REAL SOCIEDAD

Una de las sensaciones jóvenes de LaLiga y de la Real, vista por su padre, leyenda del Logroñés: "Antes era Fernando Marín, ahora soy el padre de Pablo Marín"

El exfutbolista del equipo riojano se muestra orgulloso de la irrupción del riojano en el equipo de Imanol.

Fernando Marín sostiene en brazos a un jovencísimo Pablo sobre el verde de Las Gaunas. /Relevo
Fernando Marín sostiene en brazos a un jovencísimo Pablo sobre el verde de Las Gaunas. Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

"Lo de Pablo Marín es una locura. Está haciendo un temporadón". Son palabras de Imanol Alguacil cuando habla de uno de los futbolistas más en forma de actual plantel blanquiazul. Pablo Marín (Logroño, 2003) se ha convertido en titular indiscutible para el oriotarra después de dar el "adelante" que la ocasión demandaba. A sus 21 años, ahora sí, parece que ha llegado el momento del futbolista riojano, algo de lo que está disfrutando su familia y, en especial, su padre, Fernando Marín, toda una leyenda del CD Logroñés y que tuvo el privilegio de vivir alguna de las épocas más gloriosas del equipo riojano, y también alguna de las más tristes.

Estuvo a las órdenes de entrenadores de renombre como David Vidal, con el que guarda un buen número de anécdotas, Lotina, Carlos Aimar, Víctor Muñoz, Marco Antonio Boronat, Juan Señor o Juande Ramos, con el que consiguió el último ascenso a Primera del CD Logroñés en aquella inolvidable temporada 1995-96. Y ha compartido vestuario con míticos futbolistas como Quique Setién, a quien considera "el mejor", Manolo Sarabia, Julen Lopetegui, José Ignacio, Romero, Andoni Cedrún o Rubén Sosa, entre otros. A sus espaldas, 207 partidos con el equipo riojano. En Logroño es una leyenda pese a que su timidez le impide hablar en esos términos.

"Justo llegué al primer equipo cuando el Logroñés ya se había convertido en un equipo ascensor. Recuerdo vivir un descenso y un ascenso. Fue una época complicada allí en Logroño. El Logroñés bajó dos categorías en un mismo año, una por lo deportivo y otra, por lo económico. Me marché a Badajoz a Segunda División. Allí estuve a gusto y luego regresé a Logroño. Tengo experiencias bonitas y estoy orgulloso de ello. No siempre te valoran como deben hacerlo por ser alguien de casa, pero yo me siento afortunado porque he sido alguien querido, que se ha esforzado siempre por el equipo. Me siento afortunado porque he recibido el cariño de la gente", agradece el exfutbolista, que vuelve a disfrutar del deporte rey gracias a la figura de su hijo, que se ha ganado, por méritos propios, el respeto de un entrenador nada dado a regalar minutos como es Imanol Alguacil. Pablo Marín lo ha conseguido.

"Siempre es agradable que alguien responsable, en este caso el entrenador, alabe de esa manera a un jugador, no solo a Pablo. Nadie lo conoce mejor que él. Nosotros ni vivimos con él ni vemos los entrenamientos. Evidentemente, estamos contentos, pero si lo dice es porque él lo piensa así. Es bonito que siempre digan que 'es una locura' que 'aporta equilibrio' o que 'no se sorprende por él'. Eso es signo de que lo conoce, que le apoya y que, en un momento dado, pueda confiar en él", significa Fernando Marín en una conversación con Relevo.

Un jovencísimo Pablo Marín sacándose una foto con Griezmann.  Relevo
Un jovencísimo Pablo Marín sacándose una foto con Griezmann. Relevo

Echa la vista atrás en el tiempo y reconoce que "desde pequeñito le he visto progresar". En su opinión, "siempre es bonito ver una explosión así", pero lo es más "verle disfrutar el camino" y ahora "es el momento de disfrutar de esto", aconseja Fernando, consciente de que la trayectoria de su hijo no ha sido un camino de rosas. No hay que olvidar que después de debutar con el primer equipo el 22 de octubre de 2022 y mostrar pinceladas de buen jugador, la temporada pasada desapareció del mapa del equipo de Imanol Alguacil. Hoy es el día, sin embargo, en el que los elogios hacia la figura del centrocampista son una constante en el entorno blanquiazul.

