Cronología de un descenso anunciado: así han sido todos los incendios que han acabado con el Real Valladolid en Segunda División
El club blanquivioleta entró torcido a la máxima categoría del fútbol español. Desde la era Ronaldo (2018) acumula tres descensos, ante el Betis consumó su mayor varapalo en la historia actual del club.

El Real Valladolid es equipo de Segunda División. Matemáticamente lo ha confirmado en la jornada 33 de LaLiga tras una goleada del Real Betis, pero el equipo ya lo reflejaba desde el inicio de la segunda vuelta. La última victoria de los de Pucela data del 11 de enero, precisamente ante el Betis. Justicia poética o sorna del destino, quién sabe. Lo que sí es seguro es que lo del Valladolid esta temporada da para libro.
Por partes. Los números son de Segunda División, sin ningún tipo de duda. 33 jornadas, 16 puntos, cuatro victorias, otros cuatro empates y 25 derrotas. Lo más alarmante es que el descenso se ha certificado con cinco partidos de margen respecto al final de LaLiga. En los últimos cinco años, el club blanquivioleta suma dos ascensos y tres descensos, pero ninguno de ellos se lo han ganado tan a pulso como este último.
El resto de temporadas han estado peleando por la salvación hasta la última jornada, algo que destaca, y para mal, lo vivido este año en el José Zorrilla. Para explicar el descalabro total del club nos podemos ir a los datos y optar así por un enfoque más frío y metódico, pero faltaría un contexto importante. Por eso, y para comprender todas las aristas de este descenso, hay que repasar los numerosos incendios que se han vivido en la directiva, banquillo, grada y vestuario.
El orden no será cronológico, pero es imposible no empezar por el ascenso de la pasada temporada. Con Pezzolano todavía a la cabeza del Valladolid, el club lograba volver a Primera División tras haber caído en la temporada 2022-23. Cuando la ciudad y el equipo saboreaba las mieles del fútbol de élite, el técnico soltó la bomba. "No he podido llevar al estadio a mis hijos para que no escucharan lo que se decía", dijo el uruguayo nada más consumar el ascenso. ¿El motivo de sus declaraciones? Semanas antes había destacado un problema de racismo en la ciudad de Valladolid. "Cuando tu propia gente te dice: 'Sudaca, vete para Uruguay...'. Es increíble que esas cosas existan y esta ciudad en eso es muy particular. Los extranjeros lo sufrimos un poco, mi staff y yo lo hemos sufrido", dijo acerca de esta problemática.
Tras esto vivió partidos donde gran parte del estadio pitó su presencia y hasta se pidió su destitución. A pesar de ello, se hizo fuerte, matizó sus declaraciones y logró un ascenso meritorio. No tardaría mucho en caer. En concreto, media temporada. El 30 de noviembre se hacía oficial la salida de Pezzolano de la entidad. Por aquel entonces estaban a cuatro puntos del descenso después de haber conseguido nueve en 15 jornadas. Cambió el entrenador, pero los resultados no llegaron.
Ronaldo Nazario, persona 'non grata' en Valladolid
Mientras el equipo zozobraba sobre el campo, las miradas apuntaban a la directiva. Más concretamente, a Ronaldo Nazario. El astro brasileño vivía, cada vez que iba al José Zorrilla, que eran pocas, pitadas, pancartas y hasta cánticos en su contra. El propio presidente de la entidad había sido declarado persona non grata por su propia afición.
En 2018 el Valladolid pasó a ser mayoritariamente de O Fenómeno. Lo que en un principio comenzaba como una aventura apasionante para el club terminó en pesadilla: cinco años al mando y tres descensos a sus espaldas. Se esperaba inversión, no la hubo; se esperaba internalización, no la hubo; se esperaba implicación, ni rastro. Un desastre. Como ejemplo de su gestión: mientras el Valladolid peleaba contra un rival directo como lo era el Getafe, Ronaldo retransmitía en su canal de Twitch un partido de tenis que él mismo estaba jugando. A todos los niveles, algo insólito. Además, una semana después terminaría destituyendo a Pezzolano.
