REAL SOCIEDAD - SEVILLA

De la Bella hinca codos para proteger el coco de los futbolistas: "A veces salía solo a no fallar"

El ex de la Real Sociedad está estudiando la carrera de Psicología para dar las herramientas necesarias a los jugadores en los momentos personales más difíciles.

Alberto De la Bella se está preparando para aportar sus conocimientos y ayudar a los futboñistas en sus momentos más delicados. /Relevo
Alberto De la Bella se está preparando para aportar sus conocimientos y ayudar a los futboñistas en sus momentos más delicados. Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Estaba de vacaciones en Grecia cuando recibió la primera llamada de la Real Sociedad. Fue en el verano de 2009. Alberto de la Bella (Santa Coloma de Gramanet, 1985) ni se lo pensó aunque, de primeras, le sorprendió que un equipo como el blanquiazul llamara a su puerta. Ahí comenzó el inicio de una relación de amor que continúa dieciséis años después. Tanto es así que, después de unos años viviendo en Cartagena, De la Bella y su familia están preparando el desembarco en Donostia. Jokin Aperribay, el día de la despedida del exfutbolista de la Real Sociedad, dijo que siempre tendría un hueco en la entidad blanquiazul. Y De la Bella no ha dejado de prepararse para poder echar una mano.

Es su último año en Donostia, gracias a la presencia del psicólogo Imanol Ibarrondo, empezó a entrar en contacto con el mundo del coaching, realizando varios másters. Pero no era suficiente por lo que optó convertirse en universitario para estudiar la carrera de Psicología y poder dar así las herramientas necesarias que él no tuvo a los futbolistas que lo necesiten para revertir situaciones complicadas personalmente hablando.

¿En qué inviertes tu tiempo?

Estudiando, estoy haciendo la carrera de psicología. Estoy terminando segundo. Es lo que hago y luego mucho deporte y mucho tiempo en familia. Disfrutando un poco de los fines de semana, de poder ver a mis hijos cuando tienen partido. Yo, los domingos, también suelo jugar Kings League en Barcelona. Disfrutando y formándome.

¿Por qué psicología? ¿siempre te ha llamado la atención?

Pues mira, es una cosa que durante mi carrera deportiva nunca lo trabajé y considero que en algunos momentos hubiera necesitado y me hubiera orientado en algunas situaciones. Conforme he ido avanzando y me he ido haciendo mayor, considero que es una pieza fundamental el tener herramientas para superar situaciones. Mi último año de la Real Sociedad conocí a Imanol Ibarrondo. Me habló de algunos masters de coaching, me recomendó, los hice y cuando ya los terminé, consideré que quería hacer la carrera. Nunca es tarde. Hoy en día soy universitario y aunque ya haya terminado mi carrera, he tenido muchísimas experiencias viviéndolas en primera persona y considero que añadirle a eso un conocimiento y unas herramientas mediante la carrera de psicología, voy a poder ayudar a futbolistas en distintas situaciones.

¿Qué es lo que te atrae de la psicología?

Ta ayuda a superar situaciones que se dan en el día a día, diferentes etapas durante una misma temporada, cosas internas del propio jugador, de emociones, de situaciones de desconfianza, de no sentirse bien en el grupo...Y luego cosas externas que no puedes manejar, como son lesiones, las suplencias, no estar en la convocatoria u otras decisiones que no están en tu zona de control. Creo que le puedo echar una mano al jugador para que las pueda llevar de otra manera y es que a veces lo toman como algo más personal.

¿Qué es lo más difícil de ponerse a estudiar?

Creo que cuando estudias algo que te llama la atención, es más fácil. Lo más difícil es disponer de tiempo. Soy padre de familia con dos hijos y hay que organizarse la semana para sacar adelante las asignaturas. Yo estoy cogiendo cuatro asignaturas por cuatrimestre. Es un ritmo que puedo llevar bien y lo estoy disfrutando porque al final ya voy viendo cosas que puedo utilizarlas. A día de hoy llevo un par de chicos orientándolos y voy haciendo videollamadas con ellos y la verdad que ya voy practicando ese conocimiento que voy cogiendo.

¿Te hubiera gustado en tu época de jugador tener alguna de estas herramientas para disfrutar más del fútbol?

Sí. Igual que hay mucho más conocimiento de nutrición a día de hoy y de preparación física -ya en mis últimos cuatro o cinco años de carrera estuve con un preparador físico externo a los clubes que he estado y me vino fenomenal- el tener un profesional en la rama de psicología, me hubiera venido muy bien en determinadas situaciones. A veces dejas de disfrutar y la presión y la responsabilidad de defender las diferentes situaciones que se dan en un club te pueden sobrepasar.

