Borja Jiménez: "Lo que más necesita el futbolista es cariño, tienen déficit de afecto, y nos creemos que son superfelices"
El entrenador del Leganés charla sobre su precoz carrera en los banquillos, de cuando estuvo a punto de dejarlo y del particular lado humano del futbolista antes de jugar contra el Atlético.

Borja Jiménez (Ávila, 21/01/1985) comparte con Íñigo Pérez, del Rayo Vallecano, la máxima juventud en un banquillo de Primera. Lo hace en el del Leganés, tras el ascenso casi inesperado de la temporada pasada. Desde que empezó con 29 años en el Ávila, todo le va muy rápido, aunque lo afronta con calma, porque además no olvida que tras su primer éxito, a punto estuvo de quedarse fuera del fútbol y trabajar como profesor de autoescuela. Lo retomó entrenando a cadetes y pronto llegarían los ascensos con el Mirandés y el Cartagena, lo que también rozó con el Deportivo de La Coruña. Se quitó la espina clavada en el 'Lega', donde le repite una y otra vez a sus jugadores que para quedarse en Primera, "tienen que hacer muchas más cosas que los rivales, hay un lado romántico en todo eso". A corazón y esfuerzo no quiere que les gane nadie, así que al Metropolitano van sin complejos. "¿Me alegraría si dices que no pueden jugar Julián o Griezmann?", sonríe, y se sincera en Relevo.
Imagino la de veces que te dirán eso de 'qué joven eres'... ¿No te cansa a veces?
Ojalá perdure en el tiempo, pero todos vamos cumpliendo años. Me lo tomo bien, pongo en valor todo lo que voy consiguiendo, disfruto mucho porque es una de las mayores suertes venir a tu trabajo cada mañana sin sentir que es un trabajo. En su momento arriesgué y ahora disfruto, creo que me queda lo mejor. Estoy en un sitio al que nunca imaginé llegar.
¿Ser joven en un banquillo puede resultar un hándicap?
Tiene dos lecturas. Habrá gente que la edad le llame la atención para bien, ver a alguien joven que está consiguiendo casi todo lo que se propone. Y otros a los que esa juventud le puede privar de experiencia. Creo que fue más difícil al principio, cuando no tenía trayectoria ni resultados que me avalasen, además no había sido futbolista que era otro hándicap.
¿Eres especialmente cercano con el futbolista por esa cuestión de edad?
Por cómo es hoy la sociedad, lo que más necesita el futbolista es cariño. Fuera de su entorno de vez en cuando lo recibe, pero casi todo lo que leemos y nos llega de ellos, es negativo. A veces debemos ser su soporte, hacerles ver que cometer un error es un aprendizaje positivo. Los entrenadores tenemos que ser cercanos al futbolista porque en el 90% de los casos tiene un déficit de aprecio, cariño y cercanía.
Al no haber sido futbolista profesional, ¿cómo se consigue que ellos no piensen que no puedes ponerte en su piel?
Porque somos personas, cuando hablas con un futbolista, hablo con su persona. Ahí somos todos iguales, tenemos los mismos problemas, preocupaciones, ambición, compartimos la misma pasión. Yo no hablo con Sergio o Haller futbolista, sino con la persona.
¿Es muy diferente el futbolista de Segunda al de Primera?
Sí, es de las cosas que me estoy encontrando diferentes, quizás por lo que te decía: nos creemos que tienen de todo y son superfelices, y cuando más nivel tienes, más sometidos están a presión. Aunque la presión esta en otro tipo de trabajos, como el doctor que opera a corazón abierto o el que necesita un trabajo para dar de comer a su familia. Nosotros nos ponemos la presión de ganar cada día, y no es que sean mejores o peores, pero a nivel humano tienen otras necesidades y problemas que en Primera RFEF no tenían, la Primera División te exige otras cosas.
¿Y tú has cambiado?
No, y creo que lo estoy consiguiendo según el reporte que me hace la gente que me rodea en el día a día, como mis padres. Me encanta hacer lo mismo que cuando entrenaba al Izarra y siempre que puedo me escapo a mi pueblo de Ávila de 90 habitantes. Sí que te demanda más trabajo, todo tiene más repercusión y hay que adaptarse, pero en comportamiento sigo siendo el mismo y quiero que sea así siempre.
Lo que ha cambiado sobre todo es la repercusión, en tema de medios, cualquier cosa que digas en rueda de prensa, donde antes había 15.000 socios, ahora tienes delante a una de 80.000. Invierto tiempo en cuidar la comunicación, trabajar el cómo decir las cosas y a quién.
Por cierto, ¿cuándo te oliste que erais carne de ascenso la temporada pasada?
A principios de enero, cunado hicimos los 40 puntos. Recuerdo salir de un partido en casa y decirle a mí círculo cercano "Nos quedan 7 victorias y algún empate de los 20 restantes, y subimos".
Y ahora, ¿toca tirar mucho de corazón y romanticismo para mantenerse en primera?
Sí, porque si nos comparamos con el resto de equipos en lo económico, ya sabemos cuál es nuestra posición. Así que tenemos que ser el equipo que más trabaje, el que más ilusión tenga, el más ambicioso dentro de sus limitaciones, el que haga más esfuerzos… Ser los mejores en otros muchos aspectos. Hay que suplir lo económico con eso. Todos sabemos dónde estamos y lo vamos a pelear a muerte, a veces las oportunidades sólo pasan una vez.
¿Tienes algún lema que les repitas las veces que haga falta?
Les digo mucho que tenemos que ser el equipo que más cosas haga, en cuanto a generosidad y trabajo. El talento individual lo pueden tener otros, el colectivo, nosotros. Por eso a veces me enfado.