Fernando Marín recuerda la primera llamada de la entidad blanquiazul. Pablo tenía 13 años. "La Real nos dice que quiere contar con él, pero no se viene a vivir a Donostia. Va un taxi todos los viernes a Logroño, lo trae aquí y duerme en Olarain. Los sábados veníamos la familia y nos lo llevábamos después del partido. Fue quemando etapas, progresando. Él, al principio, con mucha ilusión, disfrutando cada año. Él siempre ha reconocido que lo mejor que hacía era disfrutar de los compañeros, del día a día, del vestuario, de vivir en Donostia. Siempre ha dicho que se considera medio donostiarra, medio riojano… Tú simplemente le acompañas y le apoyas. Se dio la oportunidad de debutar hace un par de años. El año pasado no jugó mucho, pero en el filial lo hizo bien. Siempre ha trabajado dispuesto a mejorar y ahora se están dando estas circunstancias que para todos es bonito", considera el nacido en Arnedo.

Fernando Marín recuerda la llamada de la Real Sociedad a su hijo. Relevo

No fue nada traumático la salida de casa para terminar de asentarse en Donostia. "En un momento dado quizá sí nos echó de menos, evidentemente. A nosotros y a los amigos, pero, como casi siempre jugaba los sábados, los domingos aprovechaba para ir a Logroño y tenía contacto con nosotros. En Donostia está más con sus compañeros y, de hecho, sus compañeros son sus amigos. Tampoco he percibido, personalmente, ni tampoco su madre, que Pablo haya podido echar mucho de menos aquello. Está metido en el día a día de la Real, de los entrenamientos, de sus estudios y eso te hace olvidar un poco lo que tienes. Es cierto que no lo olvidas del todo, porque puedes tener relación, pero su vida está aquí", deja claro Fernando sobre alguien que "ha mamado fútbol" casi desde la cuna.

De tal palo, tal astilla

"Yo jugué dos años en Badajoz y luego regresé al Logroñés. En ese momento nació Pablo. Yo ya estaba terminando mi carrera futbolística. Acabé jugando una última temporada en el Haro y ahí, el ya sí va mamando y disfrutando de todas las experiencias que haya podido tener mientras jugaba yo. A partir de ahí, el siguió jugando con sus amigos en el cole, primero, y luego más a nivel federado hasta llegar a la Real Sociedad. Pero sí, lo ha mamado desde el principio", confirma la leyenda del Logroñés, al que ahora no le queda otra que aguantar las bromas de sus amigos. 

"Me hacen muchas bromas, sí. De hecho, el otro día un amigo me decía que antes Pablo era el hijo de Fernando Marín y ahora soy yo el padre de Pablo Marín. Es muy gracioso", reconoce esbozando una amplia sonrisa. Se ve representado en su hijo. "Yo, en un momento dado, también tuve momentos y experiencias bonitas que vinieron después del esfuerzo, la dedicación… Pablo, en categorías inferiores, sobre todo en Logroño, sí que podía destacar, pero eso no quita que en un momento dado los niños se queden por el camino, porque hay muchos que no llegan hasta el final. Se decepcionan y después, se quedan. A Pablo nunca le ha pasado eso. Igual eso les puede pasar a niños que no juegan, pero Pablo, afortunadamente, ha jugado siempre y nunca se ha conformado. Ha intentado crecer, mejorar… Él siempre ha estado en contacto con personas que le han podido ayudar, entrenadores de Logroño… Cuando nos ven juntos por allí le dan un abrazo. Logroño no es tan grande. La relación la tiene y se acuerda de toda esa gente que le ha podido ayudar en un momento dado", agradece.

Fernando, con el CD Logroés, pugna con Iñigo Idiakez en un partido en Anoeta.  Relevo
Fernando, con el CD Logroés, pugna con Iñigo Idiakez en un partido en Anoeta. Relevo

No es de darle muchos consejos. "Hablas con él, pero tampoco soy de esas personas que nos sentamos después del partido y hablamos. Cuando él quiere hablar, pues hablamos. Evidentemente, he jugado a fútbol y conoces cosas, pero el fútbol ha cambiado mucho de nuestra época a ahora. Ahora es una locura todos los medios que hay. Hablamos de psicólogos, dietistas, organización… Es una locura. Antes, ni por asomo nos podíamos imaginar el avance que ha experimentado, no solo el fútbol, sino la vida", analiza el exjugador del CD Logroñés.