¿Hubo algún episodio en tu carrera en el que no disfrutaste?

De no llegar a disfrutar, creo que no, pero de jugar a no fallar, creo que sí. O sea, de a lo mejor salir del partido dando un 6, un 7 y siendo conformista con eso, sí me ha pasado más de una vez. Creo que si hubiera tenido herramientas o hubiera sabido manejar la situación de otras maneras, podría haberle sacado más partido dentro del juego.

"Tener un profesional en la rama de psicología me hubiera venido muy bien. A veces dejas de disfrutar y la presión y la responsabilidad de defender las diferentes situaciones que se dan en un clubte pueden sobrepasar"

Alberto De la Bella

Antes como que pedir ayuda estaba mal visto. Ahora es más normal. ¿Es algo que echaste de menos?

Yo creo que ahora, por suerte, muchos deportistas y en otros ámbitos de la vida, la gente está hablando con más normalidad. La gente utiliza este tipo de profesionales para situaciones personales, laborales y a mí, como te digo, me hubiera gustado tener esta ayuda externa, esta orientación, el poder conversar, porque al final, según la personalidad que tengas, si eres más extrovertido o menos, te cuesta sacar las cosas, expresarlas y decirlas con palabras. Te lo quedas ahí dentro y no te hace bien.

Está claro que para llegar a la elite tienes que tener un talento extraordinario pero incluso teniéndolo, no todo el mundo llega. ¿Cuánto de importancia tiene la cabeza en todo ese proceso?

Es un porcentaje muy alto. No te sabría decir un número. Cuidar otros aspectos como es el descanso o la nutrición, también, pero lo mental es fundamental. Se está viendo ahora en casos de chicos que están debutando muy jóvenes, que necesitan estar arropados, un buen entorno familiar, de amistades y aún así, tener una persona de confianza que le ayude a manejar esa exigencia que tiene, por ejemplo, un Lamine Yamal defendido de la camiseta del Barcelona con 17 años.

Cada vez debutan más pronto...

En nuestra época le pasó a Antoine Griezmann, pero ahora se está viendo como más normal que debuten tan jóvenes. Es lo que te digo, hay mucha exigencia detrás, mucha responsabilidad por vestir camisetas de equipos de mucho peso con la presión de la afición y de las redes sociales Son muchas cosas que hay que manejar fuera del campo.

Es como que se nos ha ido de las manos todo esto...

Sí, puede ser, pero va de la mano de lo económico. Al final se pagan cantidades desorbitadas por traspasos, por salarios y todo eso conlleva una exigencia y una responsabilidad. A la gente se le olvida que son chavales muy jóvenes y es difícil manejar todas esas situaciones. Es normal que en algunos casos les influya y el rendimiento baje.

Ya no sólo de futbol profesional. Cada fin de semana asistimos en los campos de fútbol base a episodios de insultos, violencia...

Sí, pero ¿por dónde lo enfocas para erradicar todo ese mal que hay en la sociedad? Porque a mí me pasa, yo voy a ver a mis hijos jugar y veo padres que pagan frustración con los árbitros, con el entrenador, si su hijo no juega en la posición que ellos consideran que es la idónea para desarrollar su fútbol... ¿Dónde está el límite? ¿dónde lo ponemos? ¿dejamos a los padres fuera? ¿Les dejamos participar pero solo para que disfruten? Eso sería lo ideal, que solo entraran a aplaudir y animar, pero no es así hoy en día.

¿Hay solución? ¿es posible erradicar esa violencia?

Es complicado porque es algo muy generalizado, pero yo empezaría porque cada club tuviera, de manera obligatoria, charlas con los padres y hubiera un protocolo de actuación y de advertencia cuando se pasara una línea y de no dejar la entrada al campo a las personas que no se comporten como tal.

¿Sigue viviendo en Cartagena?

Sí, me retiré aquí hace dos años y medio y vivo en San Pedro de Pinatar porque los niños están a gusto en el colegio, hay calidad de vida, hay sol y se vive muy bien. Decidimos quedarnos aquí en esta etapa, pero ya vamos a desembarcar prontito en San Sebastián. Ya tenemos la idea de volver. Siempre decía que cuando dejara el fútbol, iba a ser nuestro destino y cada vez está más cerca.

¿Lo echas de menos?

