RAYO VALLECANO

Los años en los que Bolo enamoró al Rayo y le metió en Europa: "¡Me quedé sin viaje de novios!"

El histórico delantero rayista repasa su etapa en Vallecas con éxitos inolvidables pero también un doble descenso que le "mató por dentro".

Bolo celebra uno los goles que anotó en una histórica participación en la Copa de la UEFA./Archivo
Bolo celebra uno los goles que anotó en una histórica participación en la Copa de la UEFA. Archivo
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Hablar de Jon Pérez Bolo es hablar de ascensos. Tanto como entrenador como futbolista, el bilbaíno ha conseguido muchos éxitos subiendo de categoría. Tardes de gloria para diferentes entidades, aunque con ninguna disfrutó tanto como con el Rayo Vallecano. Lo reconoce en cuanto se le pregunta por ello. Lo que sintió jugando y goleando en Vallecas es difícil de igualar. Con la franja roja en la camiseta lo vivió todo, desde un inolvidable ascenso ganando al Extremadura a un doblete inolvidable en el Camp Nou con el Barça jugándose el título de LaLiga, pasando por un curso inolvidable compitiendo en la Copa de la UEFA en la que se convirtió en el máximo goleador junto a Dimitar Berbatov.

Años clave en su carrera que todavía hoy le hacen emocionarse. En el barrio le quieren y él tiene un sentimiento inquebrantable hacia una entidad a la que llegó cedido en enero de 1999 y en la que pasó cinco años y medio.Tras una primera entrega en la que repasábamos su trayectoria en el césped y los banquillos, esta segunda parte de la charla con Relevo se centra en esa etapa vallecana de la que guarda "mil anécdotas", la mayoría buenas, aunque también malas como un doble descenso que le "mató por dentro". En el corazón de todo aficionado, y también en el suyo, siempre perduran los mejores momentos.

Para entender lo que suponía Vallecas para Bolo, el mejor ejemplo es la conversación que mantuvo con Luis Fernández en el verano de 1999. El francés le quería para un primer equipo del Athletic Club que venía de jugar Champions, pero Bolo tenía claro dónde quería estar. Y ese lugar no era otro que el humilde campo de Vallecas en un proyecto liderado por Juande Ramos que había ascendido con sus goles unos meses antes y que tocaría el cielo en los siguientes años. Los mejores de su carrera y de la historia de la entidad.

Tus primeros años en el Rayo Vallecano fueron con Juande Ramos como entrenador. ¿Cómo era? ¿Se le veía ya lo que podía conseguir después?

Sí, sí. Él ya había entrenado al filial de Barcelona o al Lleida, había estado en varios equipos, y para mí ha sido uno de los entrenadores referentes en mi carrera. Por cómo llevaba el grupo, sobre todo. Es un entrenador que tácticamente sabía en cada momento lo que tenía que hacer el equipo y un entrenador top a nivel de estrategia. De hecho, ahí fue donde me di cuenta de la importancia que tiene en el fútbol el balón parado. Era increíble la cantidad de goles que hicimos en esos años y la cantidad de puntos que nos daba. Ya en ese momento era muy buen entrenador, como luego ha demostrado.

Desde la primera llamada tenías claro que Vallecas era el lugar ideal y no te equivocaste, cuajando un año muy bueno y con goles importantes, pero imagino que ninguno como el del Extremadura en la promoción de ascenso.

Recuerdo que hicimos muy buena temporada, pero que al final no pudimos subir directos y tuvimos que jugar esa eliminatoria contra Extremadura. Lo recuerdo con muchos nervios. Hicimos un muy buen partido y sacamos un resultado muy bueno allí. Nos quedaba el partido en casa y aunque teníamos buen resultado recuerdo esos nervios. Para nosotros un ascenso era como puede ser una Champions para el Madrid, las ligas para el Atlético… Y aún teniendo un resultado muy favorable del partido de ida, yo recuerdo el día hasta que llegó la hora con muchísimo nerviosismo. Comimos y normalmente solemos echar la siesta, pero no pudimos dormir ninguno. Todos hablando, imaginando lo que podía pasar, lo que teníamos que hacer, lo que iba a pasar si conseguíamos el objetivo, que si la fuente, la gente, Vallecas... Fue un día muy largo, con mucha ilusión. Y luego tuvimos la suerte de volver a ganar y yo tuve la de hacer el último gol de ese ascenso en Vallecas, que lo tengo grabado a fuego en mi mente porque es un momento muy especial. Tengo muchos momentos buenos en mi carrera, pero ese era muy importante por lo que suponía, porque ya no se nos escapaba e íbamos a subir a Primera División. Y solo pensaba en disfrutarlo con la familia, con los compañeros y con la afición. Fue un momento muy especial.

