La "caída a los infiernos" del Hércules de Drenthe y Trezeguet que asaltó el Camp Nou: "Cuando te mienten y te vacilan..."
En la temporada 10-11, el conjunto blanquiazul cuajó una primera vuelta sobresaliente, pero no pudo eludir el descenso: "Fue muy triste".

Tan sólo siete días han pasado desde que el Hércules tocó la gloria. Lo hizo en su estadio, el José Rico Pérez, ante su gente y después de completar una temporada de ensueño. Los aficionados, cuando el árbitro decretó el final del partido contra el Lleida, invadieron el campo y se fundieron en abrazos interminables con los jugadores. Cerca de 30.000 personas vibraron con el ascenso del club herculano a la tercera categoría del fútbol español, muestra inequívoca de la dificultad que entraña materializar un hito así. Y, también, de lo que supone para ciudad, club y, sobre todo, afición.
Aunque de primeras puede parecer sólo un ascenso a 1RFEF, todavía con mucho camino que recorrer y obstáculos que superar, es más que eso. Por lo que supone para la afición, sumida en una espiral de negatividad en los últimos años, y por lo que significa para el club. Recuperar el gen competitivo es una victoria casi igual de importante. Y, en la retina de la afición, vuelve a aparecer el recuerdo de aquel Hércules capaz de ganar al Barça en el Camp Nou y de someter al Atlético de Madrid. Ocurrió en la temporada 10-11, con una plantilla repleta de nombres propios y un juego vistoso y atrevido que dio sus frutos... sólo en la primera vuelta. "Teníamos un equipo muy bueno", resume Tote, uno de los más experimentados de aquella generación.
Drenthe, Trezeguet, Nelson Valdez o Abel Aguilar son sólo algunos de los nombres que lideraron a aquel Hércules y le permitieron tocar el cielo hace ya 14 años. La primera vuelta fue sobresaliente. Prueba de ello fue el triunfo conseguido en el Camp Nou frente al Barça de Messi, Puyol, Mascherano, Iniesta o Xavi. Nelson Valdez dejó su impronta en LaLiga y se coronó con un doblete en el feudo azulgrana. Esa campaña, el paraguayo sumó ocho tantos para doce de Trezeguet y cuatro de Drenthe: "Era la mezcla perfecta entre juventud y experiencia, que creo que es lo que nos hizo hacer una primera vuelta así, tan buena". Ambos, precisamente, protagonizaron una de las anécdotas más sonadas de aquella plantilla. "Les costó adaptarse, sobre todo a David [Trezeguet], porque venía de la Juventus, un grande, y allí no había agua caliente", cuenta Tote.
"A gente como a Trezeguet o a Drenthe, que venían de equipos grandes, les costó adaptarse porque no había agua caliente"
Todo se torció poco antes de que empezase la segunda vuelta. "Fue muy triste, porque no se valoró el esfuerzo de la plantilla", anticipa Abraham Paz, otro de los experimentados de aquel equipo. Los jugadores dejaron de cobrar "en enero o febrero", aunque lo que molestó al vestuario fueron las formas: "No nos lo merecíamos y ese es el problema, las formas y que te ningunean. Te duele, porque prometían cosas que no cumplían y no se nos valoraba".

"Cuando te engañan, te mienten y te vacilan, ya no estás a gusto. El club nos dejó de pagar y a esa gente [Drenthe, Valdez, Trezeguet] no la puedes engañar. Y el problema fue ese, las formas y que no puedes ir a escondidas. Sé sincero y dinos que no nos puedes pagar, que el dinero al final es lo de menos. Cada uno tiene sus ahorros y eso se puede solucionar... pero las formas, no. Eso falló", coinciden Tote y Abraham Paz. Después de una primera vuelta casi brillante, el Hércules se diluyó hasta convertirse en la nada más absoluta. Los resultados no terminaron de llegar y el descenso parecía irrevocable: "Da mucha pena recordarlo, sobre todo después de la primera vuelta que hicimos, en la zona media y alta de la tabla de clasificación. Fue como caer al infierno por todo lo que había pasado".
"Cuando te engañan, te mienten y te vacilan, ya no estás a gusto..."
"La gente se cree alguien por tener un equipo de fútbol. Se creen que son alguien, pero el día a día no era agradable. Los directivos no se involucraron y pasaron de nosotros", continúa Tote, que señala de manera directa a Enrique Ortiz, propietario del club en aquel entonces y también en la actualidad. La afición también se sumó a una crítica generalizada a la directiva que llegó hasta el estadio: numerosos aficionados acudieron a las últimas jornadas del campeonato con pancartas en señal de protesta por la delicada situación económica que atravesaba el club. "Vende y vete ya", "no acabes con nuestro sueño" o "nuestra ilusión y nuestro sueño no tiene dueño" son sólo algunos ejemplos.

La plantilla pasó una auténtica "montaña rusa" que, por ejemplo, provocó que Drenthe no quisiese volver a los entrenamientos. "Decidió quedarse en Países Bajos, en su casa, porque no cobraba. Explícale tú a alguien que viene del Madrid que tiene que jugar y correr sin cobrar... Recuerdo que Mourinho y Florentino le llamaron para que volviese y todo el mundo en el club le insistió", menciona Abraham Paz, que mantiene que su "corazoncito es azul y blanco" por el Hércules.
El futbolista neerlandés fue uno de los nombres propios de la temporada del Hércules. Deportivamente, "cumplió con lo que la plantilla esperaba", pero no estuvo exento de polémicas extradeportivas: fue detenido por saltarse seis semáforos en rojo a 180km/h e incluso se decía que organizaba partidas de póker por la noche. "Bueno... [risas]. Era un chico normal. Había pasado muchas cosas en su vida, pero tenía muchas ganas de jugar", recuerda Tote.
Una semana después de conseguir el ascenso a Primera RFEF, resulta imposible no pensar en qué hubiera sido de aquel Hércules de Drenthe, Abel Aguilar, Valdez o Trezeguet "si la directiva se hubiese comportado como debía, pero el pasado no se puede cambiar". El club blanquiazul, que la próxima temporada militará en la tercera categoría del fútbol español, acabó descendiendo y la plantilla sufrió "una desbandada importante". Pero el Rico Pérez ha vuelto a sonreír catorce años después. Falta ver por cuánto tiempo.