Sí. Tenemos muchas cosas buenas aquí y no nos podemos quejar, pero tenemos ganas de vivir en el norte, en San Sebastián, por todo, porque creemos que es el momento por la edad de nuestros hijos, por la cultura que hay, por el tipo de gente y porque se vive muy bien también.

¿La llamada de la Real Sociedad y tu vida en Donostia supuso un punto de inflexión en tu carrera?

Pues sí. Fue algo que no esperaba. Es que yo creo que ningún futbolista espera los pasos que se le van dando en su carrera. Fíjate, yo no había jugado en ningún filial hasta acabar mi etapa de formación y en tres años pasé por la cantera del Espanyol, del Villarreal y del Sevilla. Entonces, cuando se dio la posibilidad de ir a San Sebastián, aun estando en Segunda División, ni me lo pensé. Fue una oportunidad espectacular para avanzar en mi carrera y encima cómo se dio todo, siendo el año del centenario y ascendiendo en esa primera temporada.

Me acuerdo que estabas de vacaciones en Grecia cuando te llamó la Real. Dirías, ¿y esto?

Sí y ahí es donde me aprendí el prefijo 943. Había dos equipos en Segunda División, la Real Sociedad y el Real Unión. Y bueno, por suerte, la llamada fue de San Sebastián.

El arranque de aquella aventura, personalmente hablando, no fue del todo positivo. Incluso hablando con gente del staff técnico de aquella época, alguno comentaba que su contratación no había sido acertada...

Mira, igual me pasó algo de lo que hemos hablado antes... Llegué a un club histórico donde el objetivo era 100% ascender, con una afición desilusionada porque un club histórico llevaba ya demasiado tiempo en un sitio que no era el lugar que le correspondía y para cumplir todas esas expectativas... No es fácil subir a Primera División y mi fútbol fue de menos a más, como el del equipo durante esa temporada.

De la Bella celebra junto a sus compañeros el ascenso.  EFE
De la Bella celebra junto a sus compañeros el ascenso. EFE

El objetivo, como has reconocido, era subir sí o sí, pero precisamente esa temporada la ilusión, por los fichajes sobre todo, no era muy alta. Era la temporada en la que menos expectativas había y sin embargo, se consiguió. ¿Cuál fue la clave?

Aunque habían pasado dos años, el palo sufrido en Gasteiz todavía seguía muy presente. Había mucho desánimo, pero se consiguió. Se dio todo. Los fichajes que vinimos de fuera aportamos lo que teníamos que aportar. La base de Zubieta ya estaba consolidada y dieron un paso adelante. Y luego había figuras que destacaban dentro del grupo como Xabi Prieto, Claudio Bravo y la aparición estelar de Antoine Griezmann.

Esa Real fue el germen de todo lo que está pasando ahora. ¿Está de acuerdo?

Yo creo que era el momento de volver a Primera División. La Real, si se hubiera tirado más años en Segunda, no se sabe qué hubiera pasado con el club. Por suerte se produjo un cambio en la presidencia con la entrada de Jokin Aperribay y se empezaron a hacer las cosas muy bien. Recuerdo la primera temporada en Primera División, que hasta la última jornada no nos salvamos contra el Getafe. Esa fue la primera piedra de todo lo que vino después, de los siguientes años que conseguimos Europa.

¿Cómo se produjo ese cambio de chip el vestuario?

Es que éramos una familia, había mucha unión y eso es necesario hoy en día en el fútbol para que la balanza caiga a tu favor. Se tiene que dar eso y que los resultados acompañen. Yo creo que conseguimos hacer un fútbol más o menos atractivo con Lasarte, un fútbol bastante directo. Luego, con Montanier, el equipo rozó un fútbol espectacular. Recuerdo partidos donde en la primera parte ya prácticamente estaba resuelto. Eso nos acercó a afianzarnos en la parte alta de la tabla y en esa temporada 12/13 alcanzamos el sueño de muchos.

Han pasado 15 años desde que se consiguió el ascenso. ¿Te esperabas todo esto que está viviendo la Real?

No me sorprende por la filosofía que tienen, por la capacidad de trabajo y de esfuerzo del guipuzcoano, de las raíces que hay en el norte y por el buen hacer de Jokin y de la gente que le rodea. Hay muchas horas detrás, muchos años, pero que la Real hoy en día esté donde está, con el estadio renovado y consiguiendo año tras año puesto europeo es por todo ese trabajo que se empezó a hacer en 2009.

