¿Por qué los cambios de Xavi han mejorado al Barcelona?

A veces el fútbol transforma lo latente en evidente. Bastan 45 minutos. ¿Cómo puede ser que en apenas unos días este Barça haya cambiado tanto cuando anímica y futbolísticamente parecía otro?

Xavi tomó dos decisiones que resultaron cruciales y que dejaron en evidencia más de un nombre y destaparon dos realidades de las que el equipo debe aprender y crecer. Este Barça tiene un potencial que desconoce, en parte porque no ha podido testarlo y también en gran medida porque se ha negado soluciones. Hasta este jueves. Habrá que ver si encuentra o no continuidad.

Entender a Frenkie De Jong es tarea compleja. Jugador que huye de ataduras y parece querer jugar siempre a su fútbol. Xavi se ha negado a darle el equipo, viendo que esto le reportaba muchos riesgos. Ante el Villarreal entendió que para contentar a Frenkie y que el equipo sea suyo no hace falta dárselo en su totalidad, sino solo abrirle la puerta. Y esto sucede con Pedri cerca... y sin Busquets. Porque Sergio aglutina mucho juego en primeros pases y ahí evita que Frenkie pueda ser protagonista, no de la forma que él quiere. Con Pedri cerca ordena y encuentra un apoyo que hace que su control sea compartido, no único, Gavi le ofrece un pase siempre vertical y Lewandowski un apoyo sobre el que crecer. Desde ahí, su juego crece exponencialmente.

Puede que haya jugado su mejor encuentro en Barcelona. Y con toda probabilidad ha jugado su mejor partido como pivote. Demostrando que el Barça no debe encontrar "al nuevo Busquets", pues este hueco es demasiado hondo, sino a alguien que no le tema al reto y que sepa ordenar al equipo, aunque sea de forma distinta. Porque por suerte este deporte no admite verdades absolutas y se puede jugar bien de mil formas distintas. Si el Barça descubre al De Jong que se ha insinuado hoy, lo incluye y le da forma, habrá ganado mucho más que tres puntos. Habrá encontrado un tesoro al que parecía haber renunciado.

Los extremos en el plan de Xavi son cruciales. Y lo son de muchas formas. Abriendo el campo, regateando, sumando presencia en área contraria pero sobre todo tomando buenas decisiones. Porque no es tan relevante todo lo citado si no se elige el momento de hacerlo. Y en eso Ansu y Ferran son superiores a Raphinha y Dembélé. Fati tiene duende, pero sobre todo es creativo, mezcla distintas alturas y combina desmarques al espacio con recepciones al pie. Es decir, su abanico de recursos es mayor, más rico. Sin estar al 100% ofrece continuas soluciones al poseedor de la pelota, convirtiendo el balón en algo que merece la pena conservar. Y eso es valioso.

En Ferran han existido muchas dudas desde su debut porque es un jugador que pesa mucho más haciendo aquello que aparentemente no tiene un valor real, pero realmente son todas aquellas acciones que dan sentido al equipo. Pero si a eso le suma la precisión, confianza y finura en sus gestos que ha dejado hoy se convierte en un extremo que el Barça no tiene en plantilla. Es menos vistoso que Dembélé, menos eléctrico que Raphinha... pero entiende mejor el juego. Hace menos jugadas pero juega mejor al fútbol, y eso en un extremo a veces se obvia que es muy relevante. El partido de Ansu y Ferran convierte la pelea por la delantera en un dolor de cabeza para Xavi.

Xavi ha encontrado en estos 90 minutos muchas respuestas a sus preguntas y deberá ser capaz de darle forma a lo presenciado en el Camp Nou. Decidir entre darle confianza a este De Jong y continuar dándole los mismos galones a Busquets, entre el desequilibrio demasiado vertical, a veces difuso, de Raphinha y Dembélé o el orden que dan al juego Ansu y Ferran. Son decisiones demasiado relevantes como para obviarlas, y puede que gran parte del curso se estructure alrededor de este juego de pesos que se puede establecer entre estos nombres. De las respuestas encontradas este jueves nacen nuevas preguntas, y Xavi tendrá que responderlas.