opción de ir a algún lado, poder mudarnos a algún lugar", dice sobre la acogida que les han dado a sus seres queridos en Cataluña.
Talovierov profundiza acerca de lo complicado que es para ellos el día a día en Rumanía, aunque sobre el terreno de juego todo haya salido a la perfección. "Estamos pensando en la guerra todos los días, cada hora… Así que sólo tenemos todos los días, no sé… dos o tres horas para pensar sólo en el fútbol, en los partidos, para tratar de olvidarnos de la guerra. Y como hablamos también entre nosotros, tratamos de reírnos, tratamos de ser positivos porque si fuéramos negativos sería más difícil, creo. Si no sonreímos, lloraríamos". explica. "Algunos jugadores que están aquí tienen a sus padres en la guerra, nuestros amigos están allí, nuestros primos están allí, así que es muy difícil", añade.
Para él, además, el conflicto viene de largo porque ya tuvo que escapar de las bombas hace bastantes años: "Yo estaba en Donetsk en 2014, cuando esto estaba comenzando y vi todo allí. Luego nos mudamos a Kiev con la Academia del Shakhtar y mis padres también se mudaron a Kiev conmigo. Entonces comencé a jugar en la República Checa. Cuando hace un año y medio comenzó otra vez en Ucrania, no lo viví, pero supe lo que era porque ya lo había vivido en Donetsk. Así que creo que estar en el extranjero en este momento a veces es más difícil en tu cabeza, porque tienes amigos, o tienes, por ejemplo, una novia o tus padres dentro de esto y nunca sabes lo que puede pasar a cada hora. Así que es realmente muy difícil y espero que termine lo antes posible".
El problema, casi siempre, es levantar el teléfono sin saber lo que espera al otro lado del altavoz. En estos torneos los jugadores utilizan sus ratos libres para hacer videollamadas con sus familias o sus parejas, para reír y ponerse al día. En cambio, en la concentración de Ucrania cada llamada es un nudo en el estómago. Un "todo está bien" es el mayor alivio diario. Lo difícil, además, es saber que la expedición en Bucarest la compone una plantilla de 23 futbolistas y todo el staff. No sólo es que los tuyos estén bien, también las familias de los demás. "Todos los días hablamos con nuestros amigos, con nuestra familia y también tenemos más motivación porque entendemos que tienen una situación difícil. A veces no pueden dormir, no pueden comer y es muy peligroso para cada uno de ellos. Y estamos aquí para representar a nuestro país. Y en este caso también esperamos que estos chicos que están en la guerra tengan la oportunidad de ver los partidos. Los respetamos porque gracias a ellos estamos aquí. Sin ellos no sé dónde estaríamos, tal vez no estaríamos vivos, así que nunca sabemos", cuenta con brillo en la mirada Talovierov.
Por último, Maksym encuentra una motivación extra al pensar en el ejemplo que le pueden dar a esos niños que están creciendo entre bombas. "Espero que muchos niños que nos están viendo y que nos están apoyando y también que se unan a algunas academias", dice. Un día a día extraño, duro, más pendientes del móvil que de las charlas técnicas pero que les sirve para pelear "cada centímetro de campo" por su gente. "Todo lo hacemos por ellos", coinciden ambos.