FC BARCELONA

El Camp Nou, en ruinas: "Me he escapado de la residencia para verlo"

Las obras del estadio se intensifican durante los meses de verano.

Algunos curiosos viendo las obras del Camp Nou./RELEVO / JORDI CARDERO
Algunos curiosos viendo las obras del Camp Nou. RELEVO / JORDI CARDERO
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Dijo una vez el pintor Puvis de Chavannes que "sólo hay una cosa más bonita que una cosa bonita: las ruinas de una cosa bonita". Hay un deporte nacional en España entre la gente de avanzada edad que es ver cómo se desarrollan las obras. Y hay que reconocer que tiene algo de hipnotizante. El Camp Nou está mudando de piel y dentro, bajo llave, han quedado enterrados para siempre los recuerdos de todo el barcelonismo. Los 5-0 al Real Madrid, la cola de vaca de Romario, el vuelo infinito de Cruyff, las gambetas de Ronaldinho, la magia de Messi.

Las excavadoras se han hecho con el Camp Nou y lo están deshaciendo lentamente. Decenas de curiosos se acercan a las vallas para ver cómo las gigantescas grúas van desmontado pieza por pieza la casa del Barça. Un grupo de ancianos observa las obras desde el otro lado de Travessera de Les Corts, allá donde la sombra da un respiro al sol veraniego que ya cae sobre Barcelona.

"Me he escapado de la residencia para poder verlo", dice el señor Crespo, un hombre de 90 años que lleva una gorra azul. "Vengo con el bastón para ver si puedo ayudar", comenta irónicamente. "Tú tienes que apuntarte para ser socio y así echar una mano al club. O apuntarte a las obras si ya has terminado la universidad", me dice.

El señor Crespo y otro anciano observan las obras. RELEVO / JORDI CARDERO
El señor Crespo y otro anciano observan las obras. RELEVO / JORDI CARDERO

El señor Crespo tiene cierta experiencia observando obras. Relata detalladamente cómo funcionan las excavadoras. "Estas máquinas separan el cemento del hierro. Luego agarran el cemento y lo montan en bloques para que se pueda reutilizar. Y ahí están las mangueras, que están para sacar el polvo. Si no, los chicos no podrían trabajar", cuenta.

El señor Crespo se pone a hablar con otro hombre mayor que lleva una cámara en la mano y dice haber dado toda la vuelta al estadio. "Hago fotos para que cuando mis nietos sean mayores vean que el campo una vez estuvo así. Es impactante", se sincera. Por detrás llegan dos hombres con bufandas del Barça. Son dos miembros de Front 532, uno de los grupos que compone la grada de animación. Hacen fotos a las banderas con el Camp Nou de fondo. Se marchan y unos minutos más tarde aparecen con dos bolsas de plástico. Llevan dentro 24 latas de Coca Cola que regalan a los obreros.

Cuando uno da la vuelta al estadio se va encontrando pedazos del Camp Nou. Hay centenares de sillas que ya han sido extirpadas del cemento. A cada día que pasa queda menos Camp Nou. Un obrero descansa a la sombra de un árbol. Con una mano sostiene una señal de stop -se encarga de cortar el tráfico cuando entra un camión al recinto- y con la otra sostiene un cigarrillo.

Cientos de asientos retirados del estadio. RELEVO / JORDI CARDERO
Cientos de asientos retirados del estadio. RELEVO / JORDI CARDERO

Lleva un chaleco amarillo, como todos los trabajadores. El color eléctrico inunda toda la explanada del estadio, a la espalda de varios de ellos se lee Limak, la constructora encargada de desarrollar el proyecto. "Somos más de mil obreros, de ocho plantas distintas", cuenta. Explica que él es del Raja Casablanca pero que siempre ha seguido al Barcelona. "Está bien trabajar aquí, te sientes importante", añade.

En la acera de enfrente del estadio, centenares de barcelonistas se concentran en bares antes de los encuentros. Uno de ellos es el Bar Casa Pin, abierto desde hace 35 años. "Trabajamos cuatro durante los partidos, pero no lo seguimos ni por la tele ni por la radio", cuenta Ricardo, el propietario, a pesar de que todos son del Barça. Les basta con escuchar los latidos del estadio para saber cómo está yendo el partido.

Ricardo, en su bar. RELEVO / JORDI CARDERO
Ricardo, en su bar. RELEVO / JORDI CARDERO

"Siempre vienen los mismos, gente de toda la vida. Y siempre es lo mismo: cerveza, cánticos, cubatas y pal campo", cuenta. "Ir a Montjuïc afectará pero son sólo un par de años. Cuando vuelvan será mejor, y mejor para el barrio. El cambio nos irá bien, salimos ganando", valora Ricardo.

Los turistas abarrotan la tienda del Barça, que cuenta las horas para sacar a la venta la nueva camiseta. También hay colas en el nuevo museo blaugrana. Decenas de turistas descansan en el bar, desde donde se oye el rumor de las excavadoras, a escasos cien metros de las mesas. En la explanada que da acceso al palco apenas queda asfalto, es todo tierra.

Apenas hay un par de cosas que siguen intactas en el Camp Nou. Dos carteles de Alexia Putellas. Alexia XI. La Reina se lee en ellos. En el Gold Nord, el lado opuesto donde han empezado las obras, el ambiente es más relajado. Allí se encuentra La Masia, donde crecieron los Puyol, Valdés, Xavi o Iniesta. Y no hay mejor metáfora que esta: los canteranos y el femenino sostienen un club que vive un proceso de transformación delicado.

El cartel de Alexia en el Camp Nou.RELEVO / JORDI CARDERO

El Camp Nou se irá disfrazando durante el próximo año y medio y el club espera poder regresar en noviembre de 2024, cuando el Barcelona cumpla sus 125 aniversario. Hasta entonces, seguirá hipnotizando con sus obras a centenares de curiosos. "El problema es que ahora no tenemos mucho dinero. Pero ya verás cuando terminen esto. Guardiola vendrá corriendo. Y el Messi también", cierra el señor Crespo.