ATLÉTICO 3 - RAYO VALLECANO 0

Beret ofrece un concierto, Sorloth y el Atleti un recital y el Rayo da la nota en el Metropolitano

Los de Simeone, superiores de principio a fin, se aferran a LaLiga. El tren europeo se le escapa a los de Iñigo.

Jonás Pérez

Jonás Pérez

Bienvenidos al espectáculo de la música en el Metropolitano, el centro neurálgico del ocio en España. En una semana en la que a Lola Índigo le han arrebatado su actuación en Cornellà y ya se han confirmado los conciertos de las grandes estrellas del panorama pop en campo rojiblanco, el Atlético lo decidió celebrar con un recital. De fútbol, con Alexander Sorloth de solista, generando una y otra ocasión y abriendo el marcador a los dos minutos. Gallagher y Julián tocaron el último acorde. El Rayo Vallecano dio la nota. Los de Iñigo, irreconocibles, sucumbieron ante los rojiblancos, ansiosos de por fin dar un buen espectáculo incrustados en una fase de gallos y afonías. Para festejar su vuelta triunfal, impulsaron Atleti Music, un nuevo fenómeno social donde grandes artistas aprovecharán el intermedio para hacer disfrutar a la gente. Beret fue el protagonista en esta ocasión. Ni mucho menos, eso sí, consiguió acercarse al show de Simeone y su banda, armónicos hacia el Grammy. El Barcelona sigue siendo el gran favorito, pero ahí pelearán hasta el final. Como el Rayo por Europa, aunque la gira parece que se quedará en Vallecas. Que no es poco.

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Si alguna opción le quedaba al Atlético de Madrid para pelear esta Liga, desde luego, no era permitiéndose un traspiés más. Ante el Rayo Vallecano lo tenía bien claro, pese a que Simeone volvió a dar un respiro a Antoine Griezmann, confiando en la voracidad de Alexander Sorloth. Pronto el devenir del partido le demostró que no se equivocaba. El punta noruego cazó la primera y llevó a la red un envío de Giuliano Simeone. Pocos suplentes hay como él en LaLiga y en el aire quedará qué es lo que hubiera ocurrido si hubiera sido un fijo en el once día sí y día también. Simeone tuvo la oportunidad de juntar a los tres fantásticos del ataque, aunque optó por un equilibrio más constante con solo 'Grizi' y Julián Alvarez. Los resultados, en cierta forma, le han dado la razón, aunque este bajón final vaya a echar por tierra tanto esfuerzo tiempo atrás.

Iñigo Pérez continuó su baile en las alineaciones, con ya Pathé Ciss como pareja estable de Lejeune. Repitió Óscar Valentín, con Pedro Díaz de indiscutible, Nteka como férreo defensor del trabajo e Isi tratando de despegar. Una idea atrevida, con jugadores de calidad y ofensiva, que pronto encontró una respuesta rojiblanca. No solo por el gol de Sorloth, en el que quedó grogui Lejeune, sino en otra clarísima ocasión del delantero. En esta ocasión fue Galán el que le puso el caramelo, pero el remate no estuvo a la altura. O, mejor dicho, tuvo demasiada altura, marchándose por encima del larguero cuando medio estadio se relamía ya con el segundo tanto de los suyos.

Como no hay dos sin tres, Sorloth volvió a cazar, encaró y se encontró con un Batalla que clamaba a los cielos por el pobre arranque de los suyos. Este Rayo, siempre caracterizado por manejar la batuta, controlar resultados y creer hasta el final en el paso a paso, estaba cediendo con holgura. Pero quien perdona se atiene a una revuelta inmediata. Isi quiso pautar temor en feudo colchonero, pero le faltó orientar unos metros a la izquierda un potente chut desde la frontal del área. A la vista está que el mensaje de Simeone era claro: tras perder en Gran Canaria, la meta era vencer y sobre todo convencer. Los suyos seguían trenzando grandes acciones en campo de ataque y anulando a su adversario cada vez que llamaba a la puerta. Nada mal, visto lo visto.