¿Qué es lo que te marcó a tu llegada para mostrar ese cariño ya no sólo hacia la Real sino hacia esta tierra?

Pues lo que más me llamó la atención es que el niño desde pequeño es de la Real Sociedad. El niño y la niña van al colegio con la camiseta txuri urdin y no ocurre como en otras comunidades, donde la prioridad es vestir la camiseta del Real Madrid o del Barcelona. Eso ya me marcó y luego que la ciudad es como un pueblo grande, que todo el mundo te conoce, te reconoce, te da cariño y siente la Real Sociedad. La verdad es que desde el primer día me sentí súper querido. Siendo de fuera, me lo han demostrado y ahora, cada vez que vuelvo en verano, que pasó mucho tiempo también, es de agradecer porque eso significa que has sembrado mucho y recoges lo que te mereces.

De la Bella habla de su paso por la Real Sociedad. Relevo

Tú lo dijiste, cuando te fuiste de la Real Sociedad, que sin serlo, obviamente, te sentías como un canterano más...

No he estado en formación en Zubieta, como tal, pero es donde he crecido como persona y como jugador. Y a todo eso, súmale que he conocido a mi mujer, que mis hijos son donostiarras. Es el sitio. Siempre que me preguntan qué equipo te ha marcado en tu carrera, pues es la Real Sociedad porque es donde más años he jugado al fútbol, seguidos, donde he crecido personalmente y donde me he sentido muy querido.

Tu camino en la Real Sociedad, pese a todo, no fue un camino de rosas. ¿Cómo se revierte esa situación para luego tener el mejor recuerdo?

Sí. Al principio me costó hacerme con el puesto la primera temporada. Con Montanier recuerdo algunos partidos, incluso, en los que Mikel González jugaba en la izquierda y alguna vez jugó Cadamuro. Viendo números, he jugado muchos partidos. En ocho temporadas, más de doscientos sale una media alta de cerca de 30 partidos por temporada. Eso significa que ha sido una pieza importante, pero dentro de eso ha habido fases negativas. Recuerdo con David Moyes también una fase donde yo bajé el nivel, perdí la titularidad, jugaba Yuri. De todos esos momentos se aprende. Seguro que me hubiera venido bien tener esas conversaciones de las que hemos hablado antes para mejorar o para llevar las situaciones de otra manera, pero es lo que te digo, al final yo tengo una personalidad también que siempre he intentado dar todo lo que tengo dentro, de exigirme cada día, de mejorar, de que la gente de mi alrededor estuviera orgullosa y yo creo que lo he conseguido.

De la Bella celebra uno de los pocos goles marcados con la Real Sociedad.  AFP
De la Bella celebra uno de los pocos goles marcados con la Real Sociedad. AFP

Como en el caso de Imanol Agirretxe, al que no le dejaban de fichar delanteros para crear competencia, en tu caso sucedió lo mismo, pero el que acaba jugando era De la Bella. ¿Eso te reforzaba?

Sí. Recuerdo perfectamente el verano que trajeron a 'Cote'. Un jugador que venía de jugar en Oporto, en la Roma, era un rival en el puesto con experiencia y con galones. Pero bueno, yo me hice con el puesto desde el primer día y creo que ha sido la temporada que más minutos he jugado y de mejor nivel, que fue la temporada que conseguimos quedar cuartos. Ante la adversidad, yo tengo eso, que intento sacar mi mejor versión.

¿Es difícil no bajar los brazos en esas situaciones?

Yo creo que no por la personalidad que tengo. Es más fácil caer en la zona de confort cuando te sientes titular, cuando sientes que hagas lo que hagas durante la semana, los entrenamientos, vas a partir en el once. Ahí puedes caer en una rueda de conformismo, de bueno, con esto ya me vale, no tengo a nadie que me apriete y ahí sí que te puedes equivocar.

Uno de tus peores momentos, yo creo que fue la primera vez que saliste, que luego volviste. ¿Cómo revertiste eso?

Recuerdo la conversación con Eusebio. Me llamó a vestuario y, planificando un poco la temporada siguiente, me dijo que iba a contar más con Yuri como titular y que luego, de segunda alternativa, prefería un chico joven y estaba que Kevin Rodrigues. Me lo planteó de tal manera que lo tuve que entender. A mí me daba mucha pena dejar la Real Sociedad, pero cuando ves que no vas a tener la importancia que venías teniendo los últimos años, empecé a mirar alternativas. Salió algo a nivel nacional, pero la experiencia de jugar en un grande como Olympiacos, me llamó la atención y allí que me fui.

