SEVILLA FC

Cronología de un incendio que intentó apagar su autor: García Pimienta, los matices de su rajada y el mensaje del Sevilla

Las declaraciones del técnico el pasado viernes sorprendieron y molestaron en el club, y él mismo intentó suavizarlas en los prolegómenos del partido frente al Barcelona.

Xavier García Pimienta, entrenador del Sevilla./EP
Xavier García Pimienta, entrenador del Sevilla. EP
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

Días agitados en Nervión. Ya se antojaba peligroso para un club como el Sevilla -por historia de este siglo, no presente- disputar únicamente una competición en toda la temporada. Se iba a hacer largo. Y de qué forma. Más aún cuando las relaciones entre todos comienzan, como es normal en el fútbol, ha erosionarse públicamente. Con el foco puesto en el banquillo... y en el sillón de la dirección deportiva.

Perder contra el Barcelona, desgraciadamente, era algo que se daba por casi hecho. La realidad del Sevilla no está, ni mucho menos, a la altura de los culés. A años luz a nivel deportivo. Sin embargo, el cierre de mercado y las declaraciones de García Pimienta sí que generaron sorpresa. De hecho, enfadaron en el club, más aún debido a que en la semana anterior se mantuvieron varias reuniones y en ninguna transmitió su malestar. La opinión del técnico en la rueda de prensa previa al choque prendió una mecha a la que él mismo, apenas 48 horas después, intentó echar agua para apagarla. Aunque su relato quedara tocado.

Desde que García Pimienta llegó al Sevilla, su política en las apariciones públicas siempre había sido la misma. Comedido, sin elevar demasiado la voz y, sobre todo, de la mano del mensaje del club. Aunque todo cambió el pasado viernes. El técnico catalán se ha pegado todo el mes de enero repitiendo en todas las ruedas de prensa que necesitaba un lateral izquierdo y que, ante cualquier salida, confiaba plenamente en la dirección deportiva para reemplazarla en el mercado. Pero todo no ha sido así.

La complicada situación económica del Sevilla no le ha permitido acometer todos los refuerzos que pedía Pimienta y, además, tampoco ha reemplazado todas las bajas. Hay menos futbolistas, más fichas libres del primer equipo... pero ocho millones de euros menos en la caja: la apuesta ha sido en Rubén Vargas -gol anoche- y Akor Adams -lesionado tras debutar en Getafe-. Ante ello, el técnico catalán fue muy claro en la rueda de prensa del viernes: "Mi responsabilidad es la de entrenar al equipo y que los jugadores rindan al máximo nivel. No soy el responsable de firmar jugadores, soy el responsable de comunicar qué jugadores necesito. Me hubiese gustado tener al lateral izquierdo, más alguna posición en el centro del campo. Lo he transmitido al club pero no es mi responsabilidad. Tenemos una plantilla muy corta y un déficit con la lesión de Lokonga, Tanguy, Akor… Vamos a ir muy justos. Nos va a costar si no tenemos suerte con las lesiones o sanciones afrontar los partidos al 100%".

Las quejas de García Pimienta el pasado viernes.

Unas palabras que sorprendieron en el propio club, desde donde creían que el mensaje de García Pimienta iba a seguir siendo de unión y apoyo ante la actual situación. Generó enfado también, un sentimiento que le llegó al propio técnico. De hecho, hasta José María del Nido Benavente, claro opositor de la directiva actual, aprovechó las declaraciones del entrenador para atizar, nuevamente, a su hijo y presidente del Sevilla: "Míster, tú no vas a tener que jugar. ¡Junior, salta tú al campo y mete un gol!", en referencia a la última respuesta de Pimienta, ante una posible salida de Juanlu Sánchez, que acabó entonando un claro "espero que no se vaya, si no voy a tener que jugar yo" -con un tono sarcástico-.

Todo eso cambió apenas 48 horas después. Pimienta, consciente del enfado que generó su opinión pública, aprovechó los micrófonos de DAZN para suavizar su mensaje: "Me consta que el club ha hecho todo lo posible, dentro de sus posibilidades. La plantilla está cerrada, estoy muy contento con la actitud y compromisos de los jugadores. Jamás vamos a poner excusas, no lo he hecho nunca y convencido de que, con los jugadores que tenemos más los chicos del filial que nos tienen que ayudar, vamos a hacer una segunda vuelta digna de un club como el Sevilla". Un mundo entre una aparición -el viernes- y otra -el domingo-.

Aunque tras el partido insistió en que no matizó sus palabras, su explicación ante ello fue, cuanto menos, dubitativa: "Ha sido una lástima la lesión de Adams, teníamos mucha esperanzas en él. Tenía otros jugadores ofensivos en el banquillo, pero he optado por Ejuke, que está llegando poco a poco a su nivel. Tenía recursos para cambiar el partido. Estoy convencido de que el club ha hecho lo posible. Tengo confianza máxima y estoy convencido de que vamos a hacer una segunda vuelta muy buena", aseguró. Una vuelta atrás.

El mercado invernal ha agrietado esa relación tan buena entre el entrenador y la dirección deportiva. De hecho, a la vez que García Pimienta se apresuraba a echar agua sobre el caldero que comenzó a hervir el viernes, Gabi Ruiz, la mano derecha de Víctor Orta, mandaba otro mensaje, también en DAZN, teledirigido hacia el banquillo: "Hay mucha presión, desde siempre, en cada partido la hay y a eso estamos acostumbrados. Nosotros pensamos que la plantilla está bien. Esta plantilla tiene recursos para las distintas posiciones para las que, a lo mejor, nominalmente no hay dos jugadores por puesto, pero el plantel tiene recursos. Y por supuesto contamos con el filial, ya lo ha comentado el míster en una entrevista en los medios del club".

Un claro "recursos tenemos, nosotros estamos contentos" que resonó en todo el Sánchez-Pizjuán. Para acabar con un claro que "tenemos recursos para competir bien en esta segunda vuelta; lo que tenemos que hacer es utilizar bien esos recursos". Un mensaje directo a aquel en el que tanto han apostado desde la dirección deportiva: García Pimienta.

Y ahora al Sevilla le toca ir a Valladolid. Se juega muchísimo. García Pimienta también. Y todo, con un lío montando el pasado viernes. Un incendio generado por el entrenador... que intentó apagarlo a los dos días.