Duelos como el de cierre de esta jornada vienen a rebatir un tópico: que Sorloth sea un rematador de élite no implica ni mucho menos que solo sea eso. El noruego, sin Griezmann, sabía que tenía cierta responsabilidad en el peso ofensivo del Atlético. Cuando no bailaba Giuliano por el costado, era su turno. Protagonista auténtico de media hora con la que mandar un mensaje de cara al futuro: este Atleti no juega peor por tener una referencia. En el equilibrio siempre ha estado la virtud y ni mucho menos es incompatible tener un '9' con someter al rival.

Poco tardó en volver a demostrarlo, aunque antes Isi desempolvó los guantes de Oblak, siempre certero en reflejos, siempre el primero en la fila para sacar de un apuro a su Atleti. Y como a una ocasión se le responde con otra, Sorloth volvió a perdonar de cabeza, incomodado lo justo para que no fuera penalti y lo suficiente para que errara por Lejeune. Isi volvió a contestar y Julián hizo su aparición estelar con Batalla negando la mayor. Los locales necesitaban demostrar que el dominio había sido mayor que esa minúscula diferencia. Fue Gallagher el encargado de mandar el mensaje: un gran cabezazo a envío de De Paul colocó la doble ventaja para dejar al Rayo tocado. Primera parte frenética, muchísimo más que unos teloneros para el sorprendente concierto de Beret en el descanso. Una experiencia innovadora, multitudinaria y el preludio de todos los conciertos que el Metropolitano le ha quitado al Bernabéu en los últimos meses.

La fiesta del Metropolitano

Con la fiesta de Beret y su clásica canción de 'Si por mi fuera', el ambiente en estadio no podía ser más eufórico. El clima también acompañaba tras un invierno y comienzo de primavera atroz en la capital. Eso y los dos goles de ventaja en el marcador parecían indicar que el asunto estaba liquidado y que cualquiera se podría marchar o completar este jueves de euforia en una segunda mitad en la que todo debería haber salido bien para ellos. Claro, sin contar que el Rayo Vallecano no había dicho su última palabra. Pronto, mandaron un aviso para apaciguar los ánimos. Fue en forma de remate de Isi, que Oblak repelió con un nuevo recital de reflejos.

Quizás fue el último coletazo de un Rayo que sigue ahí, pero parece no creer con la misma fuerza que le llevó a ser el equipo de moda de LaLiga durante varios meses de competición. El Atlético pudo ampliar su ventaja, perdonó, Batalla salvó, pero tampoco importó en exceso. Era día de homenajes. El Metropolitano ovacionó a Sorloth y a su reemplazo Griezmann y se volvió a rendir a un trabajador incansable como Giuliano. El hijo del entrenador puede ser ya una de las mejores representaciones de la historia de que no todo es lo que parece. Qué futbolista. Le faltaba sumarse al recital a uno que, paradójicamente, no había tenido su día. Se la puso Griezmann y Julián convirtió ante Batalla. El temazo final.

Una jornada más o una jornada menos para ambos. El Atlético de Madrid hizo los deberes, pero el tiempo apremia. Solo hay quince puntos en juego y el Barcelona les aventaja en diez. Parece un imposible. Un consuelo es la Champions, garantizada virtualmente. Que no es poco. Misma lección aprende el Rayo, aunque con la cabeza agachada de no haber cumplido el objetivo una semana más. Los de Iñigo, con 41 en el casillero, no tienen miedo de perder la categoría, pero Europa está a tres puntos y con tres rivales por delante. No resulta imposible, pero la dinámica no acompaña. Tic, tac.

La ficha del partido:

  • 3 - Atlético: Oblak; Llorente, Le Normand, Lenglet, Galán (80' Samu Lino); Giuliano (67' Nahuel Molina), De Paul (80' Koke), Barrios, Gallagher (80' Azpilicueta); Julián Alvarez, Sorloth (61' Griezmann).
  • 0 - Rayo Vallecano: Batalla; Ratiu, Lejeune, Pathé Ciss, Pacha Espino (67' De Frutos): Unai López (67' Pep Chavarría), Óscar Valentín (67' Gumbau) ; Isi, Pedro Díaz, Álvaro García (83' Embarba); Nteka (75' Guardiola).
  • Goles: 1-0 Sorloth (2'), 2-0 Gallagher (45'), 3-0 Julián Alvarez (77').
  • Árbitro: González Fuertes, ayudado en el VAR por Gil Manzano. Amonestó a Ratiu y Batalla.