El Barça se despide del Camp Nou este curso: no llega con el plan de incendios y los peores augurios hablan de 2026
Aún en fase de construcción, el estadio no llegará a los niveles de seguridad requeridos aunque el club insiste en que no manejan esos tiempos.

Una obra de la envergadura de un estadio de fútbol es tan gigantesca que establecer un calendario es una condena para pillarse los dedos. Le ha ocurrido a todos los clubes -el Espanyol tardó más de tres años de la fecha inicial- y también al FC Barcelona, que no podrá jugar esta temporada en el Camp Nou aunque desde la junta directiva se hayan dado varias fechas como probables: primero, a finales de noviembre; después, a primeros de año; más tarde, febrero y, finalmente, el Clásico de mayo como punto de vuelta al estadio azulgrana. Todo eso es ya papel mojado.
El Barça no volverá al Camp Nou hasta, al menos, octubre de este año aunque ya hay algunas fuentes que visitan la obra, las mismas que apuntaban el pasado septiembre que no se jugaría este año o que, como pronto, hasta mediados de abril no habría opciones, que deslizan la posibilidad de que no se llegue hasta enero de 2026. Desde la entidad azulgrana, explican a Relevo que no se ha contemplado esos tiempos. Todo dependerá de lo que se avance en un verano en el que ha habido un cambio sustancial. La instalación de la cubierta se pospone para el verano de 2026 y en este se llevará a cabo la tercera gradería, cuya construcción de la estructura externa avanza a buen ritmo, por lo que el calendario puede sufrir variaciones.
El diario Sport publicó en la noche del lunes que el Camp Nou era un caso cerrado este curso. Uno de los motivos es la demora en la construcción de los palcos VIP, encargadas a empresas al margen de Limak, que al menos tardarán tres meses en tenerlo todo a punto. Por otro lado, recientemente se ha empezado a construir el palco presidencial. Pero hay otros motivos de fuerza mayor que ya se sabían desde hace meses, y que esos son estructurales de la obra e indispensables para obtener todos los permisos para que se dé luz verde a albergar partidos de fútbol con 60.000 espectadores.
Faltan los permisos
El Barcelona no podrá tener esta temporada el plan de incendios que otorgan los bomberos y que es obligatorio para ofrecer una serie de garantías en caso de que suceda una desgracia. Si eso se da ya por seguro que no se alcanzara, está en el aire el plan de evacuación, también obligatorio por las mismas circunstancias. Meter 60.000 personas -o 40.000- requiere de unos accesos amplios y distintas salidas para proteger a los espectadores y asegurar que el estadio se puede vaciar en apenas dos minutos. Eso, ahora mismo y por el devenir de las obras, se antoja complicado de conseguir.
Desde la entidad azulgrana explican que tienen dos pre planes aprobados por bomberos, pero que el plan definitivo no se ha concedido porque hasta que no esté acabada la primera fase de la obra no se puede entregar el definitivo.
En 2018, el FC Barcelona ya realizó un simulacro en el estadio para comprobar que funcionaba el Plan de Autoprotección (PAU), algo indispensable para obtener todos los permisos del Ayuntamiento. En aquel episodio participaron los Mossos d'Esquadra, varias dotaciones de bomberos, ambulancias y el personal del club. Los accesos estaban limpios y había un protocolo de evacuación muy marcado, algo que ahora no es viable alcanzar ese definitivo en los dos meses que restan hasta mayo debido a la situación de las obras con las grúas y el resto de operativa.
El Camp Nou avanza en lo tangencial. La segunda gradería toma forma y se ha vaciado la zona del césped, que ya está en marcha (se debe acondicionar primero, instalar la calefacción y la base), pero la clave del Camp Nou está en lo que no se ve, en la instalación eléctrica y en aquellos detalles que son indispensables para obtener los permisos suficientes. De hecho, desde Limak aseguran que a nivel de obras el estadio podría estar listo para el mes de mayo -se han vuelto a ampliar horarios- pero que la 'burocracia' ralentiza el proceso y la empresa turca no tiene experiencia previa sobre la legislación española.
El no regreso al Camp Nou este curso repercute en una desviación de 28 millones en el presupuesto aunque se puede paliar con partidas no previstas como las ventas de Nico González, Vitor Roque o Unai Hernández, al margen de los premios extra que se puedan obtener por ganar títulos o en una Champions si el Barça pasa de los cuartos. El problema vendrá para los de la próxima temporada en caso de que pueda haber más demora y se cumplan las agoreras previsiones, certeras esta temporada, de que será difícil que se juegue en octubre. El Barça ya le pidió a LaLiga jugar los tres primeros partidos de curso fuera de casa. Después del parón de selecciones, espera volver, con serios asteriscos. Esta temporada la acabará íntegramente en el Lluís Companys.