FC BARCELONA

La relación Laporta - Rosell: el ego, traiciones, el pollo de los domingos y las últimas llamadas

La relación entre Joan Laporta y Sandro Rosell vuelve a estar en la cuerda floja.

Laporta y Rosell juntos en la directiva del Barça entre 2003-2005. /AGENCIAS
Laporta y Rosell juntos en la directiva del Barça entre 2003-2005. AGENCIAS
Alex Pintanel

Alex Pintanel

"Hay amores que matan", dice la letra de la canción de Pimpinela. Y así es exactamente la relación entre Laporta y Rosell. Una relación de altibajos. Con más bajos que altos. Tanto Joan como Sandro están subidos en una montaña rusa de emociones. Un día nos acercamos aunque sea un poco pero un mes más tarde me vuelvo a distanciar y no quiero saber nada de ti. Lo cierto es que a pesar de arrancar juntos el camino de la reconstrucción del Barça, el vínculo entre ambos nunca ha llegado a ser perfecto.

Jordi Moix, el que fuera el hombre fuerte de Josep Maria Bartomeu como responsable de la remodelación del Camp Nou, fue el encargado de presentar a Laporta y Rosell. Se juntaron en 2003 con la victoria de Joan Laporta en las elecciones a la presidencia del Barça. El actual presidente alargó su primer mandato hasta 2010. Una de sus personas más cercanas, aunque en la sombra, fue Sandro Rosell, vicepresidente deportivo. Sandrusco, como le llamaba Laporta, duró en el cargo dos temporadas; hasta 2005. Acabaron mal muy pronto. Se marchó reprochándole al president su cambio de actitud durante sus dos primeros años de mandato.

Una disparidad de criterios constante que además se revestía de una gran falta de comunicación. En un escrito, Rosell aseguró que "el Barça ha de ser siempre un club democrático. Joan, tienes que dar un golpe de timón. Me he equivocado al invertir horas, contactos y sacrificios en un proyecto que Laporta ha desvirtuado".

Sandro se marchó del club atacando, y a partir de ahí su relación con Laporta entró en un callejón sin salida que ha vivido y pasado por muchos momentos pero que actualmente se encuentra sobre un alambre a pesar de algunos intentos para acercar posturas.

Nunca tuvieron una relación cercana

"Es verdad que podría haber jugado en otros clubs incluido el Manchester United pero acabé yendo al FC Barcelona gracias a mi amistad con Sandro Rosell, que fue clave en mi fichaje", explicó en su día Ronaldinho. El fichaje del brasileño el verano de 2003 se lo trabajó y lo cerró Sandro Rosell tras varias semanas de negociaciones secretas y aprovechando su gran relación con la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol).

Foto de archivo con Sandro Rosell y Ronaldinho.  AGENCIAS
Foto de archivo con Sandro Rosell y Ronaldinho. AGENCIAS

Ronnie acabaría siendo la pieza angular del nuevo proyecto que dirigía Frank Rijkaard desde el banquillo y Joan Laporta desde las esferas más altas. El atacante carioca ganó dos Ligas, una Champions League y dos Supercopas españolas de 2003 a 2008. Fue un fichaje de Sandro y no de Laporta. Ese fue uno de los principales problemas. No había feeling entre ellos, y prácticamente no lo ha habido en ningún momento.

Según hemos podido saber en Relevo, Sandro quiso aprovechar aquel momento para dominar la secretaria técnica y empezar a tomar decisiones sobre los fichajes. Rosell no acabó de encontrarse con Txiki Begiristain, director deportivo en la primera etapa de Laporta, ni con Johan Cruyff, que se encargaba de asesorar al president. Esa fue la razón de gran parte de sus problemas, que acabarían con Rosell fuera del club.

Rosell presidente en 2010 para “cargarse” el laportismo

"Cuando Sandro llegó a la presidencia lo que hizo fue cargarse el laportismo y todas las cosas que estuvieran relacionadas con él", nos cuenta gente cercana al entorno del actual presidente culé. Con ideas políticas distintas, relación institucional al margen, Laporta y Sandro intentan no coincidir públicamente.

