Cuando el Langui chocó contra el muro de la Real Federación Madrileña de Fútbol: "Se nos llena la boca de inclusión"
El artista y jugador de boccia revela cómo se frustró el Inter Atlético Pan Bendito, un club que formó para ayudar a su barrio, y su experiencia en la Comisión de Integración y Valores de la federación.

Juan Manuel Montilla 'El Langui' (Madrid, 1980) se crio en el madrileño barrio de Pan Bendito. Uno de esos lugares tildados de conflictivos, pero en los que se respira comunidad y resiliencia, virtudes que le inspiraron para hacerse más fuerte. En sus calles se apasionó por el fútbol —soñaba con debutar en el Santiago Bernabéu, aunque luego se hizo del Atlético de Madrid— y aquello le ayudó a ser menos dependiente. "Si quieres bajar a jugar, te tienes que vestir, te tienes que poner un calcetín, y como siempre te lo pone tu madre, un día te dice 'pues si no te lo pones tú, no hay fútbol'", recordaba hace unos días en este medio.
Antes de la irrupción en su vida del rap, el cine y la boccia, el fútbol fue su salvación. Por eso ha recurrido a él para ayudar a los niños y niñas de Pan Bendito y también a los del municipio marbellí de San Pedro de Alcántara, donde ahora reside. Sus buenas intenciones con estos dos clubes, que levantó gracias a su asociación A Mí No Me Digas Que No Se Puede y el dinero de su bolsillo, se han chocado de lleno con la burocracia y la falta de subvenciones. Lo peor, la sensación de que la Real Federación Madrileña de Fútbol solo le quería para la foto cuando le invitó a formar parte de su Comisión de Integración y Valores, tal y como relata en esta segunda parte de su entrevista con Relevo.
Antes hemos hablado de tu encuentro con Santillana vestido de Arconada, tus ganas de debutar en el Bernabéu y un desencanto que con el fútbol terminó haciéndote del Atleti. De adulto has formado dos clubes, ¿por qué?
Monté una asociación sociocultural que se llama A Mí No Me Digas Que No Se Puede, que eso viene por la frase de mi personaje en la película El Truco del Manco — su actuación que le valió el Goya a actor revelación, además se llevó el galardón a mejor canción—, para aportar nuestro pequeño granito de arena. Tanto con mi grupo La Excepción, como en solitario, siempre hemos hecho cosas benéficas, pero la idea era tener una asociación para brindar deporte y cultura de manera gratuita a gente del barrio que necesitara la oportunidad, porque el fútbol base se ha puesto por las nubes y las familias no se pueden permitir pagar 400, 500 o 700 euros al año y hay familias que tienen varios hijos, así que tuvimos claro montar un club donde dar becas sin coste alguno, también tenemos un taller de música, otro de radio…
Y nació el Inter Atlético Pan Bendito. Nos hemos tirado muchísimo tiempo, empezó con dos equipos y al final teníamos desde chupetines hasta juveniles, todos federados, un trabajo magnífico de todos los que forman parte del club, con director deportivo, psicóloga deportiva a pie de campo, entrenadores que han estado al pie del cañón y consiguiendo muchos logros con muchachos que no habían tenido contacto con ningún club nunca más allá de jugar debajo de su portal.
¿Y qué ha ocurrido?
Hemos hecho un kit kat, hemos tenido que cerrar el vestuario por temas económicos. Al final, se ponía muy por las nubes porque estaban federados, hemos aguantado durante muchos, muchos años, sin subvenciones, de lo que sacaba de un concierto, y durante unos años colaboraron con nosotros Gate for Children, por ejemplo. Pero luego ya se puso por las nubes. Muchas familias nos dijeron "pagamos", para que siguiera adelante, pero claro, yo no monté un club para cobrar a los jugadores, monté una asociación para poner un pequeño granito de arena, porque creo que en esas edades hay que arrimar el hombro e intentar dar cultura y deporte base a la gente, a las familias que menos oportunidades tienen.
Ahora tenemos una delegación en San Pedro de Alcántara, que es donde vivo, porque muchos chavales tienen las mismas necesidades que los de Pan Bendito. Es el Atlético San Pedro, con un femenino y dos masculinos, donde damos herramientas para que, a través del deporte, los chavales sepan gestionar su ira, su frustración, sus derrotas, sus victorias…

¿Cómo ha sido lidiar con las instituciones y la falta de subvenciones?
Es difícil que las instituciones ayuden a estos proyectos, yo he tenido muchas peleas, de darme contra un muro, de ver la realidad… En Pan Bendito no teníamos campo propio, había uno, pero de arena, que a nosotros nos daba igual, decíamos "así nos curtimos y cuando vayamos a jugar fuera de casa los chicos y la chica van a gozar porque van a tocar césped". Pero la federación no nos dejaba ponerlo como campo de casa porque no había vestuarios, estaban derrumbados, y lo solicitas al ayuntamiento y te da igual si es un partido político u otro: hasta hace poco no han terminado hacer el campo.
