ATLÉTICO DE MADRID - REALSOCIEDAD

Juan Gómez: "El día del asesinato de Aitor Zabaleta jugué el mejor partido de mi vida en el día más triste de mi carrera"

Juan Gómez (Curuzú Cuatía, Argentina, 1971) rememora para Relevo su paso por la Real Sociedad y por el Atlético en las horas previas al duelo entre ambos equipos.

Juan Gómez posa con las camisetas del Atlético de Madrid y de la Real Sociedad /Relevo
Juan Gómez posa con las camisetas del Atlético de Madrid y de la Real Sociedad Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Juan Gómez aprovecha cualquier conversación para hablar maravillas de su Real Sociedad. Como él dice, es un vasco más, y la hinchada realzale guarda el mejor recuerdo de un futbolista que, sobre el terreno de juego, representaba todos los valores de la entidad blanquiazul. Su buen hacer y la llegada de Javier Clemente le obligaron a hacer las maletas y aceptar la oferta de un Atlético de Madrid que estaba en Segunda y que buscaba su regreso a la élite. "No todos dijeron que sí", asegura el argentino.

Una grave lesión en su tobillo derecho le hizo colgar las botas de manera profesional antes de lo que le hubiera gustado. "La pena que tengo es que el aficionado del Atlético no vio al mejor Juan Gómez", se lamenta.

Amigo de Maradona, de Enzo Francescoli, el negro Gómez echa un vistazo a su carrera y se siente "orgulloso" de haber saltado la barrera.

Atiendes la llamada de Relevo con las camisetas de Maradona y de Messi de fondo. ¿Los dos mejores jugadores de la historia, no?

Sí y, orgullosamente, argentinos. El fútbol abarca tanto en un país como Argentina que siempre termina dando alegrías a todo el pueblo, pero principalmente al más sufrido, al que menos tiene. Hay muchas anécdotas de gente hablando tras el fallecimiento de Diego. Decían: 'Nosotros en casa no teníamos para comer, vivíamos el día a día, no nos sobraba nada, pero teníamos a Maradona'. Eso da a entender lo que es el fútbol para los argentinos.

"Tras el fallecimiento de Diego, la gente decía: 'Nosotros en casa no teníamos para comer, vivíamos el día a día, no nos sobraba nada, pero teníamos a Maradona'"

Juan Gómez

Tú que le conociste muy de cerca, ¿cómo era 'El Pelusa'?

Tuve la dicha de conocerlo, de compartir mucho con él, mis hijos lo han conocido. Ha sido el personaje más grande que he conocido en mi vida y el más humilde. Diego tenía una calidez… Hasta me cuesta hablar de él en pasado. Era único en todo.

¿Cuántas anécdotas tienes con él?

Tengo una muy graciosa. Yo estaba en River en la temporada 1995-96 antes de irme a la Real. Diego siempre fue muy especial en todo. Volvía un día de entrenar a casa y estaba mi madre y me dice: 'Recién te llamó Maradona y me dijo que lo llames'. '¿Maradona? ¿A mí?', le preguntaba incrédulo. 'Sí, ahí dejó un número', me informó. Fui corriendo al teléfono y le llamé: '¿Diego? Sí, soy Juan Gómez, que me has llamado'. Al otro lado del teléfono, que no era él: 'Sí, sí, espera que ahora te lo paso'. 'Hola Juancito, ¿cómo estás?', me dice. Imagínate cómo estaba yo. Él tuvo un problema con Ramón Díaz, que era el entrenador de River en ese momento y me dijo: 'Escúchame una cosa. ¿Cómo te trata el tonto ese?'. Le respondí que me trataba muy bien. 'Bueno, cualquier cosa me decís y le cago a hostias'. Y colgó. Y yo me preguntaba: '¿Cómo puede ser así? Con todo lo que tendrá y que me llame a mí para decirme eso'. Diego era impresionante. La primera vez que lo conocí fue en su casa, con Claudia y las niñas, que eran pequeñas. Era un fuera de serie.

Juan Gómez relata una anécdota con Maradona. RELEVO

Se van a cumplir tres años desde su muerte y su recuerdo permanece imborrable en el fútbol mundial…

En Argentina siempre tenemos la mala costumbre de comparar y comparamos a Diego con Messi. Lo que es mi infancia, dentro de las carencias que teníamos, teníamos a Maradona. Nosotros nos hemos criado con ese Diego que de alguna manera fue un salvavidas para nosotros. Esa comparación es algo estúpido. No hay punto de comparación. Son tan grandes los dos… Yo a Messi no le conozco personalmente, pero sé que le voy a conocer. Es estúpida la comparación.

