El Atleti se atasca y recupera las dudas

El Getafe arrancó un punto más que inesperado de su visita al Atlético (1-1). Los colchoneros generaron más y fueron mejores, pero volvieron a pagar su falta de acierto en los metros finales y la ausencia de lo que antaño fue el arma más peligrosa de los equipos del Cholo: oficio. El cuadro rojiblanco sufrió para abrir el marcador y cuando lo consiguió, obra de Correa en el minuto 60 con suspense del VAR, dejó escapar el botín en la recta final, víctima de una mano de Saúl en el área, de esas que ahora siempre se pitan y que transformó Enes Ünal. El Simeone más puro nunca hubiera perdonado algo así.

Hubiese sido la tercera victoria consecutiva en LaLiga y el carpetazo a las dudas, pero no hay paz para este Atleti condenado a sufrir. El empate, más allá de la mano de Saúl, estuvo manchado de polémica: ni Mateu Lahoz ni González González, desde Las Rozas, apreciaron un posible penalti por agarrón de Djené sobre Morata en la primera mitad. Además de pena máxima, hubiese supuesto la segunda tarjeta del central. Mateu mandó seguir y nadie le corrigió.

En ese río revuelto pescó el Getafe, que contaba sus cinco partidos de este 2023 por derrotas. En el Cívitas fue un equipo más serio que en semanas anteriores: Arambarri le dio equilibrio después de cuatro meses en la enfermería y Ünal fue su faro. Está por ver si la igualada salva la cabeza de Quique. Sus dardos en la previa parecieron envenenados mensajes de despedida, pero es francamente difícil colmar la paciencia de ÁngelTorres, partidario hasta el extremo de aguantar a los entrenadores. Y más después de sumar en un escenario así.

El Cholo juega con una ventaja de la que, síntoma de salud, no disfrutan ni Xavi ni Ancelotti: su equipo juega un partido por semana y no acusa el desgaste. Lo hace porque fracasó en Champions y no pasó de cuartos en Copa, pero todo eso ya está contado. Ahora solo hay un objetivo: salvar los muebles y acabar en Champions. Lo mínimo exigible para una plantilla que rebosa talento y que debería aspirar a mucho más. Las victorias contra Valladolid y Osasuna y la correcta imagen en el Bernabéu alejaron ciertas dudas. El empate ante el Getafe despejó otras: no habrá vacuna para dejar de sufrir. El Atleti fue superior, pero el marcador dice que no pasó del empate en casa ante el penúltimo clasificado. Sin excusas. Hay que pedirle más.

A mí y a casi todo el mundo. Los colchoneros jugaron otra vez de inicio con cinco campeones en Rusia y Catar: Lemar, Griezmann, Nahuel, De Paul y Correa. Todos, salvo Angelito, han estado en la diana durante un tiempo prolongado y han logrado darle la vuelta a la tortilla. El empate final no debe opacar el partido de varios de ellos. Con Molina se cebaron, sin darle tiempo a acostumbrase a la grandeza de un club como el rojiblanco, y ha callado bocas. De Paul también ofrece señales para la esperanza: estuvo bien en el Bernabéu y El Sadar y mantuvo la línea contra los de Quique. Él es el único que todavía no ha encontrado la disculpa del público. Si mantiene la tendencia y su equipo gana, recibirá pronto el indulto.

"¡Ata ya a Ünal!". El turco, tantas veces vinculado al Atleti, volvió a ser la luz del Geta. Ha vuelto a un nivel cercano al de la temporada pasada y amenaza cada vez que recibe la pelota. Lo malo, para él y para Quique, es que le llegan pocas. Este verano volverá a estar en el mercado y Simeone necesita a un delantero como él. Es puro Cholo: ideal para jugar directo, potente al espacio y con un golpeo demoledor. Si genera lo que genera en uno de los equipos que menos pisa el campo contrario de toda LaLiga, su encaje en un contexto como el colchonero tendría casi garantizado el éxito.

Simeone dedicó su comparecencia previa a pedir unidad, a exigirle a su hinchada que prendiese el infierno de años atrás y que diese por zanjada la división. Al Metropolitano el mensaje le entró por un oído y le salió por el otro. La masa social vive fracturada y el equipo lo paga. Unos cargan contra Gil y otros responden con estruendo; unos cantan con Simeone y otros manifiestan su disconformidad con la labor del Cholo. Y así durante 90 minutos, mientras el Atleti se juega la vida (deportiva y económica) para entrar en Liga de Campeones. Los colchoneros acostumbran a jugar mejor a domicilio (20 puntos en LaLiga) que en casa (15) y han dejado de ver su estadio como un fortín. No puede haber nada peor.

El valenciano volvió a pitar después de más de un mes en la nevera, condenado por su desastroso arbitraje en el derbi de Barcelona del 31 de diciembre, y solo tardó un minuto en llevarse la mano al bolsillo, la segunda más rápida de LaLiga. Acertó: Djené se merecía la tarjeta. Cada vez queda menos de aquel central dominante y que despertó el interés de grandes como Arsenal o Sevilla, dispuestos a depositar exageradas cantidades de dinero para arrancarlo del Coliseum. Djené es cada vez menos seguro y juega menos concentrado. Es el ejemplo perfecto del derrumbe gradual del Getafe de Quique: ha pasado de ser una roca a concederlo todo. El técnico tiene mucha culpa en la situación que vive su equipo, pero algunos jugadores también deberían mirarse al ombligo.

Cada vez hay más voces en el club que no comprenden la tardanza de Torres en destituir a Sánchez Flores. Ante el Atleti, el club que tantas alegrías le dio y donde con tanto cariño le recuerdan, pudo haber salvado un match-ball decisivo. El resultado, en cualquier caso, no debe esconder la tendencia: su Getafe está en descenso y solo disparó una vez a portería. No hay consenso, pero en un club tan presidencialista como el azulón ya se sabe quién manda. En la previa del partido, Quique elogió su intuición. Tendrá que ser su olfato quien dictamine si le da otra oportunidad... o si ya es hora de cortar por lo sano.