¿De todos los entrenadores que tuvo en la Real, quién le marcó más?

Cada uno tenía su estilo. Martín era muy motivador con sus charlas. Siendo uruguayo, el gen competitivo lo tenía en la sangre. Recuerdo de Montanier que al principio le costaba con el idioma, que era una barrera, pero el equipo salía al campo a disfrutar. Eso se notaba en el juego. Con Eusebio, aunque en ese momento consideró que tenía que salir, fue el técnico que dio el OK para que yo volviera. También eso dice mucho de su persona, que en un momento consideraba que no iba a tener minutos pero luego, con la salida de Yuri al PSG, consideró que yo era el que le podía ayudar y ahí se dio mi vuelta. De cada uno, he aprendido y de Imanol, que fue mi último entrenador en San Sebastián, tengo un recuerdo espectacular, que exigía el máximo en cada entrenamiento y eso al final se tiene que notar en el campo.

"No sé si Imanol sería capaz de transmitir lo mismo en otro equipo. Porque él siente tanto la Real y hace tan natural todo lo que dice y hace que el jugador le tiene que creer"

De la Bella

¿Te diste cuenta de que era especial a pesar del poco tiempo que compartió vestuario con él?

Si. Ese sentimiento que tiene por la Real. No sé si sería capaz de transmitir lo mismo en otro equipo. Porque él siente tanto la Real y lo hace tan natural todo lo que dice y hace que el jugador le tiene que creer. Es que yo creo que a Cholo le pasa un poco con el Atlético de Madrid. Tiene un mensaje que cala, es exigente pero el jugador ve recompensado cuando le devuelve ese esfuerzo y al final, cuando tienes un entrenador que va de cara y ves que el jugador que no da todo lo que tiene que dar se queda en el banquillo o incluso fuera de convocatoria, van todos a una y yo creo que el mismo grupo arrastra a ese jugador para que se sume y para que aporte.

Tú viviste muy cerca la irrupción de Antoine Griezmann. ¿Ha sido el jugador que más te ha sorprendido por crecimiento?

Por crecimiento, sí, sin duda. Por talento yo creo que hemos tenido dos compañeros ... Antoine y Carlos Vela. Son los dos jugadores que más talento tenían en el vestuario. Pero Antoine tenía crecimiento y ambición y Carlitos era salir a disfrutar. Cada uno ha hecho la carrera que ha hecho un poco en base a lo que ellos buscaban en el fútbol. Carlitos es que era magia pura, tenía un talento innato que nos hacía disfrutar a los que teníamos alrededor. Y Antoine, pues es un jugador muy versátil que puede jugar en distintas posiciones y a todo eso le añadía sacrificio defensivo. Yo recuerdo más de una vez ayudarme en defensa con esos tackles que le gustaba hacer y bueno, pues se agradece.

De la Bella elogia las figuras de Antoine Griezmann y Carlo Vela. Relevo

Hablando de Carlos Vela, tú que tenías una relación estrecha con él. ¿Da rabia, con todo lo que tenía dentro, que no quisiera más?

Pero es que hay que quererle así. A Carlitos hay que entenderle así porque es lo que a él le hace feliz. A Carlitos igual le hubiera sumado una nutrición estricta o meterle más gimnasio y no hubiera sido feliz y no hubiera sacado el fútbol que sacó. Entonces, a cada jugador yo creo que hay que darle, o el entrenador tiene que quererlo tal y como son, porque es la manera yo creo de que aporten más al grupo.

¿Qué primer recuerdo tienes de Griezmann?

Me sorprendía cómo entendía el fútbol y ese primer toque, la rapidez, la velocidad mental que tenía para dejar de cara, para moverse, para dejar el balón. Antes de que le llegara la pelota, ya sabía qué hacer con ella. Tenía una posición diferente a la que actúa hoy en día, jugaba más en banda y explotaba más las rupturas por detrás de la defensa. Ahora ha cambiado su juego totalmente. Pero esa versatilidad ya la tenía desde bien joven. Y no dejaba de reírse. A Antoine se le nota mucho cuando está feliz y disfruta. Es un jugador top. Cuando está triste y serio, no saca sus virtudes.

¿Esperabas la carrera que ha tenido o también te ha sorprendido?

