RAYO VALLECANO - SEVILLA

Los impagos y el fútbol como 'cable a tierra' en los últimos coletazos de los Ruiz-Mateos en el Rayo Vallecano: "¿Qué hacemos, vamos a la prensa?"

Emiliano Armenteros, scout del Rayo y con pasado en el Sevilla, visita Relevo en la víspera de un encuentro especial para él. 'Emi' charla de sus años en Andalucía, el Mundial Sub-20 con Messi y su vida en La Franja.

Emiliano Armenteros, durante su entrevista con Relevo. /RELEVO / SALVADOR FENOLL
Emiliano Armenteros, durante su entrevista con Relevo. RELEVO / SALVADOR FENOLL
Jonathan Ramos
Salvador Fenoll

Jonathan Ramos y Salvador Fenoll

Una de las personas que se sienten en el palco de Vallecas este sábado vivirá de una forma muy especial este Rayo Vallecano - Sevilla. Pasando por alto a Raúl Martín Presa y a José María Del Nido Carrasco, Relevo pone el foco en Emiliano Armenteros (39 años). El actual scout del Rayo, salió de argentina para fichar por el Sevilla Altético, operación capitaneada por Monchi y Víctor Orta, a los que guarda devoción.

Ya en Andalucía se peleó por encontrar un hueco en el primer equipo, pero por el camino vivió cesiones que lo forjaron como futbolistas y persona, ¡hasta marcó el primer gol en la historia del Xerez en LaLiga! "Posiblemente en la actualidad ese gol se hubiera anulado, porque el balón me toca en la mano", confiesa sin pudor.

Ganó el Mundial Sub-20 con una selección argentina llena de estrellas: "Mami, no te preocupes que acá tenemos a este [Messi] que es una locura. La cosa va a ir bien". En España también celebró dos ascensos, ambos con el Rayo, el primero en mitad de la vorágine de Ruiz-Mateos. "No sé si fueron dos veces, o quizás tres las que fuimos a Somosaguas, pero todos los días, antes del entrenamiento, teníamos reuniones entre nosotros para ver qué hacíamos y qué medidas tomábamos", recuerda. Si hay una voz autorizada para hablar de un Rayo - Sevilla, es él.

Debutas joven en Primera División de Argentina, ¿cómo recuerdas tus primeros pasos?

Debuto con 18 años, en el 2004. Fue en el campo de Banfield contra Olímpo de Bahía Blanca. En esos pasos ya vas viendo que se puede cumplir el sueño: debutar con el equipo reserva, vas entrenando con el primer equipo, te convocan... Me acuerdo que era todo nervios, ansiedad y ganas. Fue una ilusión y un miedo tremendo. Me acuerdo de mi entrenador, que estuve con él desde inferiores, me dijo que no tenga miedo, que no sienta la presión, que la tiene toda él.

Emiliano Armenteros y la anécdota con su madre y Messi. RELEVO / SALVADOR FENOLL

Antes de firmar por Independiente, donde coincides con el Kun Aguero, ya habías tocado las inferiores de la selección.

Yo en Banfield no jugué mucho, porque era jóven. Falcioni había firmado por Independiente y es uno de los que me hace más fácil el traspaso. Y mi etapa en la selección fue rara porque estuve en la Sub-17 y en la Sub-20. Lo normal era hacer el clasificatorio [Sudamericano] para poder disputar el Mundial. En mi caso hice todos los entrenamientos con la Sub-17, jugué el Sudamericano, pero fui el último descarte para el Mundial Sub-17. En la Sub-20 me pasó todo lo contrario. No había ido a convocatorias, pero antes de ese Mundial me llaman a los entrenamientos, que iba con la Absoluta de Marcelo Bielsa a hacer de sparring, y termino jugando el Mundial.

"Me acuerdo al terminar el primer partido todos los chicos íbamos con las tarjetas de prepago para llamar a nuestras casas. Llamé a mi madre y me preguntó por todo lo que salía en prensa. 'Mami, no te preocupes que acá tenemos a este [Messi] que es una locura. La cosa va a ir bien', le digo"

Emiliano Armenteros Sobre la figura de Messi en el Mundial Sub-20

Finalmente ganais ese Mundial con una selección llena de estrellas como Messi, Kun Aguero, Fernando Gago... ¿Qué anécdotas recuerdas?

