OPINIÓN

Pau Cubarsí desmonta a los haters del 'solo sabe sacar la pelota'

Pau Cubarsí pugnando con Borja Mayoral. /EFE
Pau Cubarsí pugnando con Borja Mayoral. EFE

Y el Barça volvió a sonreir. Uno ya ni se acordaba de cuánto hacía que los de Xavi tenían un partido en el que el marcador no ahogaba ni torturaba a los azulgranas, que pudieron jugar disfrutando del propio juego sin atender a nada más que a su disfrute: fue como darse un baño un viernes noche tras semanas sin probar el agua. Y qué bien que sabe. El Getafe planteó un Vietnam en el que cada pase llevaría una trampa, cada choque una guerra infinita, abriendo una disputa en la que Bordalás pensaba salir ganador. No contaba con que un niño de 17 años desgarraría cada presión, transformando Vietnam en un prado suizo. Cubarsí es un elegido, y eso se ve al minuto.

El aficionado tiende a mirar con desprecio el talento ajeno. Primero, porque no es suyo, y todo lo que se escapa de nuestros dominios siempre tiene una sospecha agregada que es muy difícil que se borre del futbolista. El segundo punto es porque tendemos a valorar al jugador bajo unos cánones que siempre dejan a parte del jugador fuera del mismo, porque nunca se mide al futbolista como en su unicidad y excepcionalidad, sino que se pretende que todos tengan el mismo patrón. Cubarsí es un central que solo por salir de La Masia ya genera rechazo en quien le observa porque se parte de una premisa: el central que nace allí, no sabe defender.

De repente al canterano le empezaron a caer adjetivos que no merecía su fútbol: "blando", "inexperto", "solo-sabe-sacar-la-pelota". Nada tenían que ver con su forma de jugar ni con sus minutos en la élite, que estaban siendo excelentes teniendo en cuenta que con 16 años daba el salto a la máxima élite en la peor defensa de Europa en aquel momento. El adjetivo nacía por incapacidad de medir las virtudes y el poso de un chaval que no necesitó minutos para asentarse y tomarle el pulso al ritmo del primer nivel, sino que le bastaron dos pases filtrados y dos duelos para demostrar que es distinto.

Xavi, sobre Cubarsí: "Es una irrupción portentosa".

Algo que me sigue chocando es que se atribuya a los centrales que tienen una gran salida de balón la condición de complemento y no de virtud troncal. En un fútbol de presiones, bloques altos y porteros que tienen que pensar como mediocentros, que un central sepa encontrar soluciones ante los retos del rival no es un complemento, es la base sobre la que construir una buena salida de balón, lo que implica atacar mejor, más tiempo y, por lo tanto, defender en mejores condiciones. Cubarsí ha sido, ante el Vietnam de Bordalás, el primer pase para construir toda ventaja posterior. ¿De verdad hay gente que sigue sin ver la relación entre sus pases iniciales y que el equipo haya jugado su mejor partido en meses?

Haríamos bien todos en entender que el fútbol es algo holístico, que no se puede compartimentar. "Un central, que defienda". Y Cubarsí defiende como a su edad pocos lo han hecho. Ante el Getafe, 6/6 en duelos, 8 despejes, ninguna falta cometida y ninguna vez superado. Habrá quienes hagan de menos su partido porque el hater siempre encuentra motivos para ningunear y menosprecias las virtudes que se ofrecen, pero no podemos normalizar que con 17 años recién cumplidos un central se muestre como lo hace Cubarsí. Habrá que dejar de decir central y pasar a decir futbolista, porque sería injusto encasillar un talento tan grande en una posición que la gente sigue limitando de una forma tan evidente.