FC BARCELONA

El "no pot ser!" de Laporta avanza que el Barça puede estallar por cualquier sitio

El riesgo de ser tercero destapa las grietas con las que ni siquiera ha nacido aún el nuevo proyecto de Xavi en el Barça.

Joan Laporta./EFE
Joan Laporta. EFE
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

Se removía Joan Laporta en el palco de Montilivi, atónito, conteniendo la furia interior por ver al Barça siendo arrasado por el Girona, que de paso le adelantaba en la clasificación. Testigos presenciales aseguran que su enfado era visible, traducido en un puñado de "no pot ser!" [no puede ser], goleado de nuevo por los chicos de Míchel, cuatro goles en los dos envites para demostrar lo que es un equipo que funciona como un reloj.

Todo lo contrario que el Barça, donde el minutero va por un lado y el horario por otro, hasta el punto de que ya ni da la hora por casualidad. La reacción del presidente, aunque esta vez no volaron pastelitos, fue propia del culé más indignado. Mientras, en sala de prensa, Xavi sorprendía asegurando: "En los cuatro partidos contra los dos equipos que están por delante de nosotros (Madrid y Girona) hemos sido superiores".

El caso es que, aunque Xavi diga que su continuidad no corre peligro, el estado de nerviosismo e incertidumbre en el que vive instalado el Barça aconseja no descartar ningún escenario. No lo hacen internamente. Ser tercero es un fracaso con el que nadie contaba hasta el sopapo del Girona.

Porque no es solo haber entregado la Liga prácticamente desde enero, ni haber caído goleado en la Supercopa contra el Madrid (4-1), en Copa del Rey (4-2 contra el Athletic) y en Champions (1-4), sino ser terceros, y perder plaza en la Supercopa de España más mínimo cinco millones de euros, contra un club como el Girona. Duele especialmente en la Junta esta circunstancia, un equipo catalán, lejísimos del Barça en historia, recursos y posibilidades, que sin embargo ya sonrojó a los culés en Montjuïc. No es el Atlético u otro histórico quien empuja al Barça fuera de Arabia.

Con el Madrid campeón y a un paso de otra final de Champions, el Barcelona se medirá a Real Sociedad, Almería (ya descendido), Rayo y Sevilla en cuatro jornadas para recuperar la segunda plaza a un Girona que se enfrentará a Alavés, Villarreal, Valencia y Granada. Un mes de mayo que se hará larguísimo en Can Barça, porque el ruido del mercado crecerá sin parar desde ya. Y ahí aflorarán las no pocas desavenencias entre los deseos de Xavi y los de la dirección deportiva.

El caso Vitor Roque es la mayor constatación de la disparidad de criterio entre el cuerpo técnico y Deco. Es difícilmente digerible que el club, en la situación en la que está, se gaste 30+31 millones de euros en un futbolista y no cuente para el entrenador. Suma 310 minutos desde enero. Y no juega desde el 13 de abril contra el Cádiz. Ya hasta se plantea una salida en forma de cesión.

En cuanto a las altas y las bajas, también hay distinto criterio en algunos casos. El club necesita vender, y en esa ventas se sitúan jugadores del peso de Araujo o De Jong con los que Xavi cuenta. Por el contrario, se adivina que el club intentará quedarse con los Joaos, lo que para nada convence a Xavi. Con Lewandowski todo puede pasar. Guido está muy enfocado como oportunidad de mercado, toda vez que Romeu salió cruz, apuesta de Xavi, por cierto. El técnico seguirá dando la matraca con Kimmich y Bernardo, mientras que Deco quiere también músculo para un centro del campo muy liviano, con Onana (Everton) en la lista. En la renovación de Sergi Roberto también ha tenido que ver Xavi.

Habrá fichajes, dependientes de las ventas y también de alguna famosa palanca, la penúltima que se busca la entrada de 100 millones de la prima de renovación de Nike. Se empieza un proyecto con demasiadas cosas debajo de la alfombra. Todos saben quién apoya a quién, porque ni mucho menos hay consenso. Y todavía queda un mes de competición. Guardiola se fue antes de que empezaran a hacerse daño. En este Barça, conviven con ello sin el menor de los rubores.