¿Cuál es la afición más fiel de Primera?

Fiel, que guarda fe, o es constante en sus afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones y no defrauda la confianza depositada en él. Esa es la definición de la RAE. Constantes en sus afectos son los amigos, las parejas… ¿y también las aficiones de fútbol? La constancia en el amor también ocurre en el campo: arropando siempre al club, celebrando en cada jornada sus goles y vitoreándolo incondicionalmente. Una constancia que hemos medido con los números de asistencias, y en la que unos equipos salen mejor parados que otros.

Estar a las duras y a las maduras en el estadio es la prueba de esa fidelidad pero, para varias aficiones, también es el talón de Aquiles. En Relevo lo hemos comprobado con la variación en porcentaje del número de asistentes en la posición intermedia de todos los encuentros (la mediana) en esta temporada en competición doméstica. Es la otra clasificación de LaLiga, el ránking de los aficionados según su constancia.

El siguiente gráfico muestra la realidad: no todos los clubes perdonan que un partido no sea contra Real Madrid o Barça o disputarlo en lunes en vez del sábado. A equipos como Osasuna, Betis o Rayo no les afectan tanto estas circunstancias; a otros como Elche, sí. Jugarse algo también influye: Espanyol, Getafe o Valencia han atraído más a su afición de forma consecutiva en tiempos revueltos ante el descenso.

"Más que una afición es un sentimiento o una religión que va mucho más allá de un resultado o un título". Así entiende Juan de Dios, presidente de la Federación de peñas del Betis, las cifras sin altibajos de los espectadores en el Benito Villamarín. No solo es la RAE: también este cargo añade la palabra "fiel" en sus explicaciones sobre la constancia de la masa bética. Sea cual sea el día o el horario, "para el aficionado ver a su equipo en el estadio es lo primero", afirma.

Las matemáticas también contribuyen: en Osasuna, el número de socios "se acerca al 90% de la capacidad del estadio", según nos comenta el club, lo que explica la poca variación al alza. "Después de los socios, los pases que tienen los empleados, jugadores de cantera y clubes convenidos, apenas podemos sacar a la venta 800-900 entradas en cada partido", apuntan. Pero el compromiso de la afición hace que esos cálculos también favorezcan a la baja: existe "desde hace años la posibilidad de que se ceda el abono si no se va a asistir y sacarlos a la venta, algo que funciona bastante bien". Su receta del éxito se resume en "una demanda alta para entradas, una oferta baja y una muy buena temporada deportiva".

Pero no es oro todo lo que reluce en las aficiones más constantes. El factor matemático de una alta masa social frente a un aforo "muy chiquitín", pero también abonos muy baratos por ser "candidato a descender todos los años" y porque "el estadio es una ruina" marcan la constancia del Rayo, según la voz crítica de una de sus peñas. No considera el perfil del abonado como constante en las épocas malas, pero ahora vuelve porque "quiere recuperar costumbres de antes".

Y, entretanto, una "teoría oculta" según esta fuente: la suposición de algunos de que Raúl Martín Presa, presidente del Rayo, querría ocupar las gradas para "alegar que el estadio se ha llenado constantemente" y "llevarse el estadio a otro sitio para hacerlo más grande". Para esta persona, supondría lo que llama un "Getafe 2.0": "Un estadio grande pero no integrado en la ciudad", algo en contra de otro de los fuertes de esa constancia: estar en pleno Vallecas y no a las afueras.

En nuestro ránking de la constancia, no importa ganar o perder, pero sí quiénes están cuando el club gana o pierde.

"Piensa en nueve y diez horas trabajando del tirón en una fábrica, que sales reventado, si al día siguiente a las siete u ocho de la mañana tienes que estar trabajando otra vez". Mario Payá, vicepresidente de las Federaciones de peñas del Elche, expone así cómo ser "una ciudad muy industrial", enfocada en el calzado, los hace vulnerables a ciertos horarios de los partidos. "El calzado es un sector que, a día de hoy, debido a la pandemia, ya no es estacional", comenta Payá, y "hay que aprovechar cuando hay pedidos", vengan cuando vengan. "Echar muchas horas de trabajo para el pedido", la conciliación y el clima son para él la bomba de relojería perfecta contra la afición. "Una situación social y cultural que en Elche se escenifica más", concluye, frente a otros núcleos más turísticos.

