Álvaro Rodríguez se derrumba tras ser cambiado cuando ya había sido suplente y Bordalás se defiende: "Es fútbol profesional"

No fue un buen viernes para el Getafe. El conjunto madrileño cayó derrotado ante el Espanyol en su visita a Cornella y, además, perderá por sanción a Uche, que vio la roja directa en la segunda mitad tras una dura entrada sobre un jugador perico. A mayores, uno de sus jugadores dejó una de las imágenes de la jornada tras derrumbarse en el banquillo al ser sustituido. Fue Álvaro Rodríguez.

Todo tiene una explicación. El canterano del Real Madrid partió como suplente frente al cuadro catalán. Su lugar en el once lo ocupó el turco Bertug Yildirim, que no estuvo nada acertado en los primeros 45 minutos. Por ello, Bordalás decidió dar entrada al uruguayo en el descanso. Sin embargo, su presencia tampoco dio alas a su equipo y a falta de diez minutos para el final, volvió al banquillo.

Extrañado, Rodríguez se dirigió a la zona en la que estaban el resto de suplentes, donde se sentó en una esquina del mismo. Allí, unos segundos después, se llevó las manos a la cara y comenzó a llorar sin poder ser consolado. Rápidamente se dio cuenta su compañero Yellu, que trató de ponerle una camiseta por encima para que las cámaras no recogiesen el momento.

Bordalás, que acostumbra a no morderse la lenga, explicó en sala de prensa lo ocurrido y le restó importancia. "Si no tuviéramos un jugador menos no le hubiera cambiado. Pero quería dar entrada a Borja y debía quitar a alguien de arriba. No he hablado con él, pero seguro que lo entenderá porque esto es fútbol profesional. El jugador siempre quiere jugar, pero nosotros tenemos que buscar lo mejor para el equipo", apuntó.

No está siendo una temporada sencilla para Álvaro. El uruguayo llegó a Getafe tras despuntar en las categorías inferiores del Real Madrid, pero no ha tenido las oportunidades deseadas. Hasta el momento, ha disputado 663 minutos repartidos en 18 encuentros en los que ha anotado dos goles. Está por ver si lo ocurrido ante el Espanyol le refuerza o, por el contrario, le afecta en su estado anímico.