El largo viaje de los chavales del Shakhtar: una ciudad deportiva en ruinas, refugios antibombas y 24 horas de viaje hasta Barcelona
Los juveniles del Shakhtar compiten en el MIC.
![Uno de los equipos de fútbol base del equipo ucraniano./SHAKHTAR](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/28/media/cortadas/shakhtar-RiJR8tq9ki7Xc8IDfHC838N-1200x648@Relevo.jpg)
Poco después de llegar al hotel de Lloret de Mar, todos los jugadores del Shakhtar Donetsk Sub-18 se juntaron para ver a la selección. Ucrania se jugaba un puesto en la Eurocopa y le ganó 2-1 a Islandia. Mudryk, que en su día estuvo en el mismo lugar que ellos, soñando con llegar al primer equipo, fue uno de los goleadores. "La selección es un orgullo para nosotros. La pudimos seguir por internet y celebramos su victoria", cuenta a Relevo su entrenador, Sergey.
Aunque la guerra parece que alcance cotas más altas o se enfríe en función de lo que informen los medios de comunicación, la realidad es que no se ha detenido. "Nos tenemos que adaptar constantemente", comenta un miembro del cuerpo técnico del Shakhtar que ejerce también como traductor. Los del Donbass, aunque hace años que no pueden pisar su tierra, han viajado durante horas para poder participar en el MIC.
"No ha sido fácil llegar hasta aquí", comenta con una sonrisa cansada un miembro del staff. El viaje duró 24 horas. Partieron desde las afueras de Kiev, donde la academia está instalada, y fueron en autobús hasta Varsovia, donde el primer equipo ha jugado como local en Champions League. En total, 18 horas por carretera porque el riesgo de volar por el cielo ucraniano es demasiado elevado. Puede ser fatal.
El equipo llegó a Varsovia a las seis de la mañana y una hora más tarde tomó un vuelo hacia Barcelona. Ya en tierras catalanas, una hora más de autobús hasta la Costa Brava. Aun así, las piernas les dan para competir. "Nos hace ilusión estar aquí por primera vez", comentan. "No es bueno para los jugadores un viaje tan largo, pero nos hemos recuperado rápidamente. El esfuerzo de los chicos está siendo impecable", apunta su entrenador después de ganar al CP Sarrià de Barcelona.
Están reconstruyendo su academia, destrozada por las bombas
Tras el inicio de la guerra, el Shakhtar trasladó toda su academia a Split. Los niños pudieron seguir compitiendo jugando a fútbol, pero lejos de su casa. Ahora han regresado a Ucrania y juegan a las afueras de Kiev. "Estamos reconstruyendo nuestra academia para que los chavales puedan jugar. La clave es adaptarse…", insiste Sergey.
Aun así, los partidos siguen siendo sin público en las gradas y los entrenamientos tampoco son fáciles de llevar a cabo. "Cada rato suenan las alarmas porque nos lanzan misiles y tenemos que detener las sesiones y encerrarnos en los refugios subterráneos durante un mínimo de una hora, hasta que las alarmas dejan de sonar", explican.
Desde que empezó la guerra, el fútbol base ucraniano ha visto como muchas de sus joyas han abandonado el país. Hablan orgullosos de su Sub-19, que compite en Youth League, pero también de todos los chicos que se han marchado a Bayern de Múnich, Borussia Dortmund o Bayer Leverkusen. "Nos alegramos por ellos, pero al mismo tiempo echamos de menos su talento… Ahora mismo, no podemos hacer nada más", cuentan resignados.
A diez kilómetros de Quart, donde disputó el encuentro mañanero el Shakhtar, brillan dos de sus referentes nacionales: Tsygankov y Dovbyk. Ellos, mientras tanto, se olvidan de la guerra durante un rato, lejos de sus casas. "El fútbol es la mejor medicina", apunta Sergey. "Siempre nos queda gasolina para jugar", cierra.