REAL MADRID

Cuando Del Bosque cuidaba 'chavales' del Real Madrid: "Aranda se crio en la calle, el padre de Raúl Bravo tenía malos hábitos..."

El técnico desveló en una entrevista en Offsiders la labor de crianza de la cantera del Real Madrid con dos jugadores que llegaron con una familia con problemas.

Raúl Bravo y Aranda./ARCHIVO
Raúl Bravo y Aranda. ARCHIVO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Vicente del Bosque ha concedido una entrevista en el podcast Offsiders, donde ha repasado toda su trayectoria como profesional del futbol. El que fuera seleccionador ha recordado su etapa en la cantera del Real Madrid, donde se sumergió nada más colgar las botas. Ahí se mantuvo durante años y años, encargado de la labor de forjar futbolistas y, sobre todo, personas.

"Teníamos sobre todo mucha preocupación. La mayoría estaban con sus padres en casa, pero también teníamos a unos 20 chavales de fuera, teníamos una responsabilidad con ellos. No que fueran jugadores de fútbol, sino que fueran correctos, que tuvieran una buena vida. En algún caso lo conseguimos y en otros no", expone.

Esa labor de cuidado, de formar a chicos mucho más allá del balón, tenía también sus complicaciones. Muchos volvían a casa. Otros se quedaban en la Ciudad Deportiva, que se había convertido en su hogar. El Real Madrid era también casa: "Nos volcamos con dos jugadores que eran los más díscolos. No diría díscolos, sino que se habían criado en una familia que había tenido problemas. Nuestra obligación era volcarnos con ellos para favorecerles, que fueran buenos chavales, que ya lo eran".

El salmantino no se hizo de rogar y expuso abiertamente dos nombres concretos que venían de una situación anómala: "Eran Raúl Bravo y Carlos Reina Aranda. Muy buenos jugadores, Raúl llegó a la Selección y al primer equipo. Carlos Reina se había criado en la calle, el padre de Raúl Bravo tenía malos hábitos... No nos teníamos que volcar con el que jugaba bien, sino con estos. Eran muy buenos y muy buenos chavales. Harían algunas claro, pero vigilábamos un poco. Si ahora hablarais con ellos...".

Raúl Bravo y Carlos Aranda fueron a posteriori dos de los futbolistas más mediáticos en el plano extradeportivo. Ellos fueron los presuntos líderes de una trama de amaños que se conoció como 'Caso Oikos'. Tras ser exculpados, Aranda concedió una entrevista a este medio para explicar su vínculo con su compañero.

"Raúl y yo veníamos los dos de la misma vida. Su padre murió de la droga, mi madre murió de la droga, los dos nos hemos criado en la calle. Somos diferentes pero pensamos igual. Ahí hicimos una amistad y hasta el día de hoy somos como hermanos", cuenta.

Aranda y el Real Madrid.

También en prisión forjaron su vínculo: "A ver, Raúl entra a la cárcel y se piensa que está en un vestuario, se pone a hablar con todo el mundo, y yo no, yo entro a una cárcel y no hablo con nadie porque no conozco a nadie. El tío estaba en la cárcel como si estuviera en la calle. 'Nos vamos al gimnasio, nos ponemos a hacer un taller…'. Y se sentaba con uno, se sentaba con otro y yo decía: 'Raúl, ¿pero tú qué haces con esos hablando? ¿Tú los conoces de algo?' 'Son compañeros'. '¿Qué compañeros? Ése a lo mejor es un violador'. La cárcel no es un vestuario de un equipo de fútbol".

Aranda y su vida en la cárcel.

En su día, el Real Madrid en general y Vicente del Bosque en particular acogieron a dos chicos que llegaban allí sin familia, con el sueño de desarrollarse como futbolistas y con un club concienciado en que el primer objetivo era su formación. Algo que sirvió a posteriori al técnico campeón del mundo para entender su filosofía como entrenador: "No puedes estar un día con uno, otro echando broncas a otro... El fútbol es para divertirse. Ahora ha evolucionado. Antes éramos un par y nada más. El entrenador siempre tiene que ser la cabeza visible".

Tanto que incluso lidió con grandes personalidades, quizás con comportamientos no tan habituales en futbolistas. Puede ser Ronaldo un gran ejemplo de ello: "La disciplina era para todos por igual. A Ronaldo Nazario le gustaba mucho el fútbol y ser feliz. No estaba para sufrir. Era un hombre necesario en un vestuario". Vicente del Bosque, más allá de un seleccionador y entrenador de bandera, un gran formador.