El camino hasta llegar a este Real Madrid: una orden de Ancelotti que por fin se acató, un cerebro de verdad y algún tesoro por accidente

Así es la vida. Al final este Real Madrid galáctico, como todos, sólo necesitaba tiempo para empezar a funcionar. Por eso tanto lo pedía Ancelotti en los primeros meses de curso: salvar el trago, ganar margen, para llegar con vida a Navidad. A punto estuvo de quedarse por el camino el técnico italiano, sabio una vez más, con su puesto en juego en Montilivi aquel 7 de diciembre de 2024. Ahora se escucha otro cantar.

Su equipo ya carbura como tal. Se apreció contra el Manchester City, un gigante en horas bajas al que los blancos vapulearon en dos encuentros muy sólidos. En la vuelta apenas comparecieron los de Guardiola, maniatados por un rival que defendió, atacó y movió el balón a gran nivel. Un baile en forma de 3-1, de goleada definitiva frente a un coloso, que eleva de una vez por todas al cuadro merengue esta campaña.

Todo ello, gracias a un tortuoso camino que ha seguido el conjunto de Ancelotti desde el pasado mes de agosto. Ya en aquellas fechas, el técnico de Reggiolo remarcaba una idea clave para el devenir de sus pupilos: el compromiso colectivo. En una plantilla repleta de cracks, el quid de la cuestión estaría en su predisposición para ayudarse en tareas defensivas. Costó. Pero ya se nota.

"El Míster no tiene que convencernos del trabajo colectivo. Sabemos lo que tenemos que hacer. Nos da detalles para ser mejor, pero yo y los otros tres de arriba tenemos la convicción de saber lo que tenemos que hacer. Hoy lo hacemos bien y tenemos que seguir", comentó precisamente Kylian Mbappé, la estrella de la última gran noche del Bernabéu. Y lo secundó Rodrygo: "Con el sacrificio que nos pide Ancelotti va a ir bien seguro".

Sus jugadores han entendido que sin esfuerzo defensivo no podrán ganar ningún título, pese a rebosar calidad en cada palmo del campo. "A veces necesitamos que nos recuerden que con el talento no basta. Necesitas orden, compromiso, y lo hemos trabajado en estas últimas fechas después de malos resultados", confesó Jude Bellingham.

Otro de los puntos de la mejoría del Real Madrid es la irrupción de Ceballos en el centro del campo. Le ha dado otro aire al equipo. En un medio rocoso, el utrerano se ha destapado como el cerebro que tanto faltaba, tras la ausencia de Toni Kroos. Ceballos, además de aportar su despliegue físico, ha incorporado el entendimiento del juego a su fútbol. La suelta rápido, maneja los tiempos y ha dado un paso adelante.

Con él, titular en este tramo de la temporada, los de Ancelotti son un equipo mejor, que añade materia gris entre otros perfiles menos creativos, como es el caso de Aurelien Tchouameni. Ceballos casa a la perfección con sus compañeros y le ha dado la vuelta a la tortilla: de querer irse los últimos días del pasado verano, a ser la brújula merengue en las noches europeas.

Con el paso del tiempo, a Ancelotti le han ido encajando las piezas, y también se ha encontrado con varios tesoros por accidente. La plaga de lesiones en defensa le ha obligado a contar con piezas que no esperaba, y ahí emerge la figura de Raúl Asencio, una de las grandes revelaciones del año a nivel mundial.

El canterano canario del Real Madrid se ha consagrado en la élite, con actuaciones soberbias como en los dos choques de la eliminatoria contra el Manchester City. En el Bernabéu, doblemente capital, imponiéndose atrás y regalando una asistencia sensacional a Kylian Mbappé. La afición merengue adora a Asencio, celebran cada uno de sus 'tackles' y ya corean su nombre en el estadio.

El otro tesoro es Fede Valverde, que juega como el mejor allá donde le pongan. Ahora, lateral derecho con un impacto decisivo sobre su equipo. Ancelotti medita mantenerle en el carril incluso cuando vuelva Lucas, prácticamente recuperado, y ya saborea el alivio de haber encontrado a su equipo. Candidato a ganarlo todo, con Mbappé como la guinda del pastel.