Tú siendo de River, él siendo de Boca…

(Risas) Para Diego lo que importaba es ser argentino por encima de todo. Voy a contar algo que muy pocas personas saben. Los padres de Diego eran de Esquina, una ciudad de la provincia de Corrientes, que es de donde soy yo, en el noroeste de Argentina. Diego, toda su vida, se ha sentido correntino. Y los correntinos tenemos fama de que somos corajudos, auténticos, que vamos siempre a todas las batallas. De ahí es donde Diego me ha tomado como más cariño por una cuestión de sangre por decirlo de alguna manera.

Tu vida siempre ha estado marcada por dos colores, el azul y blanco de Argentina, pero también los de la Real, ¿no?

Es verdad. En el momento en el que yo recibo una propuesta de la Real Sociedad, también tenía otra del Oviedo. En este momento el entrenador era el maestro Tabárez. Ante las dos propuestas que tuve, no dudaba en irme porque uno de mis sueños era jugar en España. Entre las dos propuestas no conocía a ninguno de los dos clubes. Lo único que me dijeron es que la Real era un club que estaba siempre de la mitad de tabla para arriba y que la ciudad era maravillosa. De esa manera decidí ir a la Real. Ocurrió así. Estamos hablando de hace casi 25 años atrás, que no había tanta información como hay hoy.

¿Se te hizo raro que un equipo como la Real quisiera fichar a Juan Gómez?

Raro, no. En River estuve de julio del 95 a julio del 96 y la verdad es que tuve un año fantástico. Estaba preparado para irme porque yo sabía que había hecho una gran temporada. Pero también sabía que si decidía quedarme, en River me iban a dejar porque, más allá de que no tenía el renombre de Francescoli, Ortega, Almeida, Gallardo o Crespo, dentro del campo siempre he estado a la altura de todos ellos. Entonces sabía que era un valor importante para River, pero tampoco dudé de la posibilidad de ir a la aventura, de conocer algo nuevo y de ir a la liga más importante del mundo, que era la Liga de España.

Juan Gómez sobre su llegada a la Real Sociedad. RELEVO

No tenía una mala generación ese River en el que jugaste, ¿no?

(Risas) No sé si era el mejor River de la historia, pero creo que el mejor River de esa época hasta la actualidad. Sin ninguna duda. Y no cité a Juanpi Sorín, Celso Ayala, el Mono Burgos…

Cualquiera se atrevía a pasar entre Juan Gómez y Celso Ayala…

Ahí se jugaba con el cuchillo entre los dientes, como dice Simeone.

Conociste a Maradona y jugaste al lado de Enzo Francescoli, 'El Principito'…

Después de estar jugando cuatro años en Argentinos Juniors, donde prácticamente éramos todos salidos de la cantera con apenas 20 años, y donde uno de los grandes líderes era Rubén Cousillas, que hoy es el segundo de Pellegrini en el Betis y es una gran persona que a nosotros nos enseñó mucho, con muchos valores, dar el salto a River no era sencillo. Yo siempre digo que River o Boca son los más grandes del fútbol argentino y de los más grandes de América y es como llegar a lo máximo. A cualquier joven se le puede ir la olla como dicen ustedes y creerte más de lo que sos. En River, Enzo Francescoli, que era el estandarte, que estaba muchos metros por encima nuestro a nivel mundial, era el más humilde de todos. Era un señor que jugaba a fútbol y era un líder casi sin hablar de un grupo que él nos apuntalaba y nosotros íbamos detrás. Hoy tengo una gran amistad con él. Es una persona muy respetable y he aprendido mucho de él, porque de alguna manera te hace entender que más allá de las oportunidades que la vida le haya dado a uno y que lo haya aprovechado, no nos hace diferentes a nadie. Hoy Francescoli es una persona común, pero a nivel mundial en lo que es el fútbol es una mega estrella. Hablando con él, te das cuenta de que sus raíces siguen estando en su interior.

¿Qué te encontraste a tu llegada a Donostia?

(Risas) Fue todo muy loco. River es lo más grande que hay, el más grande de Argentina. Me acuerdo que Zubieta no es lo que es hoy. Cuando llegué ahí, dije: 'Dios mío, dónde me vine a meter'. Uno a lo grande se acostumbra muy rápido también. A medida que pasó el tiempo me di cuenta, lo que digo siempre, que encontré al amor de mi vida en ese lugar.

"Cuando llegué a Zubieta dije: 'Dios mío, dónde me he metido' y con el paso del tiempo me di cuenta que encontré el amor de mi vida"

Juan Gómez

¿Qué significa la Real para Juan Gómez?