Hombre, sorprende que paguen tantos millones como ocurrió con el traspaso al Barcelona, por ejemplo. Pero era merecido totalmente. Es que el año 2018, donde consigue el Mundial, es que estaba entre los tres o cinco mejores jugadores del mundo, pero lo que hablábamos de la sonrisa. En Barcelona no se le vio sonreír tanto.

¿Te ves en el futuro ligado al fútbol? ¿Estás estudiando Psicología para ayudar a todo tipo de deportista?

Yo creo que serán futbolistas porque, al vivirlo de primera persona y haber hecho una carrera larga, he vivido distintas situaciones que considero que me puedo poner la piel de ellos. Ya casi al final de mi carrera tuve una lesión de rodilla y también por ahí, el tener una lesión así ayuda también a entender las emociones que se pueden tener. Me gustaría ayudar a jugadores e incluso a entrenadores.

¿Qué se le pasa a un jugador de élite cuando tiene una lesión tan grave como la que tuviste tú?

Entran muchas dudas. Lo primero que te preguntas es si volverás a ser el jugador que eras. Yo, por suerte, no tuve que operarme, pero ya cuando hay cirugía, esa rodilla ya no es la misma. La tienes que educar, la tienes que recuperar para volver a sentir las sensaciones que tenías antes de esa lesión. Y no es fácil, a veces se complica y pasa el tiempo y te frustras. Es donde entran las dudas.

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¿Cuánto de importante es tener a alguien a tu lado ya no solo que te diga cosas, sino que te escuche?

Muchísimo. Ya solo el poder sacar lo que llevas dentro, es que ya solo con esas conversaciones, le estás ayudando a estar en un estado emocional mejor. Y si encima le das alguna herramienta para manejar ese tipo de situaciones, cuando tengan un pico de baja autoestima o de dudas o se genere algún conflicto mental, el jugador puede mejorar muchísimo.

¿A los futbolistas os cuesta soltaros?

Mucho. Antes, creo que la gente no se abría porque era algo que te hacía sentir débil. Tampoco lo querías exponer porque a lo mejor el entrenador podía pensar que igual no estabas preparado para estar en la alineación el fin de semana. ¿Cómo ibas a contar tú que estabas sin confianza, que te daba miedo algunas situaciones del juego, que jugabas a no fallar en vez de atreverte? ¿cómo ibas a contar todo eso? Te estabas quitando números para estar en el once inicial.

Y jugar con eso es una carga pesada, ¿no?

Claro que sí, dejas de ser tú. Eres la mitad de jugador del que podrías llegar a ser. Imagínate hacer una acción errónea que cueste un gol ya te puede condicionar todo lo que hagas en el encuentro si no sabes manejarlo.

Estás jugando la Kings League. ¿Un futbolista deja de serlo en algún momento de su vida?

Unos te dirán que sí, que no quieren saber más de fútbol, y otros te dirán que nunca se deja de serlo. Yo, ahora mismo, estoy jugando por placer, como cuando jugaba con mis amigos en el parque, Esa sensación de cero presión, de hacer lo que me gusta, de entender el juego. Cada vez se suma un componente táctico, los equipos se preparan, tenemos análisis del equipo rival. Yo lo estoy disfrutando mucho por eso, es un tipo de fútbol que llevaba tiempo sin jugar.

De la Bella, en su etapa en el Olympiacos.  EFE
De la Bella, en su etapa en el Olympiacos. EFE

La gente recuerda mucho a De la Bella por el golazo que marcó al Valencia que fue tu primero con la Real Sociedad. ¿Fue una liberación?

Puede ser. Esa temporada estaba jugando bien, pero ese gol, es de un jugador que estaba fluyendo en el campo, que no estaba pensando más de la cuenta, que estaba dejando hacer. Si me hubiera pensando a parar cómo resolver esas situación, seguro que hubeira tirado al muñeco, a romper o a un lado, pero no de esa manera. El fluir en un campo es lo mejor que te puede pasar, lo mejor que puedes sentir como futbolista. Tomas las decisiones de manera innata y da gusto.

El fútbol ha perdido esencia en ese sentido, ¿no?

Si. Veo entrenadores en formación que les obligan a los niños a hacer todo. Veo al jugador muy atado y, en mi opinión, tienes que liberarlo y más en etapas de formación. Se ha perdido ese fútbol callejero.

Aperribay dijo que siempre tendría un hueco en la Real sociedad...

La temporada que viene, cada dos semanas, voy a estar ahí en la grada, animando, y disfrutando de la Real de cerca. Por televisión es diferente. Estamos toda la familia apoyando, pero tenemos ganas de vivirlo más cerca.