Sergio Ramos ejerce de líder del Sevilla en las malas y lanza un aviso al vestuario: "Orgulloso de los que hemos venido a Lens"

Mucho se habla del poder de los pesos pesados a la hora de mantener a Diego Alonso en el cargo de entrenador del Sevilla. A decir verdad, sus opiniones son una manera de hacer más fuerte la apuesta de Víctor Orta, su gran valedor, y quien sigue pensando que en el uruguayo hay entrenador de futuro, otro asunto es que se despeje su presente. Pero la tarea de ese grupo experimentado dentro del vestuario va más allá de mostrar una simple idea del trabajo de su técnico. Hay más tela donde cortar.

Porque, como contamos en Relevo hace algunos días, el núcleo duro del vestuario señala más a la propia plantilla, a sus compañeros, que al que los dirige a todos ellos. Desde hace un par de temporadas, la situación de algunos futbolistas, con una trayectoria importante y no tan importante ha ido empeorando, y con ello su implicación con el club. Si no juegan todo lo que desean; si no lo hacen en el sitio que prefieren; si se les ha cerrado alguna vez las puertas para salir...

Todo ha empeorado con la llegada de los malos resultados. El año pasado, el fichaje de José Luis Mendilibar para el banquillo fue un soplo de aire fresco para muchos de ellos. El vasco llegó con una idea muy marcada, la que ha prevalecido a lo largo de toda su carrera, que era buscar un espacio para todos sus jugadores, que se pudiesen sentir identificados con la causa que buscan todos, ganar partidos. Rotaciones masivas entre dos competiciones, algo que ya no tendrá el Sevilla, a excepción del mes donde se juega toda la Copa del Rey.

"Estamos jodidos. Es una noche dura, una noche difícil. Teníamos una oportunidad muy bonita de ganar aquí y meternos en la Europa League, pero bueno... Creo que hoy hemos hecho un partido muy completo a pesar de la derrota. Venir aquí con 15 jugadores, ocho de ellos canteranos, y dar la cara jugándote lo que te juegas no es nada fácil. Es para sentirse orgulloso de los que hemos venido a dar la cara aquí. Nos ha salido como ha salido, pero por lo menos la conciencia nos la llevamos tranquila de habernos dejado los huevos dentro del campo", declaraba en caliente el camero tras la derrota ante el Lens.

Detrás de esas declaraciones, que realizaba como uno de los capitanes en uno de los días más duros de la historia reciente del club, había un aviso a navegantes. Las continuas charlas dentro del vestuario han ido en la misma dirección, no van a permitir que mientras compartan el día a día, nadie baje los brazos y se baje del barco. El Sevilla necesita a todos los jugadores. Ramos coge el testigo de unos capitanes más cercanos y menos autoritarios. No quiere permitir que su vuelta al Sevilla se convierta en la peor temporada en dos décadas. Y el equipo va camino de ello.