FC BARCELONA

Lo que se cuece en el Barça: la papeleta de Flick, convertida en cuestión electoral tras un verano que se prevé más largo que húmedo

La renovación del técnico alemán es una de las cuestiones capitales en el futuro de un club que tendrá elecciones en 2026.

Hansi Flick durante su última rueda de prensa./AFP
Hansi Flick durante su última rueda de prensa. AFP
Miguel Rico

Miguel Rico

Tras conocerse que hace unos días Deco se vio con el agente de Hansi Flick se concluyó que en este encuentro con Pini Zahavi se trató de la renovación del técnico alemán. Y es verdad, tan cierto como que no era la primera ocasión en la que se hablaba de prorrogar el acuerdo. Si recuerdan, en Relevo, escribimos hace ya unas semanas que la prioridad de Laporta era mejorar y extender las condiciones que vinculan a Flick con el Barça. Y no sólo eso, apuntamos también que el entorno del entrenador daba por seguro que el Barcelona iba a ser su último trabajo. Con 60 años y un palmarés imponente no tiene necesidad de llevar su carrera más allá del que sea su punto final con el escudo blaugrana. Y esa sigue siendo su posición. Dijimos entonces, y ha dicho Flick en su última rueda de prensa, que no es hombre de hacer contratos largos para asegurarse el futuro. Le gusta trabajar a corto plazo y como, concluimos en Relevo, la idea es completar en el Camp Nou una etapa de tres años. Y después de eso, a Formentera.

Flick, escrupuloso hasta el extremo en todo lo que concierne a su trabajo, sabe que en 2026 habrá elecciones en el club y su compromiso es con Laporta que, obviamente, acaba mandato el año próximo. Renovar ahora sería comprometer a otros posibles candidatos aunque, para ser sincero, resulta impensable que cualquier ser humano que aspire a la presidencia del Barcelona pueda poner en cuestión la continuidad de un entrenador que le ha dado la vuelta al equipo como no hubiera podido imaginar el más optimista del mundo. Aún así, lo elegante es esperar y el alemán, como repite en cada aparición ante los medios, no tiene más objetivo que el siguiente partido. Hoy Leganés, el martes Dortmund y así sucesivamente hasta final de temporada. Un curso que, pase lo que pase, superará con nota porque cuando llegó nadie se habría atrevido a imaginar un rendimiento como el que está teniendo su equipo. No es lo mucho que gana y lo muchísimo que puede ganar. Es cómo gana, cómo la plantilla está convencida de circular por el camino correcto y cómo todos los medios, de aquí de allá y de toda Europa, se rinden al método y al rendimiento obtenido.

Joan Laporta junto a Ruslan Birladeanu. Efe
Joan Laporta junto a Ruslan Birladeanu. Efe

Y es que hay que recordar que esta plantilla, con la excepción de Dani Olmo, es la misma del ejercicio anterior y no hay un sólo futbolista que no haya mejorado ostensiblemente y algunos, como Rafinha, de forma deslumbrante. Pedri, que ya era un fenómeno, es más de lo que era. Lamine se sale del mapa, Lewandowski mete goles como si fuera el chaval del Bayern, Kounde no ha jugado mejor en su vida, hasta el punto de pasar a ser un central amargado por tener que jugar de lateral a convertirse en uno de los mejores laterales derechos de Europa. Y así, todos. Acaso podemos discutir si Flick está sacando lo mejor de Gavi pero no podemos dudar de que el entrenador está convencido de relanzar su carrera tras la grave lesión de ligamentos que le tuvo un año parado. Lo mismo pasa con De Jong a quién ha esperado todo lo que ha hecho falta para hacerle otra vez indiscutible. Hablamos de un jugador que el club quería vender sí o sí y que ahora trata de renovar más allá de 2026 que es cuando acaba contrato.

Individualmente, uno detrás de otro, podríamos extendernos hasta acabar con la plantilla, incluido Ansu que parece estar sacando la cabeza del pozo pero no hace falta. La evidencia es tan incontestable que lo vemos cada tres días sobre el terreno de juego y ahí, en el campo, es donde la suma de individualidades coordinadas hacen del Barcelona un equipo referencia mundial. Le queda, por supuesto, consagrarse con títulos. Títulos, todos los que disputa, a los que opta con etiqueta de favorito porque, por encima todo, lo que ha conseguido Flick, además de mejorar a sus futbolistas sacándoles el máximo rendimiento, es formar una equipo sólido, con denominación de origen, en el que puede mover pibas de la alineación sin que el rendimiento global se resiente de forma irremediable. Antes esta afirmación podrá decirse que Flick y el Barça han tenido suerte porque sus piezas angulares no han sufrido el castigo de las lesiones y ojalá no lo sufran, pero al mismo tiempo eso refleja un trabajo impecable del staff técnico que personaliza el trabajo, que particulariza y calibra los esfuerzos y que ha conseguido llegar hasta aquí, al tramo decisivo de la temporada, con el equipo físicamente impecable.

El resto de la historia de este curso está por escribirse. Faltan los exámenes finales y el Barcelona no puede llegar mejor preparado y luego, cuando se cierre el primer año de Flick, habrá que ir al segundo capítulo tratando de mejorar el nivel de la plantilla con retoques que le hagan más fuerte y ratifiquen su identidad. Ese, como venimos diciendo, será otro problema, un problema. El Barça puede que tenga de todo menos dinero y comprar futbolistas mejores de los que tiene será, si es que puede ser, una quimera y también lo será acceder a futbolistas del segundo nivel, que sean figuras mundiales, pero que eleven el tomo general. De eso hemos hablado muchas veces y no depende sólo del potencial económico. También del 'fair play' que conceda la LFP que, en esta fase, está seriamente enfrentada con el club. Hablar de nombres es casi escribir de oído. Da la sensación, eso sí, de que entre las peculiaridades que busca Deco esos refuerzos, además de calidad, deberían tener gol. Como lo tiene Luis Díaz, como lo tiene Fringpong, como lo tiene Grimaldo, un excelente lanzador de faltas que no tiene Flick, como lo tiene Reijnders y como lo tienen unos cuantos futbolistas más que el Barça conoce bien pero no sabe si ni siquiera podrá ofertar por ellos. Como subrayamos la semana pasada, primero ganar, después vender y al final, si se puede, comprar. El verano será más largo que húmedo.