Balen, hoy nos toca a nosotros aplaudirte

Hay un gesto de Mikel Balenziaga que siempre me viene a la cabeza cuando pienso en él y que me saca una sonrisa cada vez que lo veo: Cinco aplausos rápidos, con los brazos por encima de los hombros. Un gesto de ánimo a un compañero o a sí mismo cuando hay un error o las cosas no van bien. Muchas veces, coincide con el regreso a su puesto tras una de sus subidas por la banda izquierda de San Mamés, la que ha defendido con honor durante más de una década.
Esos aplausos le definen y le caracterizan. Una constante superación a lo largo de sus 12 temporadas y 321 partidos en el Athletic, del que se ha despedido hoy en una emotiva rueda de prensa. Aguantó, pero estuvo cerca del llanto al hablar de sus compañeros más cercanos, de su familia y de su mujer. En lo humano.
Mikel es un tío normal. Un loco de la competición. Del ciclismo, del fútbol, del frontón. De lo que le echen. Y es siempre igual. Un sufridor que no regala un esfuerzo y que lo da todo hasta el último segundo porque él entiende así el deporte. Eso, y una condiciones físicas envidiables, le han convertido en uno de los jugadores con más partidos en la historia del Athletic (42º) y un referente para todos los que han coincidido con él en ese vestuario que pisó en 2008.
Todos los entrenadores le han querido y todos sus compañeros se han apoyado en él como una guía de comportamiento. ¿Se acuerdan cuando Dani García habló de lo que era ser un buen suplente? 'Balen' es el mejor ejemplo en estos últimos años. Ni una mala cara, ni un entrenamiento 'fumado', ni un partido sin dar sus famosos aplausos en el banquillo, en la grada o en el campo. Los más jóvenes le escuchaban y le preguntaban, sólido en el grupo como uno de los capitanes junto a Iker Muniain y De Marcos.
Balenziaga nació en Zumárraga y creció en la Real Sociedad antes de fichar por el conjunto rojiblanco. Estaba cerca de debutar cuando Juanma Lillo llegó al equipo donostiarra en Segunda, pero la llamada desde Bilbao le cambió el paso y su futuro. Hoy es tan del Athletic como cualquiera de sus socios. Enamorado de este club porque encarna todos su valores.
San Mamés siempre le ha respetado más allá de su rendimiento, que durante muchos años fue de primer nivel acumulando partidos de titular mientras los rojiblancos clasificaban a la Champions League, jugaban finales de Copa o ganaban Supercopas. Dos títulos que lucen en su palmarés junto al respeto de sus compañeros y aficionados.
Su tiempo había llegado. Alejado del terreno de juego en esta temporada, su último servicio fue la titularidad ante el Barça en San Mamés. Recordando aquellos partidos ante los azulgranas en los que le pedían marcajes individuales a Leo Messi. Menudo marrón, pensamos desde fuera. Menudo reto, declaró él. Intensidad al máximo. Y si le regateaba, daba cinco aplausos y a seguir. Sin lamentaciones.
El cariño que le han dado sus todavía compañeros en la sala de prensa de San Mamés es una muestra de lo que significa para el grupo. La mejor noticia es que aún quedan jornadas en el estadio bilbaíno para que el público le demuestre su cariño. Seguro que tendrá su mejor despedida en el césped. Una gran ovación. Pero por el momento, 'Balen', hoy nos toca a nosotros aplaudirte como lo has hecho tantas veces tú.