¿Por qué el Barça nunca ha tenido a su Cholo?
Por el banquillo blaugrana pasaron entrenadores que marcaron la historia del club, pero nadie pudo mantenerse tantos años como el argentino.

Si el Cholo Simeone cumple su contrato con el Atlético de Madrid, firmado hasta 2027, habrá cumplido 16 años en el banquillo rojiblanco. Para ponerlo en contexto, en clave Barça, sería el doble de los años que cumplió Johan Cruyff como entrenador del Barcelona. Ahora mismo, Simeone lleva en el Atleti tantas temporadas como las que sumaron el neerlandés y Pep Guardiola dirigiendo en el Camp Nou.
"A cada día que pasa tengo más respeto y más admiración por el Cholo. Por todo lo que ha hecho. Por su estilo, que es diferente al nuestro pero es digno de elogio. Ha cambiado la historia de su club. Tiene mucho mérito", elogiaba Xavi Hernández en la previa del choque de este domingo. Por Barcelona han desfilado entrenadores que, en algún momento, podrían haberse convertido en el Cholo del Barça: Cruyff, Guardiola, Luis Enrique, actualmente Xavi... Pero, ¿por qué el Barça nunca ha tenido un Simeone?
Cruyff ha sido el técnico que más años ha conseguido mantenerse en el cargo como entrenador culer. Y su legado, no hace falta decirlo, va mucho más allá de los títulos. Aunque entre ellos se encuentre la primera Copa de Europa del club. Sobre el mensaje de Johan sigue pivotando el relato y el fútbol blaugrana a día de hoy. Sigue siendo la hoja de ruta. Laporta ha reconocido en más de una ocasión que cuando tiene dudas, se pregunta qué habría hecho Cruyff en su lugar.
"Seis meses en el Barça son como seis años en cualquier otro club", dijo una vez Carles Rexach. Los años en el banquillo blaugrana pesan. Xavi siempre ha insistido en esa idea. En la presión del "entorno". El entrenador bromea con su cuerpo técnico cuando ganan un partido complicado diciendo que se han ganado un "vale" para seguir una semana más en el cargo.
«El Barça es un club que tiene muchos opinadores»
Josep Maria Minguella, tras una vida vinculado al Barcelona, profundiza en la idea del entorno. "El Barça es un club que tiene muchos opinadores. Esto crea una presión que cuando todo va bien, se aguanta. Si no, viene el cese. Johan estuvo ocho años y vivió momentos muy difíciles, con muchas discusiones con Núñez. Uno quería el dinero en el campo. El otro, en el banco", reflexiona.
"Los presidentes, con el dinero que se mueve, tienen juntas cada vez más potentes. Son quienes realmente mandan. Tienen presupuesto de 800-900 millones, de empresas grandes. Esto les da una responsabilidad social y deportiva", enfatiza Minguella. Así se entiende que, entre otras cosas, Guardiola dejara el Barcelona para vivir un año sabático cuatro años después de sentarse en el banquillo del Camp Nou. Sus diferencias con la directiva eran irreconducibles.
El choque entrenador-jugador
El nivel de exigencia de Guardiola era tan alto que los roces con los jugadores terminaron siendo inevitables. Gerard Piqué lo ha contado públicamente en más de una ocasión. También lo ejemplifica su etapa en el Manchester City. Pep le abrió las puertas a futbolistas importantes como Joao Cancelo, Gabriel Jesús, Leroy Sané o el Kun Agüero. Por otro lado, el desgaste del entorno. O de la prensa. Los medios de la capital también le desgastaron. De esto último nació su rueda de prensa más recordada, en el Bernabéu. "Aquí Mourinho es el puto jefe, el puto amo".
El desgaste también lo sufrió Luis Enrique años después. El asturiano anunció que dejaría de ser entrenador culer la siguiente temporada unos días antes de la histórica remontada ante el Paris Saint-Germain. Ni tan solo aquel partido le hizo replantearse su futuro. "Igual que como futbolista, dejé el Barça porque pensaba que no tenía mucho más que ofrecer", reconoció tiempo después. "La relación jugador-entrenador a este nivel es muy intensa", añadió, justificando también "agotamiento físico y personal".
«El club más difícil del mundo»
Pocas personas conocen mejor el Barcelona que Xavi. Y es por eso que el técnico del Barça ha repetido en más de una ocasión que se trata del "club más difícil del mundo". "No te sientes protegido como futbolista. Y ya no te digo como entrenador", espetó meses atrás. El Barça es un club tan particular que por eso tiene más sentido que en otros lugares apostar por gente de la casa. Ahí está el ejemplo del Tata Martino, que no entendió el tsunami de críticas tras ganar en Vallecas, pero perder la posesión por primera vez en años.
El desgaste de Barcelona es altísimo. Y las particularidades del club lo diferencian de un universo distinto como es el Atleti del Cholo. "Hay mucha gente alrededor del Barça, también es la grandeza del club. Cuando todo va bien, se celebra. Cuando va mal, se critica. La presión es muy alta. Con los medios pasa lo mismo. Cuando va mal, presionan para los cambios", cierra Minguella.