Dani Olmo está de guardia para mantener líder al Barça

Un matiz de Hansi Flick al descanso le dio al Barça la victoria en Las Palmas (0-2). Se está acostumbrando al técnico alemán a interpretar los partidos como pocos, una cualidad que se le añade a todo el libreto que ha llevado a su equipo a ganar la Supercopa, soñar con la Champions y con la Copa del Rey y regresar al liderato de LaLiga aunque el Estadio de Gran Canaria fuese un campo de minas. Flick miró al banquillo y vio que el hombre que debía desenredar ese ovillo era Dani Olmo, especialista en abrir cerraduras con esa capacidad única para recibir y girarse en una baldosa, encontrar espacios donde no los hay, todo ello acompañado por ese instinto goleador de delantero centro. El 0-2 que devolvió al Barça al liderato tras el 'sorpasso' momentáneo del Atlético de Madrid resume las virtudes de Olmo, capaz de ser inicio y final de la jugada, y resolver en apenas tres toques con ambas piernas una situación de estrés en el área.

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Fue de lo poco que se pudieron llevar los azulgrana a la boca ante un Las Palmas que, de nuevo, se le subió a las barbas. Le anuló en la primera mitad y le dio algún susto, con una jugada caótica y sinsentido en la que los locales reclamaron un penalti de Eric García por una mano que venía precedida de un fuera de juego. Y la sala VOR llamó al colegiado a que lo mirará cuando todo estaba invalidado... Un cierto momento de angustia en un partido de bostezo generalizado pese a que sea época de carnaval. El Barça puede brillar, apabullar o poner sellos y pasar trámites, como el de esta anoche en Las Palmas. Y todo vale para seguir en lo más alto.

Estudioso como pocos, Hansi Flick es de aquellos técnicos que no olvidan lo ocurrido en la primera vuelta. Y ese 0-1 de la Unión Deportiva Las Palmas que aguó la fiesta del 125º aniversario lo tenía grabado a fuego. Un partido que encendió alguna alarma, por lo que los jugadores del Barcelona salieron extramotivados por los recuerdos de su entrenador. El abrazo de Lewandowski a Lamine Yamal en el túnel de vestuarios espoleó al canterano, que a los 20 segundos ya había hecho de las suyas y a los cuatro minutos Fermín se equivocó en la ocasión más clara de la primera mitad al pasar a Lewandowski en vez de rematar a bocajarro. Todo hubiera cambiado. La generosidad le jugó una mala pasada al onubense, titular en la mediapunta, sustituido después al descanso, desacertado.

El partido empezó entretenido porque Las Palmas supo correr a la espalda de la defensa azulgrana por los costados, con Sandro y Moleiro, dos diablos que pusieron a prueba a un Szczesny poco ortodoxo pero efectivo. E invicto. El Barça tuvo que atacar en apenas 20 metros, lo que le permitió un equipo amarillo ordenado a la japonesa, y ni Pedri, ni Lamine ni Raphinha estuvieron acertados, con errores técnicos que desesperaron a Hansi Flick, consciente de que LaLiga se gana en estos partidos.

Muy seguros en las coberturas y cortando todos los pases entre líneas, Las Palmas encontró en la cabeza McBurnie el mejor imán para salir de la presión azulgrana, y eso dio un respiro a Bajcetic, que le ganó varios duelos a un Casadó al que le faltó la frescura del comienzo del campeonato. Sin que el mediocampo funcionase, con Lamine y Raphinha perdidos por el centro y sin dar amplitud, el Barça apenas inquietó y Flick mandó calentar a Olmo, el hombre que puede girarse en una baldosa. Era un partido para funambulistas.

Y así comenzó el Barcelona la segunda mitad, con el de Terrassa, que busca su mejor nivel tras unos meses intermitentes y con problemas físicos, intentando recibir entre líneas y atacando el área cuando Lamine y Raphinha recibían por dentro. El encuentro seguía enmarañado, con Raphinha reclamando penalti por un agarrón -sigue sin haber un criterio claro en estas acciones aunque quizás el toque de Viti no fue intenso-, o Lamine Yamal enfurecido por dos acciones en las que el colegiado no señaló falta. Cojeando durante unos segundos, no tardó demasiado en resarcirse con dos acciones propias del jugador con más regates del campeonato.

En la primera, se zafó de Álex Muñoz pero se centro no fue exitoso. La segunda, sí. Un eslalom hacia el interior del área y un pase milimétrico a Olmo, que resuelve como los maestros. Control con la izquierda, toque a la derecha y de nuevo golpeo con la zurda al larguero. Inapelable hasta para un Cillessen inspirado. Con 0-1, el Barça había hecho lo más difícil.

Las Palmas no se rindió. Diego Martínez movió el banquillo y entraron Mata y Manu Fuster. Con más corazón que cabeza, los canarios intentaron estirar líneas lo que propició un partido de ida y vuelta en el que el Barça se sintió cómodo. Apenas sufrió, solamente en una acción en la que Eric García despejó con el brazo un lanzamiento de Álex Suárez que iba para la meta de Szczesny. La jugada estaba precedida por un fuera de juego... Por lo que no tuvo sentido que el colegiado acudiera a verla en el monitor. Un caos del VAR que no unifica criterios, una anécdota en un partido que acabó con otro gol de Ferran. Otro acierto que se apunta Flick. Otra muesca más en el revólver de un Barça que sigue con paso firma antes de las grandes batallas. Otra derrota de un Las Palmas que lleva semanas que no levanta cabeza.