FC BARCELONA

Un contrato secreto y una 'palanca' del Real Madrid pueden salvar al Barça del "firmón" que denuncia LaLiga por los asientos VIP: "La clave es si ya hay riesgo o no"

Relevo se pone en contacto con Abauding SL y con un auditor para aportar luz a este nuevo litigio entre el club, su auditora y LaLiga.

Joan Laporta, en el palco del Metropolitano. /GETTY
Joan Laporta, en el palco del Metropolitano. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Relevo se puso en contacto con la empresa auditora que este miércoles el Què t'hi jugues de la Cadena SER adelantó que validó la operación de los asientos VIP del Camp Nou. Abauding SL dice estar sorprendida porque en el comunicado de LaLiga no se les menciona; además, niegan que hayan sido nombrados por el Barça, como se concreta en el comunicado, debido al farragoso proceso que hay detrás de los nombramientos oficiales de una auditora. Es necesario que se apruebe en junta directiva, que el auditor lo acepte y que se inscriba en el registro mercantil. Uno de los puntos clave es que una empresa como Abauding SL, con una experiencia de 28 años, pero sin el personal necesario para auditar las cuentas del Barcelona, no puede aceptar un encargo así porque no tiene los medios para llevarlo a cabo.

Pero no desmienten, en cambio, que pudieran realizar un trabajo concreto para un tercero, aunque se amparan en el "secreto profesional" para no dar más detalles ni contestar ni que sí o que no. Y, antes de colgar, ven de fondo un problema entre el Barcelona y LaLiga, y ahora a ellos les han metido en medio con una supuesta denuncia al ICAC (Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas), que tendrá que investigar que la operación no sea lo que en el mundo se conoce como un firmón (que por interés firma escritos o trabajos facultativos ajenos), sino una interpretación explicable dentro de los matices que existen en el mundo de las auditorías.

La auditora la preside Jorge Sanjurjo, que había sido jugador de baloncesto profesional a finales de los 90 y que se formó en el FC Barcelona -como anécdota, fue el defensor de Juan Carlos Navarro cuando se estrenó en la ACB-, y tiene ubicada su sede social en un piso de la calle Mallorca de Barcelona. El resto son detalles que forman parte de la confidencialidad y que nadie ha confirmado. Desde Abauding SL no quieren ningún tipo de publicidad ni entrar a valorar nada más porque no reconocen que hayan realizado el trabajo.

Para intentar descifrar la operación que cuestiona LaLiga y Crowe Spain, la nueva auditora del Barça que en este caso sí es oficial, Relevo se ha puesto en contacto también con un economista y auditor que prefiere guardar el anonimato, pero que aporta luz a la operación de los asientos VIP y al hecho de imputar esos 100 millones en el actual ejercicio, lo que permitió que el Barcelona regresase a la norma 1:1. Hay que recordar que el club blaugrana vendió el derecho preferencial de 475 asientos del futuro Camp Nou a dos empresas, Forta Advisors Limited y New Era Visionari Group, por valor de 100 millones de euros a 30 años. De ese dinero, se recibieron 58 -aprobados por LaLiga- y antes del 30 de junio ambas empresas deben pagar los restantes 42. LaLiga ya arrojó sus dudas sobre la solvencia de una de las inversoras, propiedad del empresario moldavo que ya estaba inmerso en otros negocios con el club y sin experiencia en el sector, Ruslan Bîrlădeanu. Pero el problema de fondo no es ese, sino la ingeniería contable de la operación.

Crowe Spain considera, de momento, que esos 100 millones no se pueden contabilizar en este ejercicio. Hay dos interpretacions sobre esta decisión. La primera de ellas es que se deben repartir por los 30 años en los que se firmó el contrato. Está el precedente de la prima que Nike le dio al Barça por renovar, que se prorrateó para el Fair Play Financiero de LaLiga por los años que se extendió el nuevo acuerdo. Pero en este caso, el auditor cuestionado apunta que es diferente por un precedente curiosamente del Real Madrid de Florentino Pérez. "Es la misma operación. En sus cuentas, en 2023, hicieron el mismo tipo de interpretación. Vendieron determinados asientos a una empresa que después los podía revender sin afectar futuros ingresos porque esos estaban garantizados. Un ejemplo. Tienes un cine y vendes entradas a cinco euros. Hay cinco sillas que se las vendes a un tercero y le das el derecho de comercializarse, las puede revender por 50. Él ganará más pero yo me aseguró el precio de venta, no hipoteco ingresos", explica.

La "licencia de uso personal" del Real Madrid y el contrato secreto culé

En efecto, el Real Madrid hizo eso al ingresar 76 millones por lo que llamó "licencia de uso personal" a 30 años, una operación idéntica a la del Barcelona, en la que unos determinados asientos VIP era cedidos a una empresa para que los explotara. En este caso, no se considera una 'palanca' porque no adelanta unos ingresos futuros, ya que se garantiza que se reciba cada año el ingreso pautado de esos asientos. Un ejemplo gráfico: el Barça o el Real Madrid valoran 500 asientos en 100 millones, y cada abono cuesta 7.000 euros al año. Los clubes recibirán esos 100 millones por el "derecho preferencial" y los 3,5 anuales que estaban presupuestados, pero esa empresa podrá revender esos 500 asientos adquiridos por 20.000 euros, por lo que esta tendrá un beneficio anual de 6,5 millones. Esta empresa podrá, incluso, revender los asientos en función de los partidos: no es lo mismo un Clásico que un encuentro ante el Leganés, por poner ejemplo, o una semifinal de Champions.

