Crecer desde el juego: el reto del Barça para lo que queda de temporada
Los de Xavi tienen el título liguero muy encarrilado y el objetivo debe ser mejorar el juego ofrecido.
El partido del FC Barcelona ante el Girona dejó tintes de liga finiquitada, de jornada 38 y cuatro de la tarde. Un ritmo plomizo, de lunes, invadió un Camp Nou que acudió a su cita para olvidar la masacre ante el Real Madrid, con ganas de poner tierra de por medio a LaLiga y reivindicar el liderato coscechado no solo desde el resultado, donde el Barça se ha mostrado inexpugnable, sino sobre todo desde el juego, ese elemento que suele determinar el estado anímico del club. Y nada de lo visto en el césped ayudó a mejorar esas sensaciones pese a que la distancia aumente un punto.
Como sucedió el pasado mes de abril, el Barça se ha deshinchado una vez llega la primavera, como si sufriese alergia al polen y se narcotizase, perdiendo el suflé que le empujaba. El de este curso es líder indiscutible, 13 puntos por encima del segundo clasificado, y aún así llega al mes de abril flaqueando, como si ya no le quedasen fuerzas. Con cuatro de los titularísimos lesionados (Pedri, Dembélé, De Jong y Christensen), el Barça no encuentra argumentos individuales a los que agarrarse y tampoco su pizarra le ayuda a generar situaciones en las que el talento florezca. El cortocircuito es total.
Algo que debería evitar a toda costa el equipo de Xavi Hernández es renunciar a la autocrítica en pos del resultado. Lo del Real Madrid la semana pasada ya fue un dardo directo al corazón azulgrana, con un segundo tiempo lleno de errores de bulto, de espacios demasiado largos y ataques acelerados. Ante el Girona, equipo de autor que quiere la pelota, el escenario fue distinto en la forma, pero parecido en el fondo del mensaje: equipo sin ideas, con problemas para ser proactivo desde el control. Normalizar estos partidos señalando la clasificación es limitar el crecimiento del equipo, porque es esto lo que lo marca; el juego. Desde ahí es más sencillo que llegue todo lo otro.
El reto del FC Barcelona
No hay un problema que condense el resto, que sirva a quien observa al paciente como un marcapáginas sobre el que leer el texto. El Barça es un equipo que lleva tiempo construyendo un relato que, al aplicarlo, pierde fuerza. El objetivo debe ser minimizar hasta el máximo la distancia entre lo que se dice y lo que se hace, y durante muchos tramos el equipo de Xavi ha predicado un tipo de juego que no se ha visto en el verde. Ante el Girona, el Barça fue demasiado largo y solo encontró ocasiones tras robo y no tras mover al rival, porque ahí, cuando la jugada pide un plus, las luces se apagan.
Quedan todavía dos meses para que termine LaLiga y 30 puntos por disputarse. Es muy complicado que al FC Barcelona se le escape esto, pero lo más relevante para un club que viene de tres años malísimos no es otra cosa que la emoción, esa adrenalina que nace del juego y que genera sentimiento de pertenencia. El problema de celebrar una Liga es que no tiene esa fuerza que sí tiene una final, es una victoria cantada cada fin de semana, y en esa repetición se pierde fuelle. El Barça debe reivindicar su liderato, que es justo y holgado, dando pasos hacia adelante, cimentando un crecimiento que es el que le llevará, la próxima temporada, a competir realmente por todo.