Pero no solo el trabajo tiene la culpa, apuntan desde las peñas. "Mucha gente se ha hecho abonada del Elche porque quiere fútbol de primera, no porque sea acérrimo al Elche", según Payá. Explica que "en la provincia de Alicante llevábamos mucho tiempo sin ver un equipo en Primera División", atrayendo a pueblos y provincias alrededor. "En partidos donde vienen estos equipos, el estadio se llena con peñas de Benidorm, de Torrevieja, de Alicante…", aficionados "que vienen a ver al equipo rival, no al Elche", señala también Carlos San José, presidente de la Peña Altabix.

Por el interés te quiero, Andrés. Una situación que también sale a colación en Cornellá. "La afición del Espanyol sí es constante, los 16 mil que vamos todos los partidos", comenta el presidente de una peña sobre unas cifras que, a veces, solo rozan o superan por poco esa cantidad. Pero sus palabras desvelan después la infidelidad del resto: "Luego están en el estadio aquellos con los que hablas y te recuerdan que son más pericos que tú, pero que solo vienen cuando los invitas o se aprovechan de las entradas de bajo precio". De hecho, las promociones en la campaña "Camino a la Salvación" funcionaron en las gradas, según otros testimonios, aunque no en resultados.

Una afición más "local", "familiar" y "de abuelos a nietos" explica las cifras del Villarreal, según el presidente de su Agrupación de peñas Javier Pérez. "Cuando son fiestas hay un bajón de asistencia enorme", como en los recientes festejos de San Pascual: "Veías el campo y decías 'Madre mía, ¿dónde está la gente?' La gente estaba en los toros, en las peñas o de fiesta". "Tienes una boda y prefieres irte al fútbol", nos comenta sobre el sentir de algunos socios ante eventos como, ahora, las comuniones. Y sentencia: "Somos los que somos, todos tenemos una vida y no podemos hacer siempre lo que queramos".

Las estrategias de unos equipos no funcionan en otros. Por un lado, los castigos: el Betis penaliza a los seguidores con carné bonificado que no van al estadio pero en el Rayo "nadie se va a enterar" según afirman desde las peñas, medidas que no se pueden permitir en el Elche según Payá. Por otro, los premios: equipos como el Rayo tuvieron en prepandemia "un abono de descuento para el año siguiente" por el nivel de asistencia, pero el Villarreal, a la cola de la tabla, fue pionero en los "carnets oro, plata y bronce", según Pérez.

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Los malos resultados afectarían a la afición, y no al revés, según las fuentes del Elche y el Espanyol. "Hasta principios de año la gente estaba respondiendo", comenta Payá de la afición ilicitana, pero sumar "la mala situación del equipo, los malos horarios, el mal juego del club" tiene una consecuencia clara para él: "La gente se desanima, se cabrea y decide no ir". "El error viene desde arriba, la afición no ha tenido nada que ver", comenta también sobre el Elche San José, quien alude a la "mala planificación" y la "mala reacción" del club en este curso. El día de la mayor goleada del Elche al rival en esta temporada, contra el Rayo, fue también el día con la menor asistencia al campo.

Querer mucho frente a querer bien. Es en este punto donde los afectados en esta estadística sacan pecho de sus valores. La afición ha sido "una de las pocas noticias positivas" para el Elche según Payá: "Bastantes aficionados queridos, todos animando, todos a una, sin reproches al equipo ni a la directiva". Respecto al Villarreal, "lo bonito que tenemos es que somos una familia", responde San José sobre ser una afición local, pero que tiene "socios en lista de espera". También echa mano de palmarés: obtuvieron "el premio Panenka a la mejor afición porque demostramos que acompañamos al equipo siempre que podemos y estamos siempre con ellos" y consiguió el récord de desplazamientos de la afición antes de la COVID-19.

La capacidad de atracción cuenta y la constancia no la marca solo el socio que siempre está, sino la masa que cada partido atrae por su importancia. Pero los números han hablado: mientras que las celebraciones del gol suenan igual en las casas de Osasuna, Betis o Rayo, en los campos del Elche, Espanyol y Villarreal no siempre se vibra lo mismo. Un sonido ambiente distinto que ahora tiene explicación pero también una moraleja a través de los testimonios: cada afición quiere a su equipo a su manera.