Zakharyan saca a pasear su cañón para tumbar al Leganés y Kubo y Olasagasti se unen a la fiesta

Se ha hecho de rogar, pero Arsen Zakharyan ha sacado a pasear el cañón que se le presuponía en su pierna derecha. Siempre se dijo, desde su llegada a Donostia en agosto de 2023, que una de las virtudes del futbolista rusa era su golpeo, pero hasta la fecha solo lo había mostrado a cuentagotas. Después de un arranque de temporada para olvidar por culpa de una lesión, 'Zakha', en su primer partido de la temporada como titular, por fin ha mostrado sus dotes como francotirador. Y lo ha hecho a lo grande, marcando quizá uno de los mejores goles en la historia del nuevo Anoeta, contribuyendo de manera decisiva en la victoria de la Real Sociedad ante el Leganés.

Zakharyan puso el balón en la escuadra de la portería de un Dimitrovic que se estiró todo lo que pudo, pero nada pudo hacer para detener el obús del ruso, al que, eso sí, le dio todo el tiempo de mundo para prepararse y poner el balón donde quiso. Llama la atención que los jugadores del Leganés no supieran cómo se las gasta el jugador de la Real Sociedad. Pablo Marín vio solo a su compañero en la frontal del área. Le pasó el balón y Zakharyan ni lo dudó. Zapatazo y a la cazuela.

Lo celebraron más sus compañeros, incluso los del banquillo, que el propio Zakharyan, al que otra de las cualidades que le definen es su extremada timidez. Se limitó a esbozar una leve sonrisa para celebrar su primer gol de la temporada y el segundo desde que aterrizara en Donostia en agosto de 2023 procedente del Dínamo de Moscú. La entidad blanquiazul apostó de manera decidida por una de las estrellas del fútbol ruso a pesar de sus 20 años de edad. Tras el acuerdo alcanzado entre ambas entidades, Zakharyan vestiría durante seis temporadas la casaca txuri urdin, con una cláusula de rescisión de 60 millones. La Real pagó por Zakharyan un traspaso cercano a los doce millones de euros por un mediapunta diestro de gran calidad y visión de juego. Pero desde su llegada solo ha dejado destellos.

Hasta el día de hoy frente al Leganés, en el que ha decidido dar un golpe encima de la mesa. Lo necesitaba después de unos meses para olvidar por culpa de la grave lesión sufrida en el tobillo el pasado 17 de julio. En concreto, sufrió una lesión en los tendones peroneos de su tobillo derecho por la que tuvo que pasar por el quirófano. Tras su regreso, el ruso ha padecido numerosos problemas físicos, que le han impedido entrar en los planes de Imanol Alguacil que frente al Leganés le ha dado la alternativa.

Para el minuto 1 ya había avisado de que esta iba a ser su primera gran noche como jugador de la Real Sociedad. Un centro de Sergi Gómez fue cabeceado por el '8' del equipo blanquiazul. La cabeza no es su fuerte. Está claro. Su fuerte está más abajo, en su bota derecha. El primer disparo entre los tres palos fue un golazo, pero es que tres minutos después a punto estuvo de hacer que el Reale Arena se viniese abajo definitivamente. Lo impidió Dimitrovic con una excelente parada. El balón impulsado por Zakharyan tenía todos los visos de colarse por la escuadra. Sus gestos de desesperación viendo cómo volaba el meta del Leganés fueron más que evidentes.

El ruso estaba desatado y lo demostró casi a renglón seguido con un zapatazo, en esta ocasión, con la izquierda. Se marchó por muy poquito. Dimitrovic solo pudo hacer la estatua viendo cómo el balón se marchaba rozando la escuadra de la portería defendida por el serbio.

Si Zakharyan fue la cara de la moneda. La cruz fue Nayef Aguerd, que solo pudo aguantar sobre el terreno de juego media hora. El central apenas había podido entrenar junto a sus compañeros durante la semana, pero Imanol, ante las bajas de Zubeldia y Pacheco, optó por tirar del internacional marroquí para acompañar en la zaga a Aritz Elustondo, pero pronto se hicieron evidentes los problemas físicos que viene padeciendo por la acumulación de minutos y al oriotarra no le quedó más remedio que quitarlo del campo, dando la alternativa a Jon Martín.

Sin el protagonista absoluto de la primera mitad, Arsen Zakharyan, que se quedó en el vestuario en el descanso, fue Take Kubo el encargado de tomar el testigo del ruso. No había hecho otra cosa que comenzar la segunda parte y el nipón se marcó una jugada de esas que acostumbra a hacer para levantar de sus asientos al respetable. Primero, caño a Juan Cruz, para después con la izquierda, golpear el balón y colocar la pelota, con la ayuda de Nastasic, eso sí, muy lejos del alcance de Dimitrovic.

Hubo tiempo para ver otro golazo, el último con la firma del recientemente renovado Jon Ander Olasagasti. También desde fuera del área. Anoeta se frotaba los ojos. Nunca antes un partido en el santuario blanquiazul había sido el escenario de tanto gol bonito. Tres puntos que reforzarán la moral del equipo blanquiazul de cara al tourmalet que se le viene encima con el partido de Copa de este miércoles ante el Real Madrid, el del domingo en el Camp Nou frente al Barcelona y el del siguiente jueves ante el Manchester United en los octavos de final de la Europa League. Agárrense que vienen curvas.