Nada más llegar al cargo, Rosell cuestionó la figura de Johan Cruyff como presidente de Honor del Barcelona, un distinción que se la había otorgado Laporta meses atrás. Poco después el holandés se personó en las oficinas del club para devolver la insignia. Sandro quería que fueran los socios los que tomaran una decisión pero Johan se anticipó. "Parece que soy una molestia, imagino que estoy molestando o lo que sea, por lo tanto la devuelvo", explicaba el influyente técnico neerlandés.

Otra damnificado fue Pep Guardiola. La relación entre el actual entrenador del City y Sandro se fue deteriorando con el paso de los meses. Discrepancias en los fichajes y en la manera de hacer las cosas acabaron por separar los caminos de ambos. El de Santpedor apostó ciegamente por el fichaje de Chygrynskiy. Tras una mala primera temporada, Guardiola quiso darle otra oportunidad sabiendo la dificultad que conllevaba el primer año en un club como el Barça, pero Rosell, apoyándose en un momento económico delicado, apostó por su traspaso.

Rosell y Pep Guardiola en una imagen de archivo en 2010.  AGENCIAS
Rosell y Pep Guardiola en una imagen de archivo en 2010. AGENCIAS

“Ya no hacemos fotocopias en color”

"Al llegar vimos que la deuda del club era mucho mayor de lo que se decía. No había caja, pero poco a poco hemos puesto orden", explicó Rosell que apostó por una política de ahorro. "Soy austero y duro. Incluso pierdo amigos. Quitamos el catering en los actos, a nuestros guardaespaldas...". Y lo que sonó más surrealista: "Se han dejado de hacer fotocopias en color en el club. Ahora las hacemos en blanco y negro y ahorramos en tóner", añadió el expresidente.

Cuando Rosell llegó al cargo en julio de 2010 otra de las decisiones que tomó fue la de eliminar las tarjetas VISA. Se dieron a conocer los gastos no corrientes de la anterior Junta, presidida por Laporta, que incluían 6,5 millones de euros entre Jets privados, restaurantes, catering del Camp Nou o viajes no deportivos. Incluso Rosell llegó a acusar a Joan Laporta de comprar el pollo de los domingos con la VISA del club.

Otro manotazo para la junta saliente que dejaba bien patente las discrepancias de dirección entre Laporta y Rosell. A pesar de haber intentado limar asperezas, de cara a la galería, la relación sigue siendo punzante. Rosell estuvo 21 meses en prisión. "Me llamó Laporta al salir de prisión", admitió Sandro. "Y estuvo muy bien", agregó. "Estuve hablando con él mucho rato. Incluso después nos vimos. No sé si es una reconciliación. Le dije "Osti Jan, yo no te hubiera llamado a ti". Me encanta que tu lo hagas hecho", se sinceró Rosell.

“No le quise coger el teléfono a Laporta”

Nada más lejos de la realidad. El último episodio lo estamos viviendo estos últimos días. Sus caminos van en paralelo y no quieren cruzarse. La grave acusación del excomisario Villarejo asegurando que Laporta había filtrado información para culpar a Rosell y facilitar posteriormente su entrada en prisión ha sido el detonante.

Rosell se niega a creer la versión de Villarejo. "Quiero no creérmelo. Me enfadé mucho sólo pensando que el 1% sea verdad. Son dos años en la prisión. Es durísimo. Me afectó. Yo me creí todo lo que dijo, menos lo de Laporta. Lo dejé aparcado, en la nevera. No me lo quiero creer. A Jan lo conozco desde los 17 años. Hemos tenido una relación de amor y desamor. No sé si la fuente no es creíble", duda el antiguo presidente blaugrana.

"Laporta me llamó, pero no lo quise coger el teléfono porque estaba muy enfadado. Una de las cosas que aprendes con los años es que las decisiones se han de tomar en frío. Quiero analizar y llegar hasta el final", explica Rosell. Ante esta acusación el Barça tomará cartas en el asunto y presentará una querella contra Villarejo.