Fue un Mundial al que llegábamos con mucha ilusión por el equipo, y el primer partido lo perdimos. En ese entonces no había redes y en Argentina los periódicos habían publicado que jugamos mal y que iba a ser complicado pasar de grupos. Justo ese partido no juega Messi, que si lo hace en el resto de encuentros y termina siendo diferencial. Me acuerdo al terminar el primer partido todos los chicos íbamos con las tarjetas de prepago para llamar a nuestras casas. Llamé a mi madre y me preguntó por todo lo que salía en prensa. 'Mami, no te preocupes que acá tenemos a este [Messi] que es una locura. La cosa va a ir bien', le digo. También estaba el Kun, con el que mantengo el trato por Independiente, también jugué en su equipo de la Kings League.

Tus dos temporadas en Independiente venias siendo un jugador de rotación, ¿cómo te llega la llamada del Sevilla Atlético?

El Sevilla Atlético había ascendido a Segunda División. Mi agente de Argentina estaba en sociedad con You First, la empresa de representación. Entre ellos surgió la posibilidad. Todos los niños de Argentina tienen la ilusión de debutar en Primera y luego dar el salto a Europa, ese es el pensamiento en toda Sudamérica. Me llené de dudas y me entró el miedo de irme de mi casa. Hablé con Mariano Herrón, que era compañero mío en Independiente y había jugado en España. 'No dudes, primero por la ciudad y después por el club', me dijo. Con 21 años me subí a un avión y fui a Sevilla.

¿Te costó adaptarte al fútbol europeo y al fútbol español?

Sí, yo lo que siempre dije es que la mayor diferencia que yo noté, sobre todo, fueron los campos de juego. En Argentina el césped siempre era más alto, seco, y al llegar a España el césped era mucho más bajito, siempre se mojaba antes de cada partido, pero claro, yo no sabía que se hacía también en los entrenamientos. Todos los días el campo estaba empapado, el balón corría más. Eso fue lo que más me costó, pero al mes ya me acomodé.

¿Veías posible el salto al primer equipo desde el filial?

Cuando llego está Manolo Jiménez en el filial, y a los pocos meses sube al primer equipo porque Juande Ramos se va al Tottenham. Con ese movimiento, los jugadores del filial vemos un poquito más cerca subir, porque el entrenador ya nos conocía. En la segunda temporada, el Sevilla activa la opción de compra, porque vine cedido de Independiente, pero sigo en dinámica de filial, sin casi entrenar con el primer equipo.

Emiliano Armenteros y su vínculo con Monchi y Víctor Orta. RELEVO / SALVADOR FENOLL

¿Ahí es cuando te ceden al Xerez hasta final de temporada?

A ese Xerez que estaba en Primera División. Me acuerdo que cuando llegué yo era el decimoquinto jugador nuevo. De toda la plantilla que había ascendido se fue la mitad, el resto eran cesiones. Era mi primera vez en LaLiga, pero no salió bien, porque terminamos descendiendo en la última jornada. Aún así fue un año bonito, poder ser parte de una plantilla de Primera fue especial. Cuando llegó Pipo Gorosito el equipo dio un subidón y estuvimos muy cerca de salvarnos en la última jornada.

Te he escuchado decir que en el Xerez marcaste un gol muy raro, tu primer gol en LaLiga.

Sí. Además fue el primer gol en LaLiga de la historia del Xerez. Era la jornada cinco y no habíamos empezado bien. Posiblemente en la actualidad ese gol se hubiera anulado, porque el balón me toca en la mano. Viene de un córner que la peinan y me encuentro el balón que toca en mi brazo y se queda muerto para empujarlo. Si ves el gol, sinceramente, no es un gol bonito, pero sí que es histórico. Fue el primero de siete goles que marqué, en una temporada complicada porque acabamos descendiendo, pero que me dio la oportunidad de seguir creciendo en el fútbol español.

"Hubo gente que dijo, 'yo no cobro, ya lo reclamare', porque era algún jugador que tenía ya más recorrido y tenía ahorros. Otro decía que cobraba el 30%, otro que necesitaba el 100% porque si no, no llegaba. Cada día eran reuniones, ver qué hacemos, si vamos a la prensa, si salíamos en este programa..."

