El Barça se cura las heridas y se divierte en Elche

No faltó nadie a la cita. Ter Stegen se marchó con la portería a cero, Eric cumplió y convenció como mediocentro, Ansu Fati y Ferran Torres se reencontraron con el gol y Lewandowski convirtió el área en su zona de confort. Si el parón internacional deja siempre la sensación de que el fútbol se ha detenido durante décadas, el Barça -siempre motivado para abrir nuevos frentes- lo alargó durante un siglo. Terminó cumpliendo y divirtiéndose.

El Martínez Valero fue el escenario ideal para curar las heridas. Todos los nombres que aparecieron durante el parón apagaron sus incendios. Lo hizo Gavi con una función marca de la casa. Siguió la misma senda Ansu Fati, con un gol revelador y quién sabe si su punto de inflexión. El Elche de Beccacece se presentó como un equipo desvergonzado, sin miedo a las alturas. El Barça le dejó llegar, pero no se dejó asustar. El paso de los minutos puso a cada equipo en su lugar.

Unos días atrás, nuestro compañero Albert Rogé avanzó que Xavi Hernández estaba probando a Eric Garcia como pivote y ante el Elche se estrenó en esta posición. Formó en la base del cuadrado, al lado de Sergi Roberto, y su actuación fue académica. Eric siempre ha tenido que convivir con la idealización, que tan poco margen de victoria deja.

La necesidad de sacar conclusiones grandilocuentes de cualquier nimiedad llevó a la opinión pública a sentenciar a Eric. También pasó a un tercer plano con Xavi. Su partido en Elche, el escenario más cómodo para iniciarse como centrocampista, le abre las puertas a esta nueva posición. Jugó sin miedo a girarse pero con el temple del futbolista que siempre ve el fútbol de cara. Y sin balón, defendió hacia delante. Eric jugó con el manual en la mano.

Poco o mucho, siempre que un técnico juega su primera partida reaparece el dicho de que "entrenador nuevo, victoria segura". Minutos antes, Mendilibar la había revalidad con el Sevilla en Cádiz. No fue el caso de Beccacece, que se ha atrevido a coger el Elche en una situación muy particular. El argentino, sin nada que perder, planteó un partido de tú a tú.

Conocido por hacer carrera al lado de Sampaoli -y justo debuta la jornada después en que su paisano abandona LaLiga-, en Argentina, en su Defensa y Justicia, dio a luz a Lisandro Martínez o Enzo Fernández. Su fútbol directo, también desde los saques de banda, prometen un Elche que no se dejará el orgullo en el vestuario cuando salte al campo. Obligó a Ter Stegen a intervenir, sobre todo en salidas con los puños, mucho más que de costumbre.

Al Elche le faltarán muchas cosas, pero desde el propio Beccacece hasta el último futbolista de la plantilla tienen la oportunidad de labrarse un buen futuro de cara a la próxima temporada. Carmona podría haber cambiado el destino del partido si la inoportuna lesión le hubiera dejado llegar a Ter Stegen. Habría sido el empate. El fútbol siempre baila entre fronteras.

No tiene sangre, tiene gasolina. Gavi sondea los límites del reglamento, de lo que es falta y de lo que no. Y suerte que lo hace. En escenarios tramposos como este de Elche, el Barça debe agradecerle al canterano esa actitud e intensidad innegociable. Con el balón, dio ritmo al equipo: en pases, toma de decisión y presión.

El tuit describe a la perfección el primer tiempo de Gavi. Espoleó a sus compañeros hasta que el marcador destensó al equipo. Antes de eso, le regaló el segundo gol a Kounde -lo salvó Mascarell in extremis- y robó y asistió a Lewandowski en el tercero. Ya no es que Gavi juegue con la inocencia del niño que salta a la élite. Un año después, su fútbol sigue siendo el mismo. Es así. Con él sobre el verde es imposible que sus compañeros se relajen.

Las palabras de Bori Fati le pusieron en el foco cuando menos le necesitaba. Y el partido de Elche, al que Xavi respondió con cariño y empatía en sala de prensa y con la titularidad sobre el campo, se presentaba como una especie de examen para él. A Ansu se le vio cómodo dentro el cuadrado, moviéndose como si viajara sobre hielo. Entendió a la perfección cuándo atacar los espacios, aunque echó algo de menos los pinceles de De Jong, Pedri y Busquets.

Con balón fue otra cosa. La relación con el esférico del futbolista es el termómetro de la confianza que el jugador tiene de si mismo. Y lo de Ansu fue significativo, por lo menos durante la primera parte. Hasta que en la segunda parte, en un acto de rebeldía, agarró al balón y no lo soltó hasta dejarlo en el fondo de la portería de Edgar Badia. Liberación. Todo el banquillo fue a abrazarle. No existe el punto de inflexión sin continuidad. El reto es ahora. El gol que todos esperábamos llegó. Ojalá la foto de Ansu celebrando se vea más a menudo.

Entró Pablo Torre en el 75 y Aleix Garrido pasados los 80 minutos de juego. El Barça tiene encarrilada LaLiga y Xavi aprovechó para rotar a los titulares y dar minutos a los menos habituales. Nadie quiso obviar que el partido de vuelta contra el Real Madrid se disputará el próximo miércoles. Con 15 puntos -a falta del duelo de los blancos ante el Valladolid- de ventaja sobre los de Ancelotti, a Xavi se le abre un nuevo escenario.

Hasta ahora, los minutos a los canteranos han sido más a modo de recompensa que de fe. Pablo Torre, uno de los jóvenes que espera turno, y Aleix Garrido, que llegó al Barça en 2012 y compartió equipo siempre con Gavi, fueron los elegidos en Elche. Con el colchón de puntos, el reparto de minutos a los que vienen de atrás debería ser una constante a partir de ahora.