¿Te pone nervioso o te quita horas de sueño verte en esa zona baja?
No, porque sería perder el tiempo. No me siento en esa situación, aun sabiendo cómo es esta profesión y teniéndolo muy normalizado. Venimos de conseguir un éxito muy grande y somos realistas. Me quita el sueño trabajar más horas o ver que el equipo tiene margen de mejora, y el cómo tratar de conseguirlo de manera más rápida. Duermo tranquilo, sólo me quita el sueño lo que está en mis manos.
Tú sabes además muy bien que todo puede cambiar de un día para otro.
Eso es. Lo que en el fútbol puede ser blanco hoy, mañana es negro. Aposté por el fútbol sabiendo que iba a ser muy complicado, tenía 27 años, bastante más joven que mis futbolistas. Después del éxito en el Ávila haciendo un playoff en mi primera temporada, el club desaparece y te ves sin equipo. El fútbol te enseña rápidamente que lo que tú crees que has hecho muy bien, a 100 kilómetros no lo sabe nadie. Llega un momento que me pongo a trabajar con la familia, agachar las orejas, y no pasa absolutamente nada. Volvió a sonar el teléfono y te reinventas, entrené a un cadete porque es lo que tocaba.
¿Qué le dirías hoy a ese Borja?
¡Qué valor tuvo! En la vida estamos de paso y no hay que irse nunca a casa con la sensación de no haber hecho algo que crees que debes hacer. Le diría claramente que lo volviera a hacer.
Una pregunta a lo Broncano... ¿En qué te ha cambiado la vida, más allá del fútbol, en estos 10 años? Algo que antes era impensable poder pagar, por ejemplo.
Soy bastante realista con la situación personal que puedo tener, y humilde en mi día a día. No tenemos mucho tiempo para gastar porque pasamos muchas horas en las instalaciones, a veces nos vamos de aquí ya cenados. Intento invertir en felicidad, en disfrutar de mi gente… En lo material no hay nada que diga que hace diez años no podría haberlo adquirido.
Vayamos al partido del domingo. Si ahora te digo que me acaba de llegar una notificación al móvil con la noticia de que Griezmann o Julián Álvarez no van a poder estar, ¿te alegras?
No me alegro en lo personal, no quiero la desgracia de nadie…
No, no. Pongamos que es que Griezmann va a ser papá de nuevo y se lo pierde.
Fantástico entonces. Es más, tiene que estar con su familia, el nacimiento de un hijo es superimportante (se ríe) … Con jugadores de talento, cuando te enfrentas a ellos, hay dos vertientes, la más popular es de quiero que estén todos, o la más coherente que es desde mi punto de vista, si el rival tiene alguna baja que les haga ser menos bueno, pues mejor. Así que esperaremos que suene tu teléfono…
¿Cambiaría mucho tu forma de plantear el partido en ese caso?
No, porque los comportamientos del rival no cambian tanto si juega Julián, Griezmann, Pablo Barrios por De Paul, etc. Tendría algún matiz en la previa, pero los equipos no cambian tanto. Por ejemplo, en los dos años y medio de Baraja con el Valencia, sólo había hecho un partido con una línea de 5, y vino aquí y la puso. Y la semana de entrenamientos tú no la puedes cambiar pensando en el rival. El Atleti no va a cambiar su estilo independientemente de los jugadores que estén.
¿En qué entrenadores te fijas?
El referente en España y mundial creo que es Guardiola, porque es el que ha cambiado el futbol en los últimos 10 o 15 años. No por los títulos sino por cómo jugó en Alemania, en un Barça tan joven, ahora en un país como Inglaterra donde hay poca paciencia para atacar… Es muy innovador. En el día a día también valoro a Jagoba, Andoni, además de cómo son como personas, también por cómo se comportan sus equipos. Ancelotti maneja jugadores en el Madrid, no tiene que ser nada fácil y si está tantos años en un club así es que son muy buenos. De Simeone me quedo con la capacidad que tiene para convencer a todo el mundo de lo que hay que hacer. Sus equipos son el fiel reflejo de cómo entiende él el juego. Da igual el nombre o el estatus del jugador. Poner el sello de identidad durante tanto tiempo y de manera tan visible, es muy difícil. Nadie quiere que se vaya, todo el mundo le quiere. Nadie se imagina el Atleti sin el Cholo.
A raíz del documental de Luis Enrique, surge la pregunta: ¿tú harías pública una charla privada con un futbolista?
Lo tenemos en el día a día, el año pasado convivimos con cámaras para grabar un documental. No creo 100% en que cuando tú muestras algo sea real si hay algo premeditado, hay otra persona enfrente que tiene que autorizarte cuando le digas algo a un futbolista y hay una cámara, tampoco sé si el futbolista actuaría igual que sin cámara. Estamos condicionados en todo momento.
Cuando alguien pregunte cómo era Borja el entrenador, ¿qué te gustaría que dijeran?
Hemos vivido situaciones donde hemos podido interpretar lo que pasaba en la primera parte y cambiarlo por completo en la segunda. Me quedo con ese poder de intervencionismo, de detectar algo que ocurre y cambiarlo. A veces hay futbolistas que no han vivido situaciones así y les extraña, pero soy de los que piensa que no se pueden regalar 10 minutos, si hay algo que no va bien, no debemos esperar. ¿O por qué hay que hacer los cambios si las cosas funcionan? Eso es algo que le preguntan mucho a Carlo (Ancelotti). Además, el futbolista tiene que ir al límite para que te pida el cambio, no lo hace nadie. El fútbol es el deporte colectivo que menos colectivo es.