Bolo recuerda los bonitos momentos del ascenso a Primera con el Rayo.RELEVO

El Rayo hace una apuesta importante y te compra para el regreso a Primera División. Cuajáis una temporada casi perfecta, con la guinda del 0-2 al Barça.

Habíamos hecho una muy buena temporada, estábamos ya salvados, no corríamos peligro y el objetivo estaba cumplido. Nosotros fuimos a disfrutar de ese momento, a un estadio lleno y contra un equipo que se estaba jugando la liga. Había mucha presión para ellos, pero nosotros estábamos tranquilos y fuimos a disfrutar del partido. Conseguimos asaltar el Camp Nou y le hicimos un pequeño favor al Depor porque ellos ganando al día siguiente creo que ya conseguían la Liga o la tenían muy cerca. Les fastidiamos y ayudamos a otros. Nosotros fuimos a hacer nuestro trabajo, a disfrutar del ambiente del partido y conseguimos ganar 0-2 y yo tuve la suerte de hacer los dos goles.

Ya eras ídolo para el Rayo, pero ese doblete me imagino que te lo seguirán recordando.

Sí, han sido muchos años de disfrutar de ese momento porque hasta hace bien poco el Rayo nunca había ganado en el Camp Nou y solo habíamos sido nosotros. Nadie había hecho dos goles como hice yo y esas hazañas se han recordado durante muchos años en Vallecas. Hoy es el día que voy a visitar el estadio para ver al Rayo y la gente me lo recuerda. ¡Los dos goles, eh! También el año de la UEFA, que fui el máximo goleador con Berbatov. Al final todo eso cuando vas por allí la gente se acuerda de ello y te lo recuerda. Yo estoy orgullosísimo. Viví momentos increíbles en Vallecas y ese fue uno de ellos.

Fuisteis a Europa ese año por una vía un tanto rocambolesca: Un sorteo entre los equipos de cada liga con mejor Fair Play. ¿Cómo lo vivisteis en el vestuario?

Nosotros sabíamos que habíamos quedado los primeros en España en esa clasificación del Fair Play y que entrábamos en un sorteo. Todo el mundo se alegró por ese sorteo; toda la afición, pero yo tengo una persona muy cercana que fue la que más se enfadó del mundo. Yo ese verano me casaba y tenía un viaje de novios a Nueva York, San Diego y Las Vegas pero me adelantaron la pretemporada y Juande Ramos no me dejó ir de viaje de novios y mi mujer fue la que más se enfadó. No pudimos hacer ese viaje. Juande me dijo que no, yo le insistí con que era solo una semana, pero él que no y que no porque había una previa. Jugamos contra la Constelación de Andorra, que creo que sigue el récord de goles que hicimos (0-10). No tocó un equipo difícil, pero nosotros nos quedamos sin viaje de novios.

El delantero recuerda una divertida anécdota en el momento de clasificarse a Europa.RELEVO

Menuda Copa de la Uefa que hicisteis… hasta los cuartos de final eliminando, entre otros, al Girondins de Burdeos, que era el mejor equipo de Francia.

Sí, era el líder de la liga francesa y le ganamos en casa y le ganamos también en Burdeos. Y bueno, otro momento increíble dentro de mi carrera porque fui el autor del segundo gol. Me hicieron el penalti en el primero, que metió Luis Cembranos, y marqué yo el segundo. Recuerdo como un momento increíble también cuando viajamos a Noruega, contra el Molde, en los fiordos. En nuestro avión viajaba a la afición también con nosotros y disfrutamos mucho con ellos. Fueron viajes espectaculares.

Otro momento bonito es marcar el gol 400 del Rayo en Primera. Y encima con celebración especial mostrando la camiseta de River Plate. ¿Cómo surgió?