Piénsalo, llevamos desde 2010 y te dabas contra un muro todo el rato, porque decías, vamos a ver, nosotros somos una asociación sociocultural, no recibimos subvenciones de instituciones, de ayuntamientos, etcétera, nos buscamos la vida como sea, hacemos conciertos, lo que sea, vemos de dónde lo sacamos, pero sin coste ninguno para las familias, tenemos aquí cerca casi de 200 familias, tanto del barrio Pan Bendito como de alrededores, y no tenemos instalación deportiva. Te estamos pidiendo que nos des una instalación deportiva o que nos metas en algún sitio donde poder entrenar, donde poder jugar. Y luego veías otros clubes que están cobrando 400, 500, 700 euros a cada jugador y no les cuesta el campo y tienen el campo a su disposición… una barbaridad, con ayudas o subvenciones de otras instituciones, europeas, del ayuntamiento…
"Veías otros clubes cobrando 700 euros a cada jugador, con campo a su disposición y subvenciones... una barbaridad"
Yo he estado metido en la Federación Madrileña y ¿cuántas veces? —mira a cámara— ¿Eh, presidente? ¿Cuántas? Al final es la foto, ¡es la foto lo que quieren!: vente y hazte la foto. Luego me "decían sí, sí, sí, esto lo vamos a solucionar porque es verdad". Es que se te va un pastón, que yo estoy alquilando los campos de la federación, igual que cualquier otro club que les están cobrando a todas las familias un dinero que obvio que no le va a salir gratis, claro, porque tienen que contratar a entrenadores y las fichas y cuesta. Pero yo soy el tonto que lo quiere poner de su bolsillo, claro, pero al final estamos aquí cubriendo algo que tú como ayuntamiento no estás haciendo, que son 200 familias con una situación bárbara y no nos estáis facilitando nada y todos al final "sí, sí, vente a hacer la foto" o "retuitea esto", pero nada. Al final dices "hostia, lo que no me he comido yo con mi música, las concesiones que no he hecho con mi movida, con el cine, lo estoy haciendo con la asociación...." y te desengañas, te dan ganas de meterle una patada a todo y decir "a tomar por saco", es la cruda realidad.
Entonces, no guardas un gran recuerdo de tu experiencia como vocal de la Comisión de Integración y Valores de la federación madrileña…
Estuve dos años en la Comisión, hasta que llegó la pandemia y me fui a vivir a San Pedro de Alcántara. Cuando entré les dije "esta aportación que a mí me dais, quiero que vaya directamente a la asociación", pero eso no se podía hacer, así que me llegaba y yo lo daba a la asociación. Vi una posibilidad de estar ahí, porque a mí las instituciones no me gustan, pero era una forma de ver cómo reubicar todo esto y ver qué podemos hacer.
Yo estuve intentando levantar la liga de fútbol en silla de ruedas desde la Federación con la asociación Foothand. Eso era imposible. Allí se puso de postín el campo del Ernesto Cotorruelo, se hicieron cuatro líneas, se pusieron dos porterías, nos hicimos una foto, y no ha ido nunca nadie a entrenar, ni se ha hecho ninguna liga, ni se ha hecho nada. Y la sensación que te da era de sí, venga la foto, todo muy bonito, pero ¿cuándo se trabaja? Porque muchas veces se nos llena la boca de inclusión, está de moda la discapacidad, pero luego tú cuando verdaderamente pides y dices "vamos a hacer", no se hace, sólo es para figurar.
"Se nos llena la boca de inclusión, está de moda la discapacidad, pero luego tú cuando verdaderamente pides, no se hace, solo es para figurar"
Además, tú ves cómo el deporte repercute positivamente en los chavales, cómo les cambia la vida...
Exacto, para mí era frustrante en ese sentido, porque te llamaban por otros lados, "oye, cómo va esto" y tú dices "yo ya lo he pedido, yo ya me he reunido con el presi, pero nunca llega". Con el Pan Bendito encima entrenamos en el Cotorruelo, que es donde estaba la sede de la Comisión, que han cambiado las oficinas y se han vuelto a ir a otro edificio, que creo que mola que las oficinas de una federación de fútbol estén ahí, en el campo. Eso era guay porque estás mirando por la ventana y estás viendo los campos de fútbol y estás viendo la realidad, los equipos que vienen, y las familias… Pero aparecías ahí pero llegabas y te decían "mira qué bonito ha quedado", "venga, vente a hacer la foto", "presi, ponte", "¿qué tal Langui? vamos a hacer, vamos a hacer", pero... ¿cuándo has hecho?
Te has dado de lleno contra la burocracia, ¿pero ha merecido la pena?
Claro, me gusta mucho cuando ves a los chicos que han entrenado en el club, que sabes sus circunstancias y el barrio, sabes que alguno es carne de cañón, que casi no tienen muchas esperanzas, y entran ahí en el club y pico y pala y hacen el cambio ellos mismos. No sólo porque tengas buenos entrenadores o porque tengas una psicóloga deportiva guay o porque la familia está empujando, al final es uno mismo el que tiene que hacer el cambio. Y ahora son cadetes, y forman parte del club porque ya entrenan a los chupetines, y están estudiando, poniéndose las pilas y queriéndose sacar el título de entrenador y, hostias, con uno, ya mereció la pena de tanto esfuerzo y piensas en todo lo que te has comido y en toda la pasta que has puesto y en todo el tiempo, que el tiempo es oro porque cuando haces esto, ese tiempo no se lo estás dedicando a tu familia o a otros proyectos tuyos, ¿no? Pero cuando ves eso, con uno, se te saltan las lágrimas y dices " ya ha merecido parecido la pena".