La Real Sociedad ha marcado mucho mi vida en un montón de sentidos. Al decir Real Sociedad me refiero Gipuzkoa, incluso a Euskadi. Yo me he reeducado en esta cultura. Tengo a muchísimos amigos ahí. He aprendido mucho. Me he sentido muy identificado con el vasco, un tipo duro. Lo he visto muy correntino, muy nuestro. Aquí en mi tierra hay muchos vascos y, con el tiempo, nunca me he sentido un extranjero porque la gente nunca me ha hecho sentir así. Nació allí Esteban, mi primer hijo, y sin lugar a dudas ha marcado mucho mi vida y mi carrera deportiva hasta tal punto de llevar la ikurriña en mi brazo, que lo he hecho con mucho orgullo, con mucha altura y con mucho valor. Hoy tengo un tatuaje del escudo de la Real con un eskerrik asko -gracias-. Los argentinos tenemos fama de que hablamos mucho y en Donostia eso no lo podrán decir de mí porque siempre he demostrado con hechos lo que he dicho y hoy es el día en el que se siguen acordando de mí.

Estuviste cuatro años y luego te fuiste al Atlético de Madrid, pero la afición guarda un recuerdo imborrable de ti. ¿Qué significa?

Es un orgullo. Hace un año que estuve allí, que fui a Aneota a ver un partido y yo pensaba que me estaban haciendo una cámara oculta porque la gente venía a saludarme de una manera… Hubo gente que vino a pedirme fotos, que se emocionaba… Fue muy lindo volver a Anoeta. Siempre lo es y estar ahí con toda la gente siempre es algo muy especial para mí.

Y llegó Javier Clemente…

No estuve más, pero no porque no me dejaran continuar. Siempre me he considerado una persona agradecida. La Real y la ciudad creo que me dieron mucho más de lo que yo he podido darles a ellos. No sé si yo he estado a la altura de la ciudad, pero indudablemente que, si yo me quedaba, mientras estaba Javier Clemente, no iba a ser tan productivo para el club desde mi lugar porque se hubiera generado un conflicto que yo no creía bueno para la institución que tanto me dio y que tanto valoro. Por eso tomé la decisión. Y por el hecho de partir al Atlético de Madrid, estando en Segunda División, y que no todos fueron. La única pena que siento es que la gente del Atlético de Madrid no pudo disfrutar del mejor Juan Gómez. Es lo único que siento. Cuando me invitaron en el 2018 al partido de las leyendas del Atlético de Madrid, en el último partido en el Calderón, pregunté al organizador quién era el encargado de invitar a los futbolistas porque yo jugué muy poco en el Atlético de Madrid, por la lesión. La persona me dijo: 'Porque si no te hubieras lesionado, hubiese sido un ídolo más'. Es como ese perro que tiene una herida y se lame para sanarla. Fue un poco eso para mí. Más allá de que el hincha del Atlético de Madrid no pudo ver al mejor Juan Gómez, del que esperaban mucho porque en ese momento fui el fichaje estrella del club, es lindo que el seguidor sepa del valor que le di al Atlético de Madrid con el desafío de devolverlo a Primera División y que en ese momento no todos dijeron 'voy'. Eso me da la tranquilidad y cada vez que voy a España la puerta del Atlético de Madrid la tengo abierta siempre.

"Es lindo que el seguidor del Atlético sepa el valor que le di ir a ese club con el desafío de devolverlo a Primera y que no todos los le dijeron que sí"

Juan Gómez

Fue llegar al Atlético de Madrid y tener que decir adiós al fútbol…

Fue algo de locos. Era mi mejor momento. Ya se estaba hablando de que un club de Italia estaba detrás. Terminé jugando de defensa central. Fui elegido el mejor extranjero de Segunda División ese año. Y la verdad que fue una pena. Pero siempre digo que las cosas pasan por algo. Cuando uno es humilde y sale de la nada, como fue mi caso, todo lo que viene por detrás es bueno. Y cuando algo sale mal, estamos acostumbrados a levantarnos y a seguir avanzando. Si te quedas quieto... Esto es como el tiburón, que tiene que estar en continuo movimiento porque se hunde. Yo soy igual, tengo mentalidad de tiburón.

¿Cómo le diste la vuelta a esa situación?