Resuelta una incógnita con el precedente del Real Madrid, la de que el pago no debe prorratearse durante los años del contrato, hay una segunda interpretación que choca entre lo que validó Abauding SL y lo que no autoriza de momento Crowe Spain y que ha hecho que LaLiga haya recortado el límite salarial al no incluir el Barça estos 100 millones en los Estados Financieros del próximo curso. "La diferencia es que en el caso del Bernabéu los asientos ya existían y estaban en uso, en el caso del Camp Nou no. Es lo que se debate, y esto creo que es un tema de juicio profesional. La normativa es genérica y la clave es saber cómo está expresado en el contrato", añade.

El auditor entiende que haya dudas. Y alimenta primero la visión del Barça. "La clave es si el ingreso se puede incorporar en el momento de la venta o cuando esté operativo ese asiento. Mi opinión es que se puede poner en el momento de le venta siempre y cuando se le hayan transferido todos los riesgos de la operación al cliente. Si ahora el Barça baja a Segunda o lo inhabilitan, el inversor se come lo que puso", argumenta. Y pone el ejemplo de la compra de un coche. "Cuando tú lo compras, ya es tuyo. Si tienes una accidente al día siguiente, es tu riesgo ya".

Pero existe la interpretación que solamente la pueden saber los que realmente han leído el contrato que firmó el Barcelona con los dos inversores. "Tienes que ver los contratos, las obligaciones y derechos. Si el que ha comprado asume el riesgo, la venta se ha hecho. Si al día siguiente ya lo puede vender, es que todo se ha efectuado. Es una prueba de que se ha transferido. Si en el contrato dijera que el que ha pagado hasta de aquí a un año no puede venderlo, entonces no lo puedes meter en el ejercicio de ahora", añade. "Hay temas que son blancos o negros, y otros de grises. Depende del juicio profesional. Las dos se aceptan. El valor de un estadio de fútbol debe estar en el activo. Eso es así. Ahora, cómo se amortiza... Eso es juicio profesional. Unos dirán el 2% y otros el 3%".

Un contrato que no trasciende y los asteriscos que arrastra el Barça

Por el momento, hay cuatro actores que han visto los contratos. El Barça y Abauding SL lo validan. LaLiga lo autorizó en un principio, pero luego le generó dudas y ahora lo reprueba fiándose del criterio de Crowe Spain, el actual auditor del club, con mayor reputación que Abauding SL.

Hay otros dos temas que genera pesquisas. El primero es la elección de la auditora exprés que prestó sus servicios puntualmente. Que se escogiera una auditora con menos recursos y poco habitual para realizar una operación genera una cierta desconfianza. "El Barça tenía el contrato con Thorthon, venció y no renovaron. No es normal que rompas el contrato. Es normal no renovar. Es bueno que haya rotación, y eso creo que ha pasado. Pero lo normal es empezar a negociar con un nuevo auditor antes de acabar con el anterior. Si uno se va el día 31, el otro empieza el 1. Suele ser inmediato", apostilla. El 31 de diciembre Thorton dejó de ser auditor del Barça, se contrató de forma puntual para un encargo a Abauding y, una vez acabada esta operación, se firmó con Crowe Spain. Esa duda aumenta cuando Crowe no lo ha autorizado ahora y en aquel momento, en diciembre-enero, el Barça necesitaba imperiosamente una auditora que le dijera que sí.

Y el otro punto son los antecedentes de cada club. Las auditorías más que una ciencia son un relato lógico y coherente, y en el caso del FC Barcelona ha habido con Barça Studios una situación que ha hecho que el último auditor arroje una salvedad de 141 millones de depreciación en las cuentas del club por el valor de una empresa que se ha demostrado que era ficticio. El auditor también se basa en la credibilidad de las operaciones que acompañan a sus clientes.

Para cerrar este sainete, existe la amenaza de denuncia de LaLiga a la empresa auditora que validó la operación. El auditor cuestionado no le da demasiado recorrido salvo que se haya firmado sin "leerse el contrato", algo que considera una aberración y algo que es bizarro con las estadísticas en la mano: "Las denuncias no son habituales, pero sí frecuentes. Todos debe estar supervisado por el ICAC, que depende del Ministerio. Cualquier persona que se siente perjudicada puede presentar un escrito para lo que revise. El ICAC verá si ha hecho la faena bien hecha. Si el auditor lo ha argumentado bien, el ICAC no le dirá nada. El ICAC pone unas 20 o 25 sanciones al año y se hacen alrededor de 45.000 auditorias".

De esa decisión final de la auditora Crowe dependerá que el Barça regrese a la norma 1:1 este verano después de que LaLiga la haya devuelto a la casilla de salida. Y de esa decisión también dependerá que se sepa cuál es la letra pequeña del contrato, la clave de todo.