¿Alguien sabe hacia dónde se dirige este Sevilla?

El Sevilla vuelve a la UCI. Si Jorge Sampaoli, con esa mejorada imagen como local hasta el partido de Osasuna, consiguió meterlo en planta y con un pronóstico favorable, las dos derrotas seguidas, con el bochorno del Metropolitano incluido, han supuesto un paso atrás en la recuperación e incluso han colocado en la diana al argentino, el hasta entonces sanador del equipo. ¿Qué ha pasado para esa involución en el momento más inesperado? Esa pregunta se hace el sevillismo, que observa con resignación una temporada en la que demasiados interrogantes han ido quedando en el aire.
Todo ha cambiado en Nervión en apenas 15 días. De coger la calculadora para medir los puntos hacia la Europa League o ilusionarse con la competición europea tras eliminar al PSV a buscar de nuevo culpables sobre una situación que vuelve a generar máxima preocupación. El recuperado pulso del Sevilla vuelve a perderse y hasta los propios jugadores, con Acuña como máximo exponente en dos partidos seguidos -ante Osasuna con el papelito y tras el Atlético con sus declaraciones- piden a gritos que alguien salga a la palestra a poner orden.
Tampoco la situación de la entidad ayuda a la necesaria calma. La cúpula directiva está más pendiente del juzgado, con esa decisión del Mercantil que se espera para comienzos de la próxima semana y que podría suponer un vuelco absoluto al gobierno del club. Tampoco Monchi da demasiadas señales de vida, tras asumir a regañadientes decisiones de los que mandan y sentirse en medio de una batalla de la que no es partícipe. Mientras, José María del Nido Benavente se reafirma en esos mensajes que venía repitiendo desde hace algún tiempo y que la situación deportiva, económica y social de la entidad los carga de argumentos.
¿Todo pasaría por destituir a Sampaoli? Si esa fuera la solución a todos los males del Sevilla, el argentino ya no sería entrenador del Sevilla. Pero tampoco despedir a Julen Lopetegui, el exitoso entrenador de los tres años anteriores, supuso enderezar el rumbo de una entidad que lo tiene perdido en los últimos tiempos. Mirar al banquillo siempre fue lo más sencillo, pero los problemas de este Sevilla se encuentran mucho más allá. La desconfianza se ha instalado en el seno de una entidad, que parece esperar a que el juzgado le otorgue una nueva brújula, aunque el fútbol nunca casó bien con los jueces.
El Sevilla se metió en un laberinto del que continúa sin encontrar la salida. 25 puntos menos que la pasada campaña a estas alturas exhiben ese descalabro deportivo, pero no todas las razones que han llevado al mismo proceden de la hierba. Fenerbahçe y Almería esperan en el horizonte del Ramón Sánchez-Pizjuán y ya veremos cuál es resaca del Juzgado de lo Mercantil número 2. Por acción u omisión son horas de toma de decisiones. ¿Pero alguien sabe hacia dónde se dirige este Sevilla?