Dani Olmo es la escalera del Barça hacia el triplete

No necesita el Barcelona grandes actuaciones para golear. En un inicio espeso, se encontró con una expulsión de Elustondo que lo cambió todo. El partido iba a durar lo que tardarían los blaugrana en marcar el primero. Y lo hizo Gerard Martín, en su estreno. También 'debutó' cuatro minutos después Marc Casadó. De fondo, el fútbol de un Dani Olmo que evidencia que el Barça tiene en él la escalera hacia el triplete, un sueño quizá algo infantil por la madurez del proyecto pero repleto de argumentos sólidos para creer en ello. La Real Sociedad desistió pronto, ahorrándose esfuerzos innecesarios con vistas al calendario. Araujo y el pichichi Lewandowski cerraron la victoria.

En un ambiente gris y frío, la Real Sociedad descongeló el partido con un gol que acabó siendo anulado por fuera de juego. Un par de torpezas técnicas de Araujo y Raphinha avisaban de que el Barça necesitaría activarse pronto. Saltó al Lluís Companys instalado en un extraño clima de letargo, como si los dos goles en pocos minutos del Atlético de Madrid en Copa del Rey hubieran caído en el olvido. La Real, con piel de cordero, atacaba sin éxito la adelantada línea defensiva blaugrana.

El guion cambió al cuarto de hora. En la primera combinación precisa y rápida, el Barça acabó plantando a Dani Olmo en una autopista hacia Álex Remiro. Aritz Elustondo, aun con una cobertura llegando y relativamente lejos de portería, tumbó al mediapunta culer y acabó expulsado. El fútbol vivo de Pedri y la amenaza al espacio de Olmo, ya con la superioridad numérica, se presentaban como la fórmula para deshacer un juego demasiado denso. Era la primera vez en esta Liga que el Barça jugaría con uno más.

El Barça aprovechó el comodín de Lamine y su infinito repertorio de fintas para colarse en el área de Remiro. Un sutil toque de Olmo al segundo palo sirvió para que Gerard Martín anotara su primer gol como blaugrana, entre su etapa en el filial y el primer equipo. Y como de reivindicaciones iba la cosa, apenas unos minutos después Marc Casadó anotó por accidente el 2-0. Disparó desde fuera del área Olmo y, en un medio intento de apartarse, la pelota lo rozó y acabó en la red. Las "piernas frescas" a las que hacía referencia Flick también encarrilan partidos. El partido ante el Benfica crecía en el horizonte.

La Real asumió la derrota pronto y se resguardó para que no corriera demasiada sangre. Con el cuchillo entre los dientes, Olmo bailaba entre sus líneas. Ligeramente alérgico al disparo, como si fuera un gesto demasiado brusco en su fútbol delicado, mantuvo la calma y levantó la cabeza dentro del área en acciones en las que Montjuïc le instigaba a finalizar. Se ha encargado de cuidar y preservar la herencia de Iniesta, aquel juego liviano pero feroz, y le ha sumado un disfraz carnavalesco de delantero. El Barça tiene en Olmo el margen de mejora, si la continuidad se lo permite, para luchar por todos los títulos.

Entre el desgaste de la Copa y la ilusión por recibir al Manchester United el próximo jueves, confió en que el Barça bajara un par de marchas y los minutos se fueran deshaciendo. Un disparo a la cruceta de Pedri anunció que los blaugrana querían agrandar el marcador. También Lamine Yamal. Sin anotar en Liga desde el Clásico de octubre, en sus acciones se puede intuir un puntito de ansiedad para volver a encontrarse con el gol. Aunque quien lo encontró, casi sin querer, fue Araujo. En otra acción desde el córner, Remiro paró el primer remate de Lewandowski pero nada pudo hacer con el del uruguayo.

Los dos volvieron a ser protagonistas unos minutos después. Se animó Araujo a disparar desde lejísimos y Lewandowski, con el instinto intacto, puso el exterior de su bota para anotar. El polaco lleva cuatro goles más que Mbappé y ya ha superado su mejor registro como blaugrana. El Barça seguirá líder una jornada más, sin haberse exigido demasiado y listo para viajar a Lisboa.