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El capitán Badé sigue dando pasos en el Sevilla: el brazalete justifica el reconocimiento del club en la renovación

El francés rechazó irse en verano a Alemania y entendió la postura de la entidad con la Roma. Se le reconoció con una mejora salarial y en invierno se mostro tajante con su continuidad en Nervión.

Loïc Badé celebra el gol de Ejuke junto a sus compañeros./SFC
Loïc Badé celebra el gol de Ejuke junto a sus compañeros. SFC
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

Puro sentimiento. Eso es lo que está demostrando Loïc Badé en el Sevilla. El francés aterrizó en la capital andaluza en enero de 2023... y tras dos años en la ciudad es uno más. Personalidad arrolladora. Nadie tiene ningún problema con él. Voces cercanas al vestuario aseguran que es bastante transversal y ha sido clave a la hora de confeccionar el grupo tan unido que lidera García Pimienta.

Clave, también, sobre el césped. Se ha consolidado como uno de los mejores centrales de Primera División y su fútbol huele a Europa. Y pudo lograrlo. Pero prefirió continuar defendiendo la camiseta del Sevilla. La quiere seguir manteniendo en su pecho... y ante la Real Sociedad se vivió una imagen que apunta a repetirse en el futuro -a no ser que una oferta irrechazable llegue al buzón-: sus primeros minutos con el brazalete de capitán.

Es un premio más para un futbolista que lo ha hecho todo por el Sevilla en las últimas dos ventanas de fichajes. Todo comenzó en Verano. Varios clubes de la Bundesliga, con el Stuttgart en cabeza, se interesaron por él. Badé lo tenía claro: el reto deportivo no le satisfacía lo suficiente como para abandonar una ciudad que siente como suya... y las condiciones económicas tampoco 'le cambiaban la vida'. Decidió quedarse.

Pero todo pudo cambiar en un último día de mercado caótico. La Roma llamó a la puerta del francés y, por primera vez, pensó en aceptar. Pero habló con la directiva del Sevilla, y esta le transmitió que no tenían margen para reemplazarlo y que sólo saldría por una cantidad mayor. Badé, lejos de apretar como otros jugadores sí hicieron, entendió la situación a la perfección. Y así se lo transmitió al club: me quedo.

Una decisión que, prácticamente, ha salvado la temporada del Sevilla. Sin Loïc Badé atrás, ni tiempo para buscarle un sustituto a su altura, todo habría sido un caos. Y es que el francés ha sido el capitán general de la zaga desde que comenzó la temporada. Hasta que, de nuevo, un mercado de fichajes puso en duda su continuidad. O, al menos, de puertas hacia fuera.

El Aston Villa de Emery y Monchi llamó con fuerza. Estaba dispuesto a pagar por Badé. El Sevilla, también a vender. Pero Loïc Badé fue claro: de Nervión no se movía. Paró toda la negociación cuando esta avanzaba acorde a unas cifras que sí encajaban a la entidad hispalense. Lo cierto es que su palabra fue la única negativa al acuerdo. El traspaso se bloqueó y el francés se quedó donde quería: "Entiendo que el club quiera dinero, pero el jugador soy yo y elijo yo", llegó a decir en una comparecencia pública.

Un reconocimiento a su figura

Ya justo después del verano recibió su primera recompensa por todo el esfuerzo. Una renovación que le mejoró su salario, para ponerle en un escalón preferencial de la plantilla -dentro de la nueva realidad económica del club-. Y es que su anterior contrato iba muy ligado a las clasificaciones para jugar competición europea, algo que en este Sevilla no ocurre.

El último premio, muy merecido, fue portar el brazalete en San Sebastián. Fue sólo durante los últimos minutos, tras ser Saúl sustituido, pero le llenaron el corazón. No se lo quitó en toda la celebración de una victoria que le da alas a un Sevilla que quiere luchar por Europa, demostrando así su felicidad. Y es que eso es lo que siente Loïc Badé en la capital andaluza.

La ciudad le ha llenado. El club le ha acogido. Él está feliz. Todo lo que tiene aquí lo considera como su casa. Y se siente líder en un vestuario que lo valora como debe. Ha encontrado su sitio. El futuro dictará sentencia sobre qué camino acaba escogiendo, pero mientras tanto Badé se llena de felicidad en Nervión. Es un sevillano más.