El lado más canalla de Julio Alberto en un vestuario: "Encerré a Luis Aragonés en una sauna varias veces"
El exfutbolista repasó su carrera y su vida con Josep Pedrerol. Recordó el fichaje y el paso por el Atlético de Madrid.
La vida ha cambiado mucho para Julio Alberto. Hace décadas que cerró el capítulo del fútbol y ahora vive en un pueblo de menos de 20 habitantes mientras dirige su fundación, Relife. El exfutbolista de Barcelona o Atlético de Madrid conversó con Josep Pedrerol sobre su vida y su carrera y detalló especialmente cómo fue su relación con Luis Aragonés, el entrenador que más le marcó durante su trayectoria.
Antes de convertirse en futbolista profesional, Julio Alberto ganaba algo de dinero como botones o paseando perros. Todo cambió radicalmente cuando recibió su primer sueldo: 68.500 pesetas. Lo primero que hizo fue llamar a su madre y a sus hermanos y explicárselo. "Nunca había visto tanto dinero", reconoció en el Chiringuito. "Mi madre me dijo, fuera de casa ahora mismo, te vas a la calle, devuelve lo que has robado. Vinieron del Atlético de Madrid a decirle a mi madre que no lo había robado", contó.
Con el dinero compró una cama para su madre, un pijama, una bata, mochilas para los hermanos, llenó la nevera… "Me volví loco comprando cosas para la familia", explicó. "Cuando firmó su primer contrato, en aquella sala estaba Luis Aragonés, al que considera como un padre. Luis sabía todo de mi familia, de mi madre, de mis hermanos… Cuando subo a firmar, sabía todo ya. Quién es, cómo vive, dónde vive, qué hace… Esto era muy importante para Luis. Se enteraba de todo", relató.
Sobre su cara personal, Julio Alberto contó que el entrenador le decía "lo que hacía bien y lo que no hacía bien. Ha sido una persona tremendamente querida, una referencia para mí. Cuando le preguntaba una cosa, me decía la verdad". Aunque también hubo veces en que la relación se tensó. Quien se encargó de ello fue Luis Aragonés, siempre con el fin de sacar lo mejor de su lateral. "Te llevaba al límite, te gritaba...", expresó.
"Me preguntaba de qué me servía ser el jugador más rápido de España si después llegaba a la línea de fondo y le pegaba un pelotazo a la farola de la quinta gradería", contó. El técnico aplicó una solución rápidamente. "A partir de mañana te vienes a tirar 300 centros cada tarde", le soltó Aragonés. "Me puse a entrenar por las tardes, con García Cuesta y Víctor Martínez. Para aprender a poner el balón en parado, en movimiento, con el suelo mojado o embarrado…", explicó.
Las 'putadas' a Luis Aragonés
En paralelo al fútbol, Julio Alberto reveló que era un futbolista al que le iba la broma en el vestuario. Y que algunas no se pueden contar. "Yo le he hecho muchas putadas [a Aragonés]. Yo y Marcos Alonso", inició la anécdota. "Yo le he encerrado en la sauna varias veces, le puteaba. Marcos le tiraba un cubo de agua helada. Y cuando veías que gritaba, le encerrabas por la puerta para que no pudiera salir. Se mosqueaba y nos decía que no volveríamos a jugar a fútbol", relató con una sonrisa.
En una entrevista con Relevo, en 2023, contó otra anécdota con Aragonés: "Me había metido un gol en propia puerta, había dado un mal pase que había acabado en gol del Athletic… Había estado llorando en el partido y Luis lo sabía. Volviendo en tren desde Bilbao, se sentó a mi lado: "Quiero que me hagas el análisis de los próximos tres partidos", me pidió. Tras esas semanas, volvió a preguntarme: '¿Tienes la culpa de haber perdido o empatado en estos últimos? Coge el papel y dime cuántas veces han fallado tus compañeros'. Le expliqué. Me respondió algo que me sirvió para siempre: 'Nadie es imprescindible, todos somos necesarios. Y todos fallamos, incluso yo. Lo que tienes que aprender es a equivocarte las menos veces posibles'".