OPINIÓN

La banda de Isco, el equipo de Pellegrini, el alma del Villamarín

Isco celebra su gol ante el Real Madrid./EFE
Isco celebra su gol ante el Real Madrid. EFE

Con vuelta de honor como en los días grandes. Así acabó el Betis tras culminar una remontada histórica ante el Real Madrid. Al son de Isco, ese mago que acabó reventado pero recibiendo la felicitación de Carlo Ancelotti sobre el propio césped del Benito Villamarín, el equipo verdiblanco dio ese golpetazo sobre la mesa que pone patas arriba LaLiga. La tercera victoria consecutiva tiene además ese aroma de un equipo que se ha rearmado en enero con Antony y el Cucho para que los béticos vuelvan a disfrutar... y a soñar.

La banda del campeón, ese cántico que resonó en el estadio heliopolitano, tiene en Isco a su director de orquesta. Apenas dos meses le han bastado al malagueño para recuperar ese nivel que lo puso a las puertas de la Eurocopa la pasada temporada. Seguro que Luis de la Fuente tomó buena nota de la exhibición del '22', que se multiplicó sobre el césped para que el Betis nunca bajara los brazos.

La frialdad inicial del Betis desapareció cuando Isco empezó a amansar a la fiera. El malagueño se fue adueñando de la escena como sólo consiguen los elegidos. Cada pelota que salía de su bota suponía una amenaza para el Real Madrid. Ni el gol de Brahim, tras una excelente combinación, frenó al mago de Heliópolis. Todas las acciones de peligro del equipo bético llevaron el sello de Isco, encontró su mejor socio en Johnny Cardoso, otro que salió reforzado de un partido grande.

Precisamente, de la combinación entre ambos surgió el tanto del empate. Un saque de esquina botado con la precisión quirúrgica del malagueño para que el centrocampista estadounidense rematara de cabeza a la red. Para culminar la remontada de nuevo apareció el malagueño, esta vez para ejecutar el penalti cometido por Rudiger sobre Jesús Rodríguez. Como en el Coliseum hace una semana, Isco agarró la pelota para sumar su tercer tanto en los dos últimos partidos. Un disparo potente y al lado derecho del meta madridista, que nada pudo hacer ante el golpeo. Una celebración para encender Heliópolis.

El Betis celebra el triunfo ante el Real Madrid con su público. La Liga

Si Isco fue el manijero sobre el césped, el Ingeniero vivió una gran tarde en el área técnica. Casi siempre de pie, hasta cuando más arreciaba la lluvia, Manuel Pellegrini zanjó ese debate al que ya habían echado agua los últimos resultados. Una victoria de enjundia que el técnico no conseguía desde 2012 cuando dirigía al Málaga. A la decimotercera fue la vencida para Pellegrini, que ahora sí siente a este Betis como suyo. Si el Atlético de Madrid ya mordió el polvo en el Villamarín y el Barcelona se llevó un punto, la victoria ante el Madrid devuelve al Betis al primer plano.

El ciclo del chileno parece no tener fin y, además, volvió a encontrar esa conexión especial con la grada que sólo puede anticipar buenas recompensas. Este Betis quiere reengancharse a LaLiga, a cazar una plaza europea por derecho propio. Y en el horizonte más cercano también esa Conference League que tanto ilusiona al bético. Con Isco a los mandos, los béticos tienen derecho a soñar.