«Es una pena como está el fútbol en Logroño»

Se vuelve nostálgico cuando se refiere a la situación del fútbol en Logroño. "Es una pena", asegura. "Es una pena porque hay una separación, hay dos equipos que si, en un momento dado, las circunstancias hubieran sido distintas, y toda la masa social hubiera ido a un equipo, todo hubiera sido más fácil, pero las cosas son como son. El fútbol en Logroño, de lo que ha sido a ahora, hay gente que lo echa de menos, pero bueno, ojalá en un momento dado pueda haber una unión y, de la mano, podamos ir a una situación mejor", desea Fernando Marín, que no duda a la hora de señalar cuál es su mejor recuerdo: el ascenso a Primera División en Toledo. "Es el recuerdo que guardo con más cariño, además del debut y de algún gol que haya metido. El futbol no es un deporte individual, lo es de equipo, y como tal, vivir un ascenso de Segunda a Primera es un recuerdo muy bonito, no ya por ti, por el equipo o por el esfuerzo que haces, sino por la gente que te sigue y a la que le das alegría. Y eso siempre es muy bonito", confirma.

Plantilla del Logroñés de la 91/92, una de las mejores de su historia.  Relevo
Plantilla del Logroñés de la 91/92, una de las mejores de su historia. Relevo

Tuvo la oportunidad de compartir campo de entrenamiento con Quique Setién o Manolo Sarabia a las órdenes del siempre histriónico David Vidal. "Yo estaba en el filial y entrenaba con ellos. Entrenaba con el primer equipo, pero jugaba en el filial. Sí fui compañero de Rubén Sosa, que vino cuando el Logroñés ya se había convertido en un equipo ascensor. Con él, con Andoni Cedrún, con Abadía…", rememora 'Zinedine Marín', como así le recuerdan en Logroño: "Me cantaban eso. Era una canción muy graciosa, pero ya al final de mi carrera. En los últimos tiempos me quedé un poco sin pelo y la gente me quería mucho y con cariño me lo llamaban, no porque jugara de mediapunta, ya te digo que no. Era más cariñoso que otra cosa", se ríe el padre de Pablo Marín.

Fernando Marín recuerda una anécdota con David Vidal. Relevo

Las anécdotas con David Vidal son numerosas, pero muy pocas como la que vivió en un coche camino de Arnedo, el pueblo donde nació el protagonista de esta historia. "Por aquella época íbamos a dar charlas a los coles de los pueblos y tocó ir a Arnedo, a mi pueblo. Les tocaba ir a Quique Setién y a Manolo Sarabia y ellos se fueron con su coche y a mí me dejaron con David Vidal. Mientras íbamos en el coche, recuerdo al míster animándome. '¿Tu padre a qué se dedica?', me preguntaba. 'Es obrero en una fábrica de calzado', le respondí y me decía: 'Pues usted puede ganar en un año lo que gana su padre en muchos años'. En el viaje todo fue muy bien, pero recuerdo salir del coche y una cámara nos enfocó y cuando él vio la cámara se transformó un poco", recuerda entre risas el exfutbolista, consciente del cariño que se le tenía al Logroñés en aquella época.

"Siempre que las aficiones de los equipos rivales se han trasladado a la Rioja, han sido muy bien tratadas. En Logroño está la calle Laurel, que mucha gente iba a pasar el fin de semana. La Rioja es una comunidad en la que se vive muy bien y hay una calidad de vida muy buena. Muchos jugadores que en su día fueron a Logroño se han quedado a vivir allí porque allí han echado raíces y estuvieron muy a gusto cuando jugaron. El Logroñés es querido porque la gente que iba allí lo pasaba muy bien el fin de semana. Es un equipo que caía muy bien", confirma Fernando, "orgulloso" de la carrera que tuvo.

Fernando Marín recuerda su pasado como jugador del Logroñés. Relevo

"En mi época sí que subieron bastantes jugadores del filial al primer equipo, como Ricardo Moreno o Jesús Dulce. Te fijabas un poco en ellos, pero tampoco piensas que en un momento dado se fuera a producir mi subida al primer equipo. Además, el Logroñés hacía muchos fichajes también, pero se dio la oportunidad. No deja de ser tu vida. Vives unas experiencias muy bonitas y, evidentemente, estoy orgulloso de ello", deja claro alguien que tuvo como santuario el mítico Las Gaunas. "Son campos que llevas en el corazón, como mucha gente. No solo el jugador que ha jugado, sino la gente que iba a los campos. Me acuerdo de la calle de la República Argentina hasta la Gran Vía estar todo llena de gente que subía al fútbol… Esos momentos son únicos", rememora con cierto aire de nostalgia.