El Sevilla que le gustaría recuperar a Caparrós en plena guerra civil: "Cuando yo estaba íbamos juntos al Rocío, a la Feria… Éramos una familia"
El nuevo entrenador sevillista se sinceró con Relevo en octubre de 2023.

Hace año y medio, Joaquín Caparrós se sentó con Alfredo Matilla para una extensa charla, con aroma catártico, en la que por el entonces 'parado' entrenador reflexionaba sobre toda su carrera. En el primer capítulo se reivindicaba ("soy un técnico sin equipo, no un exentrenador") y en el segundo capítulo se centraba sobre todo en su relación con el Sevilla, al que ya decía que le gustaría volver, porque siempre ha ansiado eso el utrerano, aunque nunca se haya ido. Como nuevo entrenador sevillista afronta ahora una recta final con la misión de confirmar la salvación y apaciguar las revueltas aguas que bajan por Nervión.
Uno de sus puntos fuertes es que es una figura mayoritariamente querida por el sevillismo, que vive tiempos especialmente duros no solo por lo deportivo, sino también por la guerra civil entre la actual directiva, presidida por Del Nido Junior, y la oposición liderada por Del Nido Benavente. Entre denuncias, críticas y comunicados cruzados, la figura de Caparrós puede servir no de pegamento pero sí al menos para que se suavice la artillería entre las trincheras.
En aquella entrevista, Joaquín hablaba en términos positivos de unos y otros: "Le estoy muy agradecido a Pepe Castro, porque me abrió dos veces la puerta del Sevilla. La primera vez, para conocer al propio Alés, y luego me abre la puerta cuando vuelvo al Sevilla porque tenía que entrenar por el cese de Montella. Igual que le estaré agradecido siempre a José María del Nido, que he estado tres años con él como presidente con un gran crecimiento"
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Le preguntaba el periodista que no se posicionara con ninguno de los dos bandos cuando precisamente es difícil el no alinearse en ninguno. "Está claro que cuando yo estaba éramos una familia. Desde el presidente a todo el consejo de administración. Íbamos al Rocío. Estábamos en la Feria. Comíamos y cenábamos juntos, con las parejas. Una familia. Los problemas que teníamos los hablábamos entre nosotros, siempre con el Sevilla las 24 horas en la cabeza. Lo he vivido. Ahora internamente desconozco lo que hay porque lo leo y nada más. Llegará un momento que eso se tendrá que estabilizar por el bien de todos".
El de Utrera lleva sin dirigir desde septiembre del 22, cuando dejó la selección de Armenia. Mientras tanto, ha estado esperando una oportunidad: "Soy un entrenador sin equipo. A los entrenadores nos pasa como a los médicos, abogados o militares: no nos jubilamos, nos retiramos. Además, estoy en contra de la palabra jubilación. No me gusta. Es discutible, pero no me gusta. La palabra retirado quiere decir que puedes estar activo en cualquier momento. Hay una expresión que se llama Novolatría, que es culto a lo nuevo por el mero hecho de serlo. Lo nuevo es lo bueno. Y lo que vale es el cambio-cambio. Y eso pasa igual en el periodismo que en el fútbol o en la educación. Todo hay que cambiarlo y, claro, te van apartando porque se creen que lo otro es anticuado. Incluso hasta la terminología utilizada".
Una reivindicación del método que le llevó a dirigir a un puñado de equipos de LaLiga más allá del Sevilla (Deportivo, Mallorca, Athletic, Granada, Levante…). También dejaba una reflexión que inevitablemente lleva a pensar en Víctor Orta: "Ha cambiado muchísimo la estructura de los clubes. Ahora todo es más ficticio, no se lleva a la realidad. En los organigramas de los clubes se ha dado demasiado poder al director deportivo. Y falta comunicación. La experiencia que yo tengo es que en los clubes donde hemos conseguido objetivos y resultados, ha sido porque ha habido una buena comunicación de forma encadenada desde el presidente, pasando por el director deportivo y el entrenador. Y hoy eso no existe. El director deportivo tiene demasiado poder y no deja de ser un asalariado del club. El que tiene que marcar la política, la filosofía y poner al entrenador en función de esa filosofía es el que es. Y a veces se hace al revés, incluso por presiones al director deportivo.
Con quien la relación no es como antes es con otro actor imprescindible del Sevilla pasado y por qué no actual, Monchi: "Tuvimos una primera fase donde éramos uña y carne. Y luego se ha ido enfriando y no sé, no ha habido una relación fluida. Le puedo asegurar que no por mi parte. No sé por qué, pero no por mi parte. Puedo tener una opinión, pero es una opinión que me la quedo para mí y para los míos".
Del mismo modo que no quiso valorar por qué no seguía vinculado al club tras su última experiencia como director deportivo, donde estuvo desde 2018 hasta 2020, aunque también tuvo que ponerse el chándal para dirigir en ese tramo: "Yo creo que por la comunicación. Y porque hay cosas que uno no puede decir, ¿me entiendes? Hay cosas que me las tengo que callar por el respeto que tengo a este club. Pero que a mí me hubiera gustado estar y seguir en el Sevilla. Eso por supuesto. La gente lo sabe. También creo que le he contestado al decir que si no es por Pepe Castro, la segunda vez, yo no hubiera vuelto".