FÚTBOL

Camuñas es el claro ejemplo de lo difícil que es llegar: "En el Leganés era muy válido, pero había que meter al sobrino del entrenador..."

El jugador, que llegó a disputar Champions, recuerda cómo su padre negoció con el club: "Vosotros no vais a jugar con mi hijo".

Camuñas, en una presentación./ARCHIVO
Camuñas, en una presentación. ARCHIVO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Javi Camuñas las ha vivido de todos los colores en el fútbol. El jugador acabó su carrera en lo más alto y llegó a jugar la Champions con el Villarreal. Un ilustre de Primera División, todos recuerdan su carácter, su carisma, su habilidad en el uno contra uno... Ahora allá donde va le recuerdan con mucho cariño, aún le paran por la calle y sienten que más que un profesional de su deporte era uno más de los suyos. Sin embargo, hasta en casos como el suyo llegar es complejo. Por el camino, circunstancias personales, físico, lesiones, enchufismo, contactos...

El que después fuera jugador profesional pasó un tiempo bajo el barro madrileño. Para entonces, se defendía en la cantera del Real Madrid, de la que salió por no tener la misma complexión del resto de sus compañeros. "Yo era de los jugadores más menuditos, con menos corpulencia. En mi época estaban Pavón, Bravo, Aranda, Borja Fernández... Jugadores con una corpulencia y unas medidas... Yo era el más pequeño de toda la plantilla", contó en una entrevista en Relevo.

El Real Madrid le daba mucha importancia a eso y al final ambas partes acordaron que lo mejor para todos era una cesión al Leganés para ganar minutos y confianza. Ahí llegó a Butarque, al División de Honor, con el que logró ascender gracias a su talento al filial. Era un año esperanzador, en un club en aras de crecimiento y alcanzando su mejor versión. Sin embargo, algo se torció cuando entró una variable incontrolable en la ecuación: tocaba hacer ficha a un familiar del entrenador.

"El entrenador en ese momento dice que como jugador era muy válido, pero que había que meter a un familiar suyo y las fichas estaban completas"

Javi Camuñas exfutbolista

Como lo oyen. Camuñas sufrió un episodio injusto a todas luces que bien pudo acabar con su motivación o su carrera deportiva si no llega a reconducir rápido la situación. Porque, para colmo, aquel traumático capítulo apareció ante él a escasos días del arranque de la competición: "El director deportivo hablaba muchísimo conmigo. El entrenador en ese momento dice que como jugador era muy válido, pero que había que meter a un familiar suyo y las fichas estaban completas".

Aquello, claro, no se le dijeron directamente a Camuñas, para entonces un chaval, y ni siquiera a su familia. Lo descubrió porque su propio padre, junto a otros, escuchó una conversación ajena en la que personas que toman decisiones comentaban abiertamente esta posibilidad. "Mi padre en ese momento lo está escuchando con otros padres y se quedaron todos alucinados porque yo estaba jugando, era importante... Pasan estas cosas. A mí no me había pasado nunca y menos con esas edades. Lo escucha mi padre y en ese momento se quedó incrédulo y después ya muy cabreado. Nos llevamos una decepción muy grande", sigue.

Una solución imposible

No había nada que hacer. Camuñas tenía que salir de manera forzosa del Leganés porque no hay fichas y lo del sobrino era inevitable. Rápido fueron conscientes de que lo que estaba ocurriendo era injusto, incluso él lo recuerda como "los momentos más delicados" de su carrera. Su padre peleó hasta el final y llamó al despacho del club para defender la continuidad de su hijo. "El club no estaba de acuerdo con el entrenador, le dice que no, que es un malentendido, que hay que solicitarlo, que voy a jugar donde quiera... Mi padre les respondió: 'Pero mira lo que ha pasado, si lo he escuchado'", recuerda.

Nunca llegaron a saber si la cúpula era ajena al incidente o no, pero desde luego no se iban a quedar de brazos cruzados. Se impusieron, hablaron con el director general y el director deportivo y exigieron la carta de libertad. El padre de Camuñas fue rotundo: "Vosotros no vais a jugar con mi hijo porque acabo de escuchar este tema". Pero se resignaban a entregarle la mencionada carta de libertad y pretendían que jugara en una categoría menor.

"Te das cuenta de que el fútbol pone a cada uno en su sitio y a ese entrenador le puso en su sitio y a mí en el mío"

Javi Camuñas exfutbolista

Finalmente la consiguieron, pero tampoco era un motivo para celebrar. El suceso en cuestión llegó la semana en la que empezaba la liga y la faena fue doble. No tenían ningún margen de maniobra. Pero aunque Camuñas andaba cabizbajo tras un varapalo así, su padre no iba a tirar la toalla. El fútbol acabó poniendo a cada uno en su lugar.

Una historia con final feliz

El padre de Camuñas fue a hablar con el de seguridad del Pinto, que acababa de subir, pensando en el milagro. Este respondió que bueno, que el jueves jugaban con el Fuenlabrada, que fueran y a ver qué pasaba. Casi con más interés de ayuda que otra cosa. El entrenador respondió que era un tema muy complicado, que iba a empezar la liga... Pero le dieron una oportunidad. Una oportunidad que le cambió la vida.

"Jugué el jueves, no llegó el descanso y los veteranos y el entrenador dijeron que trajeran ahora mismo la ficha y las fotos que nos lo quedamos. Que no vaya a ningún lado. Tuve que hacer esto en 45 minutos. Sacas lo mejor en los peores momentos. Fue mi peor momento y además a esa edad que no asimilas las cosas con madurez", rememora el ex de Osasuna, entre otros.

Camuñas, en un partido con Osasuna.
Camuñas, en un partido con Osasuna.

El Pinto entonces les reconoció que no había dinero suficiente para pagarle bien, que las fichas ya estaban al límite. Respondieron que no pasaba nada, que el deseo era que Camuñas jugara y pudiera escalar. Pronto quisieron doblarle el sueldo, conscientes de que tenían un diamante en casa. Dicho y hecho, el Rayo Vallecano le acabó presentando una oferta y, desde entonces, su carrera no hizo más que crecer. Tanto que llegó a disputar una edición de la Liga de Campeones, un futbolista al que en su día 'echaron' por colocar al sobrino del entrenador.

Su sentencia es la mejor descripción de la justicia poética tras su historia: "Pero luego te das cuenta que el fútbol pone a cada uno en su sitio y a ese entrenador le puso en su sitio y a mí en el mío".