SEVILLA FC

La caída del Sevilla se da la mano con el bloqueo en la creación... y confirma los temores de Pimienta del viernes

El técnico rectificó sus declaraciones justo antes del partido, pero la imagen fue la de un equipo sin apenas recursos para cambiar el resultado. Ni con uno más evitó la inoperancia ofensiva.

Fermín celebra su gol ante un Nyland decaído./AFP
Fermín celebra su gol ante un Nyland decaído. AFP
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

Parecía una noche distinta. El Sevilla saltó al Sánchez-Pizjuán con la convicción de poder mirarle a los ojos al Barcelona, el equipo que si está enchufado te machaca sin pudor. Pero nada más lejos de la realidad. Una imagen catastrófica en la segunda mitad condenó a los de García Pimienta a recibir una nueva goleada. Y ante su gente, la misma que, deseosa de ilusionarse con lo más mínimo, rugió como antaño con el empate en la primera parte.

Un Sevilla de más a menos. O, mejor dicho, a la nada. Directamente. Ni con uno más -Fermín completó dieciséis minutos de vértigo que acabaron con una expulsión- fue capaz de asustar lo más mínimo a un Barcelona que ni siquiera le hizo falta meter la sexta marcha. En la primera mitad, pese a empezar por atrás en el marcador, los nervionenses reaccionaron muy rápido: Vargas se estrenó como goleador a los dos minutos de que abriera la lata Lewandowski.

Compitió durante cuarenta y cinco minutos. Le plantó cara a un equipo imponente. Supo defender en bloque bajo -Kike Salas de central y Gudelj en el medio hace mejorar al equipo-, salir a las contras e, incluso, estuvo cerca de ponerse por delante, pero, una vez más, la falta de gol le costó una vida extra al Sevilla. Y qué vida. Porque la desperdició por completo en una segunda parte más para el cajón de los despropósitos.

Fue pisar un poco el acelerador el Barça de Flick y el Sevilla cayó rendido. Corrió muchísimo en la primera parte, lo acusó en la segunda... y se confirmaron los peores presagios de García Pimienta. Al menos los del técnico que habló el viernes, diciendo alto y claro que a este equipo le falta mucho y "la plantilla es muy corta". Aunque de qué forma reculó en la previa del partido, en los micrófonos de DAZN: "Me consta que el club ha hecho todo lo posible, dentro de sus posibilidades. La plantilla está cerrada, estoy muy contento con la actitud y compromisos de los jugadores".

O una, u otra. Las dos son imposibles de mantener. El García Pimienta que dijo "mi responsabilidad es la de entrenar al equipo y que los jugadores que tengo rindan a su máximo nivel. Yo informo de las posiciones en las que estamos algo justos, como el lateral izquierdo o el centro del campo" no puede recular de esa forma 48 horas después.

Pero lo hizo. Y, justo por eso, también entra en la lista de culpables directos. La plantilla con la que está contento fue, una vez más, incapaz de cambiar el plan de un partido. Ni con uno más. Ni con Suso en el campo, que manda en calidad y decepciona en ritmo. Ni con Ejuke -muy lejos del nivel que mostró hasta antes de su lesión- sobre el césped. La inoperancia ofensiva del Sevilla es latente. Pero más peligroso es que los temores de su entrenador -pese al cambio en el mensaje- se confirmen de manera tan rotunda.

Plantilla sin recursos para competir de verdad. La temporada no está para mirar hacia Europa, ni muchísimo menos. El Sevilla vuelve a confirmar que el objetivo es cerrar la permanencia cuanto antes y mirar al verano, donde deberá tapar los importantes agujeros del actual plantel. Sin tapujos. Sin paños calientes. Sin cambios de guion.