En la grada del José Zorrilla recogieron el guante del brasileño. Durante los partidos comenzaron a simular un partido de tenis con dos raquetas enormes y una red en medio. La relación llegó al punto de la ruptura total. Ronaldo se convirtió en una persona despegada del club. Con una venta que nunca termina de llegar a buen puerto, porque nadie ofrece, ni parece que ofrecerá, la cifra que tiene en mente en brasileño. Por si fuera poco, Ronaldo optó por hacer carrera fuera de España. Pasó de presidente del Valladolid a postularse para presidir la CBF. Tras varias semanas de desconcierto, él mismo se descartó de la carrera.
Un último apunte del presidente sudamericano. En mitad de marzo optó por fichar a un lateral brasileño que llevaba casi un año sin jugar. Henrique Silva, tras dejar el Lyon, se pasó más de 10 meses en paro hasta que recibió la oferta de su compatriota. Movimiento más que cuestionable que levantó sospechas en Valladolid.
Premios a lesionados, peleas en el vestuario y sin rumbo en el banquillo
Para continuar con los incendios volvemos al inicio de temporada. Después de ascender, el Valladolid se desprendió de varios futbolistas clave esta temporada. Boyomo, central de futuro y parte del éxito del equipo, vendido a Osasuna por cinco millones de euros (ganga total); Biuk, extremo croata, salió al Hadjuk Split; Meseguer, rumbo al Racing de Santander; Monchu, al Aris de Salónica; Tárrega, de vuelta al Valencia al encontrarse cedido.
Subir de categoría para bajar de calidad en la plantilla. Con esa premisa comenzó mal la temporada. La inversión no existió este año, porque Ronaldo espera una oferta para salir con el menor agujero económico posible. Por este motivo se cerró a Diego Cocca como sustituto de Pezzolano. "Acepté porque hay buen equipo", dijo el argentino al ser cazado por Relevo en el aeropuerto de Madrid. Duró ocho partidos. Todos ellos, con el equipo siendo colista. El Valladolid era ya un equipo sin vida que la directiva dejó ir, por eso ni gastaron en traer un tercer técnico que pudiera revertir la situación. Se puso a Álvaro Rubio, entrenador del Valladolid Promesas, como cabeza de turco. Lógicamente, no lo logró.
"Cállate, Luis, anda. Que estás para hablar, máquina" 💭
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La secuencia completa del momento de máxima tensión en el banquillo del Real Valladolid 🤬 El encontronazo entre Luis Pérez y Latasa #LALIGAenDAZN ⚽ pic.twitter.com/b2MWaZabW4
Otro matiz de este año aciago. Raúl Moro, con diferencia, el futbolista más destacado de la plantilla junto a Karl Hein (cedido del Arsenal), estuvo muy cerca de salir del club. Su salida al Ajax era muy cercana en invierno, pero una lesión hizo que dicho movimiento no llegase al plano contractual. Con el mercado invernal cerrado, ya entrados en febrero, el Valladolid entregó a Raúl Moro el premio al jugador de enero, cuando había estado lesionado tres semanas del mes. Así estaban las cosas en el equipo.
Los futbolistas ya comenzaron a desconectar de la situación. Algunos, debido a la frustración acumulada, otros por la ansiedad, pero el grupo se desmembró. El primer aviso fue una pelea tras caer 5-1 contra el Villarreal en La Cerámica. Ese febrero, Amallah entró al vestuario recriminando cosas a compañeros y Luis Pérez y Javi Sánchez se enfrentaron a él llegando a las manos. El siguiente paso, esta vez a los ojos de todo el mundo, fue la escena entre Latasa y el propio Luis Pérez en el banquillo.
El fichaje más caro en la historia del Valladolid recriminó los comentarios del lateral y se enzarzaron en una pelea que acabó en un puñetazo que ni Cömert pudo detener. Luis Pérez pidió a Latasa que se callara en varias ocasiones, porque estaba haciendo comentarios negativos sobre la situación de equipo. El canterano del Real Madrid fue tajante: "Tú cállate Luis, anda. Que estás para hablar, máquina". Ahí salto la chispa y el defensa propinó un puñetazo al delantero delante de todo el mundo.
Los dos fueron expedientados y pidieron perdón públicamente. Hasta el propio entrenador confirmó que no los pondría en la misma alineación para no generar un conflicto aún mayor. Algo que ha cambiado en el partido contra el Betis. Álvaro Rubio tomó decisión diferente, pero no pudo evitar el descalabro de un equipo que estaba en la UCI hasta antes de ascender a Primera División.