Las dos aficiones están hermanadas por la coincidencia de la camiseta. Hay una historia por ahí de unas camisetas del Rayo que vinieron de Argentina o del Rayo que fue a Argentina. Y, bueno, pues había una persona en Argentina a la que le gustaba mucho el Rayo y creó una peña allí en Buenos Aires e hizo una hermandad con una peña de aquí, Planeta Rayista. Yo tenía cierta relación con ellos, me presentaron a esta persona y me propusieron para unir más a las dos aficiones el poder celebrar un gol con la camiseta de River, que la tenía debajo de la camiseta del Rayo. Tuve la suerte de hacer el gol 400 y se le dio mucho más bombo. Recuerdo esa época también muy chula porque mucha gente de Argentina, de River, me mandó muchos regalos. Yo acababa de tener a Adrián, mi primer hijo, y me llegaban camisetas, chupetes, baberos, bodys… De todo, cada día llegaba una cosa nueva a Vallecas. Esa foto mía celebrando el gol 400 con el Rayo salió también en los medios de comunicación de allí, en Argentina, y la verdad que sin buscarlo tuve una repercusión muy grande, me hicieron entrevistas… Me puso contento poder trasladar a la gente de Argentina el sentimiento rayista.

Una celebración muy especial que supuso muchos regalos desde Buenos Aires.RELEVO

Los últimos años no fueron tan bonitos. Dos descensos consecutivos hasta Segunda B en la que era tu casa.

Fue muy difícil. Fueron dos años de muchas noches sin dormir. Muy duro, muy duro. Además esos dos años ya se habían retirado Lopetegui y otros capitanes y el brazalete pasaba a mi brazo y al de Pablo Sanz. El primer descenso fue duro, porque vuelves otra vez a Segunda División, pero si lo piensas en frío es algo que puede pasar en un club humilde como el Rayo. Sobrevivir con tanto equipo grande muchos años es difícil y algún año te puede pasar. Una tristeza, una decepción y lo asumimos. Tomamos el reto de volver a intentar recuperar la categoría y subir. En ningún momento los que estábamos allí de capitanes pensamos que con el descenso nos teníamos que ir o buscar otros equipos. Lo teníamos claro y no había otro objetivo que no fuese ayudar a recuperar la categoría. Pero el segundo descenso nos mata.

...

Fue un año muy complicado, con muchos cambios de entrenador, mucha inestabilidad en el club y ese es el lunar más grande que tengo sobre mis espaldas. El bajar de Segunda División a Segunda B con el Rayo me mató por dentro. No era lo esperado y la verdad es que lo pasé muy mal. Lo voy a repetir y lo has dicho tú antes. El Rayo para mí es como mi segunda casa, los quiero muchísimo y darles eso a la afición y que pasara lo que pasó... fue el momento más difícil de mi carrera deportiva.

Encima la temporada empieza con Lopetegui de entrenador, que para vosotros sería también especial porque había sido compañero.

Mi amigo, sí. Mi amigo, mi compañero, un referente actualmente en el mundo de los banquillos… El mayor error de esa temporada fue destituir a Julen Lopetegui porque ahí empezó todo a resquebrajarse. Fue para mí un error grandísimo porque en la plantilla estábamos todos con él, estábamos bien, estábamos quintos o sexto, cerca de los puestos de arriba, y se tomó la decisión de destituir a Julen y ahí empezó la debacle. Para mí fue el error más grande de esa temporada. Fue muy duro sobre todo para muchos de los componentes de la plantilla y no lo superamos nunca. Y luego pues pasaron muchos entrenadores y cuando pasan muchos en una misma temporada no hay estabilidad, no hay confianza y no salen las cosas.

Los duros momentos del doble descenso narrados por el capitán.RELEVO

¿El clima cómo lo recuerdas? Con la afición, con el club, entre vosotros…

El club estaba bien, yo nunca he tenido ningún problema en el Rayo Vallecano en cuanto a pagos. Si es cierto que he vivido la época dorada con el ascenso, Europa, muchos años en Primera, e igual por eso no tuve ningún problema con pagos. Siempre he estado al día y esa temporada era igual. Y la afición nos apoyó hasta el último partido, hasta el último día, a muerte. Lo que pasa es que no salían las cosas. Pero yo no recuerdo, salvo el último día, que sí que hubo problemas y era normal porque habíamos descendido a Segunda B, no recuerdo que la afición nos hubiera dado la espalda ni nada. Al contrario, nos apoyaba como siempre. Lo que pasa es que nosotros no dimos la talla y no conseguimos el primer objetivo, que era ascender, y cuando cambió el objetivo a intentar conseguir la permanencia tampoco lo conseguimos. Entre las decisiones que se tomaron con la destitución de Julen y que nosotros los jugadores no estuvimos a nuestro nivel, pasó lo de la desgracia del descenso.