Estuve dos años con tratamientos, viajando a todos los lados, viendo a muchos médicos y todos los que me veían me decían lo mismo, que de masa muscular estaba bien, que pronto iba a salir adelante. Yo siempre fui muy cerebral. Yo pensaba que se estaban equivocando porque el dolor que sentía era el mismo que el primer día. Siempre tuve mucha masa muscular. De alguna manera traté de mantener el equilibrio y no volverme loco con todas esas noticias que para mí eran falsas. Todos lo médicos que me vieron conmigo se portaron muy bien: Ramon Cugat, Guillén, Villalón y muchísimos más profesionales que visité. No se dio, estuve dos años. Cuando regresé a Argentina me vi con un médico mío de confianza y me dijo: 'Negro, solo un animal como vos puede entrenar con una lesión como esta'. Y yo seguía entrenando. A los dos años decidí abandonar porque me tenía que volver a operar y no merecía la pena. Ahí tomé la decisión de dejar el fútbol y no me ha pesado. Fue como una mochila que me quité de encima.

¿Soñabas con ver a la Real convertida en el club que es ahora?

La Real de ahora no es en la que jugué yo, ni el Atlético de Madrid tampoco. Hoy son equipos muy grandes y muy poderosos. La Real siempre ha despertado mucho de mi sensibilidad. Siempre estamos pendientes y se lo he transmitido a mis hijos. En la familia somos fieles seguidores de la Real y del Atlético de Madrid. Los chicos siguen a los dos equipos. En mi casa vas a encontrar camisetas de River, de la Real y del Atlético de Madrid. Ninguna más. Y yo lo vivo con mucha alegría. Cuando he ido a Zubieta después de mucho tiempo y ver lo que es eso, a todos los que sabemos lo que es la Real, a todos los que sabemos cuál es la idiosincrasia de ese club y de la ciudad, es un orgullo tremendo. Yo me siento un vasco más. Cuando voy es como si estuviera aquí en mi casa. Ver como está la Real hoy es hermoso, lo protagonista que es, cómo sale a jugar los partidos y me alegro por Roberto Olabe, por Imanol, que hemos compartido vestuario, que son amigos. Si sos persona de bien, tienes que estar orgulloso. Y yo lo estoy.

"Ver cómo está la Real es hermoso, lo protagonista que es, cómo sale a jugar los partidos. Me alegro por Olabe e Imanol, que son amigos. Si sos persona de bien, tienes que estar orgulloso de esta Real"

Juan Gómez

Además, te tocó vivir uno de los episodios más tristes en la historia de la Real, que también tuvo como protagonista al Atlético de Madrid: el asesinato de Aitor Zabaleta. ¿Cómo lo recuerdas?

Yo nunca me olvido de Aitor Zabaleta. Lamentablemente en Argentina era algo a lo que estábamos acostumbrados. No somos indios y no estamos en la guerra, pero esos episodios de violencia en los campos siempre se han vivido. Me impactó mucho lo de Aitor por ver cómo se sintió la sociedad, el vestuario, la ciudad… Fuimos a su velatorio. Esa noche creo que jugué el mejor partido de toda mi carrera y el partido más triste. Te lo estoy contando y se me eriza la piel porque estoy reviviendo todo lo que sentimos ese día, el partido, cómo se nos fue ese partido… Fueron un montón de sucesos que quedaron manchados para la eternidad.

Juan Gómez habla de Aitor Zabaleta. RELEVO

¿Quiénes fueron sus mejores amigos tanto en la Real como en el Atlético de Madrid?

Es que era amigos de todos. De Roberto Olabe, Mutiu, De Pedro, Idiakez, Imaz, Antía, Alberto, De Paula, Kovacevic, Aranzabal, Txefe Guerrero, Kuhbaüer… Yo tenía una buena relación con todo el mundo. Juantxo Trecet, que es más un hermano que un amigo. En el Atlético de Madrid, lo mismo. Me acuerdo del Petete Correa, Fagiani, Burgos, Toni Jiménez, Toni Muñoz, Juanma López, Fernando Torres. A este último lo vimos nacer ahí. Tengo una camiseta suya de la Selección. Es lo lindo del fútbol, lo que queda. Ahora que las comunicaciones son más fáciles, estamos en contacto con todos.

¿Qué es lo que te queda del fútbol?

Yo sigo jugando. Estoy hablando contigo y una vez que colguemos, me voy a jugar. Juego todos los días. Lo que me queda son los amigos, los olores, las sensaciones. Y después por encima de todo me queda la gran satisfacción de saber que a pesar de todos los 'noes' que me encontré por le camino, creyendo en mí, terminé transformando en sí todo eso. Contra todo pronóstico, en mi carrera deportiva logré mucho más de lo que había sonado.

¿De qué te sientes más orgulloso?

Acá decimos una expresión: 'Saltar la barrera'. Y lo explico. Muchas veces en la sociedad, los pobres siempre somos marginados de alguna manera. Me siento orgulloso de haber saltado esa barrera.