El 'O sole mio' de un representante del Barça y todos los entresijos de las comidas preClásico entre directivas
La ausencia de Florentino este sábado romperá con la tradición. "Son encuentros de amigos y para dar ejemplo", cuenta Ramón Calderón.

El Clásico de este sábado (16:15) será diferente por muchos motivos: se jugará por primera vez en Montjuïc, servirá de bautizo oficial para Lamine Yamal o Bellingham… y no habrá comida de directivas. Por segunda temporada consecutiva, Florentino Pérez se niega a ir al partido, con el caso Negreira de fondo y el tuit de Miquel Camps como detonante en esta ocasión, y previsiblemente será el vicepresidente segundo Eduardo Fernández de Blas quien se coloque junto a Joan Laporta en el palco.
Las guadianescas relaciones de los últimos años (abrazos efusivos entre JAS y Laporta mientras el Real Madrid se persona como acusación particular por Negreira) han roto una tradición otrora innegociable en los Clásicos: el almuerzo entre presidentes. Siempre con expectación, en momentos de todo tipo (de comunión total por la Superliga o de tensión máxima en aquellos Guardiola - Mourinho) y con un halo de misterio que rodea a lo que pasa allí dentro. Los que las han vivido, sin embargo, desempolvan esa mística.
"Son comidas distendidas, de amigos, en las que se habla de todo, de la actualidad en general… y no demasiado de fútbol. Siempre tuve una relación magnífica con los presidentes y directivos de mi época. No hay nada distinto en ir a comer con la gente del Barça o con la del Villarreal, ni nada diferente a un almuerzo entre colegas o directivos de dos empresas diferentes", explica a Relevo Ramón Calderón, presidente del Real Madrid entre 2006 y 2009.

Él, cuando llegó al club, dio un giro a la organización: las comidas pasaron de celebrarse en el mítico Asador Frontón, no demasiado lejos del Bernabéu, a organizarse en el propio estadio. "Era más agradable. Había una cocina y se estaba bien", recuerda. Allí, en el corazón del templo madridista, se vivió alguna que otra escena cuando menos curiosa: una vez, la comitiva blaugrana comió enfrente de todas las Copas de Europa, para risas de algunos culés y envidia sana de otros.
El Barça, por su parte, fue cambiando de restaurantes durante el primer mandato de Laporta. Josep Lluís Núñez, en cambio, era partidario de celebrar las comidas en el clásico Tritón, que se encuentra cerca del Camp Nou. A Laporta le gusta dar valor a la cocina catalana y alguna vez llevó la comida de directivas al extinto Drolma, restaurante que estaba situado en el Hotel Majèstic. También al Via Veneto o La Venta. El precio es cerrado.
A las comidas de directivas pueden asistir desde unas 15 personas -en un día de Champions, por ejemplo- hasta las 30 -los de Clásico-. Normalmente hay paridad entre representantes de un club y del otro. En el caso del Drolma, los días de Clásico se cerraba el restaurante para los asistentes. El director, Fermí Puig, mandaba una propuesta de menú al club y preguntaba por posibles intolerancias de los asistentes.
"Cuando alojas al Barça, a las directivas, tienes un cierto deber. No solo de hospitalidad, sino de imagen. El club debe quedar bien", cuenta Fermí Puig a este medio. El cocinero tiene ahora en su restaurante, que lleva su nombre, un reservado que cuenta con piezas de un valor sentimental enorme para el barcelonismo: parte de un palco del estadio de Les Corts, balones y camisetas firmadas lucidas en finales de Champions… y hasta un ladrillo del antiguo Wembley.

Ante sus mesas han pasado cinco presidentes del Real Madrid y muchas leyendas. "Venía gente de toda la vida: Amancio, Pirri, Gento… Al final de la comida me pedían que saliera a decir algunas palabras. Les preguntaba si habían comido bien, si habían estado a gusto… Una vez, les dije: 'Todos vosotros me amargasteis la infancia, ¡así que ya me podéis dar las gracias por haber comido tan bien!'", recuerda entre risas. Por parte del Barça también asistieron exjugadores como Rexach, Asensio o Fuster. La sobremesa, en función del partido, podía alargarse varias horas. No hubiese sido el caso de este sábado, en horario de siesta y para el que el Barça planteaba disponer un picoteo en la zona noble del Lluís Companys.
Ópera en Valdebebas y comidas entre mujeres
A lo largo de tantos años, las comidas entre juntas directivas guardan un montón de anécdotas y un sinfín de secretos. "Pasa un poco lo de ahora: hay tensión entre aficionados y los que mandan se llevan estupendamente", confiesa otra de las voces que ha disfrutado de numerosos almuerzos. Las pruebas del buen rollo abundan. Ramón Pujol, exjefe de Relaciones Institucionales y Protocolo del Barça, cantaba ópera y en una comida de directivas en Valdebebas le pidieron que se animara a deleitar a los presentes. Interpretó 'O sole mio', el himno napolitano que tantas veces elevó a Pavarotti.
La cordialidad se traspasaba de sus directivos a las familias. Durante el mandato de Sandro Rosell (2010 - 2014), y como mínimo en un par de ocasiones, las mujeres de los directivos también organizaron una comida en paralelo a la oficial y en otro restaurante. "Siempre mantuvimos muy buena relación, muy buena sintonía. El ambiente sólo es diferente en el exterior: hay una sensación distinta, muchos medios de comunicación…", relata Calderón.
"En el palco, igual. En el año 2000 siempre se hablaba de tensión en los palcos, de situaciones difíciles. Yo viví todo lo contrario, tanto en el Camp Nou como en el Bernabéu. Los dos intentamos que la relación fuese lo más cordial posible para, sobre todo, tratar de dar ejemplo. Si hay peleas previas en los Clásicos, es indudable que al seguidor no se le puede pedir que sea comedido y que actúe con educación respecto al rival. A mí me trataron siempre muy bien en Barcelona y nosotros intentamos hacer lo mismo". Miguel Pardeza, otro héroe madridista, le apoya: "En esas comidas se charla un poco de todo, claro, pero siempre dentro de un clima de cordialidad. Son, más que nada, encuentros de protocolo".
El Barça acostumbra a tener el detalle de entregar un presente a las directivas rivales. Normalmente, cuando es la primera vez que se sientan con un club, les regalan una fuente de Canaletes a pequeña escala. También han entregado detalles como libros de la ciudad, litografías, carteras o pañuelos. El Madrid hace prácticamente lo mismo. Detalles de clubes señores que ahora, por segunda vez con Florentino, se verán las caras en el campo... pero con un hueco libre en el palco.