Baño de masas para los txuri urdin en una sesión de la que se ausentan Merino y Kubo

Un día como hoy, pero en 2020, la Real Sociedad tocaba el cielo con las manos con la consecución de la Copa del Rey ante su eterno rival, el Athletic Club, en una final inolvidable para la familia realzale. Ese 3 de abril, gracias a un gol de Mikel Oyarzabal desde el punto de penalti, el conjunto blanquiazul volvía a ganar un título más de 30 años después.

Hoy, muchos de los protagonistas de esa gesta han vuelto a sentir el cariño de una afición que ha acudido en masa a Zubieta para asistir a la penúltima sesión de la semana antes de afrontar tres días de fiesta aprovechando que este fin de semana no hay Liga por la disputa de la final de Copa entre el Athletic de Bilbao y el Mallorca.

Uno de los protagonistas de aquella final del 3 de abril de 2020, Mikel Merino ha sido una de las principales ausencias en el entrenamiento de esta mañana. El navarro fue el autor del pase a Portu en una acción que terminó con el ex de la Real por el suelo dentro del área tras una entrada de Iñigo Martínez. Estrada Fernández no dudó en señalar el punto fatídico y Mikel Oyarzabal no falló. Junto a Merino también se han ausentado Take Kubo, Aihen Muñoz, Brais Méndez y Carlos Fernández. Ninguno de los dos, tanto Merino como Kubo, padecen lesiones de gravedad. En principio, no se han ejercitado junto a sus compañeros por precaución y todo hace indicar que serán de la partida en Almería, próximo parada para la Real en el presente campeonato liguero.

Así las cosas, Imanol Alguacil ha llevado a cabo una dura sesión de hora y 22 minutos de duración con un total de 20 jugadores de campo (Traoré, Odriozola, Aritz, Le Normand, Zubeldia, Pacheco, Galán, Tierney, Aramburu, Zubimendi, Zakharyan, Olasagasti, Turrientes, Urko, Sadiq, Silva, Oyarzabal, Magunazelaia, Barrenetxea y Becker) y cuatro porteros (Remiro, Marrero, Ayesa y Fraga). El entrenador ha sido el primer ovacionado de la mañana. Nada más saltar al verde de Zubieta, los allí presentes han empezado a blandir las palmas para dar la bienvenida al oriotarra, el entrenador con el que la Real Sociedad volvió a alcanzar un título, sucediendo así a una leyenda del banquillo blanquiazul como en su día lo fue John Benjamin Toshack. Tras él, fueron los futbolistas los que recibieron el cariño de los cerca de mil aficionados que se han congregado en las habituales instalaciones de entrenamiento del equipo blanquiazul.

Imanol Alguacil, como siempre acostumbra, volvió a sacar el látigo para reprimir a sus jugadores aquellas acciones con las que no estaba satisfecho.Pacheco, protagonista de la última victoria liguera de la Real, se llevó unas cuantas reprimendas. No fue el único. Le Normand, también. El bretón, que acabó en el suelo en una acción, se quejó por una entrada que consideraba falta a lo que el técnico le espetó un sonoro: 'Haber chutado antes'. Fue una sesión intensa, en la que los jugadores se exprimieron al máximo. Sólo hay que ver cómo acabaron la misma, muchos agachados intentando coger aire. Este ir al máximo en cada acción provocó escenas de varios jugadores doloridos como Sadiq Umar o Javi Galán. Este último le echó una mirada de pocos amigos a Olasagasti, el autor de la infracción. También se vieron golazos y paradones, todo para el disfrute de los aficionados presentes en Zubieta.

La soleada mañana con la que se ha despertado Donostia ha propiciado que fueran muchas las familias que han decidido acercarse a Zubieta para ver en acción a los jugadores de la Real. Los más pequeños, de vacaciones todavía, han disfrutado de lo lindo viendo a sus ídolos de cerca. Una vez que Alguacil ha dado por terminado el entrenamiento, ha llegado el momento más esperado, el de conseguir el autógrafo y la firma deseada. Casi una hora después de que la sesión hubiera concluido, algunos futbolistas todavía seguían firmando autógrafos ante la insistencia de los fervientes aficionados. Imanol Alguacil, como no podía ser de otra manera, ha sido uno de los más requeridos por los allí presentes. Es lo que tiene haberse convertido en un ídolo de masas.