Cristóbal Soria y los derbis "de la guerra fría" que cruzaron límites: "No me siento orgulloso, y eso que yo estaba en la trinchera"
El exdelegado nervionense recuerda en Relevo aquellos Sevilla-Betis. "La botella que le tiraron a Juande tenía mi nombre y apellido".

Semana de derbi en Sevilla. Semana especial. La ciudad entera se para. Y no, no es una exageración. La capital andaluza se divide para vivir uno de las rivalidades más históricas e impresionantes del mundo del fútbol. Un partido que sólo conoce aquel que lo ha vivido, como Cristóbal Soria, que estuvo en 'primera línea de batalla'. Y en una de las épocas más tensas. "La guerra fría entre Don Manuel Ruiz de Lopera y Del Nido era terrible", recuerda en Relevo.
"¿Cómo se vive un derbi de delegado? No. Cómo se vive un derbi para un enfermo del Sevilla Fútbol Club como era yo y verme ahí metido. Es que cambia la cosa. Y de qué manera. Y aparte en esa época donde la guerra fría don Manuel Ruiz de Lopera-Del Nido era terrible. Y yo estaba metido en esas trincheras. En esa guerra fría, yo estaba metido en las trincheras. Pero en las trincheras con el gorro y con la cara pintada, ¿me entiendes? Era otra época donde la sevillanía prácticamente, que hoy, por suerte, manda en nuestra ciudad, no estaba a la orden del día. Insisto, yo era parte activa de esa guerra fría entre ambos clubes. Era el partido".
Para Soria, vivir eso era lo máximo. Más desde dentro. "Imagínate lo que significaba para mí, en mi época de estudiante, la semana previa a un derbi. Era imposible que mi cabeza, como estudiante, se centrara en estudiar o en los libros. Pues si eso me pasaba siendo estudiante, imagínate lo que a mí me entraba por el cuerpo cuando yo llegaba en ese autobús al Estadio Benito Villamarín y me bajaba el primero para entrar en el campo del Betis y lo que eso significaba. Y las veces, las muchísimas veces, por suerte, que hemos ganado allí. Y el momento de llamar a mi padre una vez que el estadio se ha quedado vacío antes de salir del vestuario y llorar a lágrima viva. 'Papá, gracias', y mi padre llorando... claro, de cosas bonitas, de sentimientos de nosotros, de aquí, de Sevilla".
También se cruzaron límites que jamás debieron cruzarse. Cristóbal Soria estuvo en el recordado derbi del botellazo a Juande Ramos. Fue en el año 2007, en un Betis-Sevilla de Copa del Rey, cuando el técnico nervionense fue agredido desde la grada y el partido acabó suspendiéndose. "Aquello y la repetición de los últimos veinte minutos en Getafe fue uno de los episodios más lamentables de la historia de los derbis. Y te lo digo yo, que esa botella sé que llevaba nombre y apellido (mientras se señala), y Juande pasaba por allí y le tocó a él".
"Se vivió con la pena, la tristeza y la preocupación de ver a tu entrenador abandonar un campo de fútbol en una ambulancia, pero por otro lado, deportivamente, sabiendo que aquel gol de Kanouté, cómo retumbó aquel estadio, cómo cantábamos aquel gol... Yo lo recuerdo todavía e inmediatamente me viene el silbido de la botella, porque yo escuché a la botella. Es que la botella, como te digo, tenía nombre y apellido, y Juande pasaba por allí, y le pegó un botellazo gordo. Menos mal que no llegó a mayores", finalizó.
Y es que Cristóbal Soria, pese a ser uno de los protagonistas en todos esos derbis, es consciente de que no estaba bien. La sevillanía es otra cosa. "De esa época, ya te digo, no... Yo personalmente no me siento orgulloso. Fíjate lo que te digo. A día de hoy, de esa guerra fría Sevilla-Betis, insisto, de la que yo he sido parte activa, en la trinchera metido con la cara pintada, yo a día de hoy no me siento orgulloso. No, no. Yo quiero que pierda el Betis siempre. Y el bético entiendo que quiere que pierda el Sevilla siempre. Pero si al bético le hace falta algo, el primero que se lo voy a dar voy a ser yo. Porque es uno de los nuestros, de nuestra calle. Mi madre es del Betis. De mis mejores amigos, la mitad son del Sevilla y la mitad son del Betis. ¿Que quiero que pierda? Sí. Pero si le hace falta mi sangre, aquí está. Esa es mi forma de entender, a día de hoy, la rivalidad Sevilla-Betis. Te lo digo yo. Yo, eh. Te lo estoy diciendo yo, eh. Que no me siento orgulloso de esa época. Y que entiendo que esta rivalidad nuestra con sevillanía es la forma de interpretarla y de llevarla".
Ahora, el próximo domingo se vivirá un derbi distinto, con una polémica en el palco ya saldada. La ruptura de relaciones por parte del Sevilla sentó un precedente de mala rivalidad que ha acabado con la única decisión razonable. Aunque una 'guerra' en la que su afición tampoco se ha visto demasiado representada. Otros tiempos.