La conexión ucraniana rescata un punto para el Girona en Anoeta
Un tanto de Artem Dovbyk evitó la victoria en casa de la Real Sociedad, que se adelantó en el marcador con un gol de Kubo.

Abría la jornada del sábado uno de los partidos con mejores expectativas futbolísticas según lo visto la temporada pasada. Real Sociedad y Girona derrochan tanto respeto y un trato tan exquisito por el balón, que sus duelos no suelen defraudar. No se había sentado todo el público en las gradas del Reale Arena cuando Aihen Muñoz arrancó la moto y envió un balón con veneno al área gerundense. Carlos Fernández, que sabía que ese centro no iba para él, arrastró lo que pudo y Kubo, libre de marca, anotó a placer.
Tras el pase a la red del talento japonés siguió el dominio donostiarra, que buscó el segundo porque al Girona, si lo dejas vivo, lo puedes pagar caro. La experiencia de la temporada pasada, en la que el cuadro de Míchel le empató la renta de dos goles a la Real, hacía presagiar que al partido le quedaba mucha tela que cortar. Pudo sentenciar el equipo de Imanol, con un penalti que señaló Hernández Maeso, pero que rectificó mirando el VAR.
El Girona fue mejorando y acabó el primer tiempo en el área de la Real Sociedad, metiendo el miedo en el cuerpo a todo Anoeta y rozando el empate con un remate sutil de Stuani. Poco a poco las fuerzas se iban igualando y los gerundenses seguían vivos y con garra. Enganchón de Le Normand y Stuani incluido, tras el descanso se iba a ver un partido distinto. Era la hora de decidirlo todo desde los banquillos.
La victoria de la Real duró hasta que Míchel quiso. En el minuto 64 realizó un triple cambio en el que entraron al terreno de juego Pablo Torre, Valery y, sobre todo, el ucraniano Dovbyk. Tsygankov lo llevaba esperando desde el primer minuto y cuando se juntaron, fueron infalibles y dominaron el partido. La conexión ucraniana, diez minutos después de hacerse efectiva estaba empatando el encuentro. Centro de Tsygankov y cabezazo a la red de Dovbyk. No falla.
A partir de ahí la Real lo intentó con más corazón que cabeza y con más oxígeno que calidad. No estaban Kubo ni Oyarzabal y la referencia arriba era Umar Sadiq, que lleva sin competir un año. Sadiq dará alegrías a la Real, pero en los minutos finales, el Girona tenía mucho más claro lo que tenía que hacer que los donostiarras. Reparto de puntos en un partido de dos partes, en las que cada uno fue protagonista en una y seguramente la justicia se impuso en el partido del buen gusto por el trato del balón.