Emiliano Armenteros Sobre los impagos durante la época de Ruiz-Mateos

Hablas siempre con mucho cariño hacia el Sevilla, pero no tuviste casi continuidad y solo encadenaste cesiones ¿Por qué tienes tan buenas palabras?

Nosotros somos futbolistas, pero también somos personas. Cuando las relaciones humanas son buenas, cuando te tratan bien, más allá de jugar más o jugar menos, tienes que ser demasiado injusto para después no valorar que hayan sido directos contigo. Podría estar hablando de que en Sevilla tendría que haber jugado más, o me hubiese gustado jugar más, pero me quedo con lo realmente importante, que es que a mí el club me da la oportunidad de pisar Europa. En ese momento estaba Monchi como director deportivo y Víctor Orta como secretario técnico, que fue uno de los artífices de que yo llegue al club. Entonces, hay que ser agradecido, ellos me dieron la oportunidad, me trataron espectacularmente bien y todavía mantengo esa relación. Siempre intenté ser agradecido, porque hay que serlo y reconozco que siempre me trataron muy bien. Eso hace que a día de hoy yo pueda levantar el teléfono a más de uno y te respondan con cariño, algo que puede no pasar si hubiese actuado de otra manera.

De tu etapa en el Rayo Vallecano también guardas un buen recuerdo, a pesar de que viviste impagos y problemas con la anterior directiva ¿Cómo se logra un ascenso cuando quizás no vayas a recibir la nómina a final de mes?

Salí cedido el año que se cambió de la familia Ruiz-Mateos, que estaba en ese momento, por la llegada de Raúl Martín Presa. Fue muy complicado. Yo terminé descendido con el Xerez la temporada anterior y en el Sevilla no iba a seguir, porque tenía contrato pero me habían dicho que querían que saliese cedido. Tuve la opción del Tenerife, pero fue la llamada de Sandoval la que me convenció. Él me convenció de venir a Madrid, a Vallecas, que es un lugar donde se vive el fútbol de otra manera. En lo deportivo fue un año increíble, que no tiene explicación después de todo lo que pasamos en una temporada. Con todo el problema de los impagos, es muy difícil explicar que lo deportivo se haya dado como se haya dado. Cuando me cruzo con compañeros de la época, como puede ser Trejo, comentamos las situaciones increíbles que pasamos ese año.

Emiliano Armenteros revive la época de Ruiz-Mateos en el Rayo. RELEVO / SALVADOR FENOLL

¿Cuál era la respuesta por parte de la familia Ruiz-Mateos?

Mira, yo con la familia prácticamente no tuve relación, porque firmé en agosto y en septiembre-octubre ya empezaron los problemas. Salió en todos los lados, fuimos una o dos veces a Somosaguas cuando no nos estaban pagando, y no había solución. Me acuerdo que él [José María Ruiz-Mateos] estaba ahí sentado, y nos escuchó hablar con Sandoval a la cabeza y los capitanes. Fuimos a pedir una solución y que respeten lo que teníamos firmado, que nosotros íbamos a hacer lo imposible para que el resultado deportivo sea bueno.

¿Con qué cara entrena un jugador que no le pagan su salario?

No sé si fueron dos veces, o quizás tres las que fuimos a Somosaguas, pero todos los día, antes del entrenamiento, teníamos reuniones entre nosotros para ver qué hacíamos y qué medidas tomábamos. Dejaron de pagar, pero es cierto que pagaban una parte, quizás el 20% del salario. Lo primero que tuvimos que hacer fue dividir esa parte. Hubo gente que dijo, 'yo no cobro, ya lo reclamare', porque era algún jugador que tenía ya más recorrido y tenía ahorros. Otro decía que cobraba el 30%, otro que necesitaba el 100% porque si no, no llegaba a fin de mes y no le daba para vivir. Cada día eran reuniones, ver qué hacemos, si vamos a la prensa, si salíamos en este programa... Yo recuerdo muchas veces que Sandoval nos decía: 'Hoy tendríamos que hacer esto en el entrenamiento, ¿salimos o no salimos?'. Salir a entrenar y jugar cada fin de semana era nuestro cable a tierra para olvidarnos de todo lo que venía pasando. Gracias a eso todos teníamos la cabeza en el mismo objetivo. Esos problemas económicos sí estaban, pero el entrenar y el competir cada partido al máximo pensando en el objetivo grupal, pero logró un bien personal. Y eso que el vestuario estaba, en cierto modo, dividido porque había grupos, pero en el fondo todos sabíamos que si el equipo no ascendía, y es difícil decirlo hoy, pero a nosotros nos decían que iba a desaparecer. Era lo que nos transmitían. De alguna manera, nosotros sabíamos que eso no lo íbamos a cobrar si el club desaparecía y que nuestro futuro deportivo podía ir para abajo.

Celebrar un ascenso en esa situación, y más siendo un futbolista cedido, tiene que ser una sensación extraña.

La vida del futbolista siempre es una incógnita, por más que tengas cuatro años de contrato, de un año para otro no te quieren más, o al revés. Ese año juego de extremo con el Rayo y meto 20 goles, que fue un año espectacular para mí. ¿Cómo lo hacía con todo lo que estaba pasando? Al final lo que nos gusta es jugar al fútbol y siempre buscamos avanzar. Yo se lo contaba a mi círculo cercano que con el 30% del salario yo me arreglaba para vivir. Iba acumulando una deuda que si me hubiese quedado en el Sevilla estaría cobrando, pero busqué el beneficio deportivo. Cuando Marcelino fichó por el Sevilla me quedé en el primer equipo, pero estuve seis meses. Llego a un acuerdo con el Sevilla y me voy para el Rayo. '¿Pero cómo vuelves al Rayo si todavía te deben dinero, si has pasado todo lo que has pasado en un año tan complicado?', me preguntaba mi familia. Vallecas te atrapa demasiado. Fui partícipe importante de ese ascenso a Primera División y quería disfrutarlo.

Ese mismo año lográis mantener la categoría.

Eso es. Yo tenía otras opciones en el Sevilla, pero quise ir al Rayo. Firmé solo la segunda vuelta. Seguía Sandoval como entrenador, seguían compañeros con los que había generado una gran relación y opté por disfrutar esos seis meses. En enero llegó también Diego Costa, que empieza a jugar tras recuperarse del cruzado y la rompe toda. Parecía que aspirabamos a otra cosa y empezamos a perder, perder, perder. Llegamos a la última jornada contra el Granada, si no ganábamos íbamos a descender. El club no iba mal, porque con la ley concursal ya estaba todo encaminado, pero el aspecto deportivo no terminaba de arrancar.

Y del Rayo rumbo a Pamplona, ¿cómo te sale la opción de jugar en Osasuna?

El 30 de junio quedo libre con el Rayo, me hacen una oferta, pero termino yendo a Osasuna. A mi las llamadas de los entrenadores me parece que son importantes, porque el jugador se siente valorado. Ahí estaba Mendilibar, que me llamó, y fui para allá. Tengo recuerdos muy buenos en esas dos temporadas. Por decirte una tontería, después de estar en Sevilla, Jerez, Madrid, pues el clima de Pamplona... Me acuerdo que los días eran grises y en ese sentido era complicado. Mantengo muy buena relación con el club y jugadores, hace un mes me invitaron al Osasuna - Rayo, por ejemplo. Es un club que trata a sus exjugadores de maravilla. El primer año cumplimos el objetivo, que era la salvación, y el segundo acabamos descendiendo, después de todas las situaciones que pasaron en el club. Fue un periodo complicado con el descenso a Segunda y cuando estuvo a minutos de bajar a Segunda B. Ver en la situación en la que están hoy en día es lindo.

Después de trotar el mundo, optas por decir adiós al fútbol, ¿cómo es el primer día que te levantas como exfutbolista?

Te quedas con los amigos de verdad, con los que estaban porque eran amigos de verdad y no por los amigos del momento. A los futbolistas en ningún momento se les prepara para lo que va a venir después de la retirada. En la actualidad se está hablando más del tema, pero en mi época no tanto. Yo siempre trabajé con un psicólogo deportivo, con veintipico años ya me decía que teníamos que trabajar el retiro. Estaba empezando todavía. Uno se da cuenta que llega un momento en el que los clubes ya no te buscan, no te quieren, y de un día para otro te quedas en la nada, sin equipo, que fue un poco lo que me pasó a mí. ¿Y ahora qué hago? Por suerte hoy estoy en el Rayo Vallecano, que llevo ya cuatro años y medio en el club. Antes estaba mucho más presente en el día a día del equipo, pero ahora tengo otro rol que disfruto también.