Dani Rodríguez, el líder que estira el chicle tras estar 'dejado de la mano de Dios': "He llegado tarde, cómo no voy a matarme a trabajar"
El autor del único tanto del Mallorca en la final de Copa vivirá de una forma especial el reencuentro contra el Athletic Club.

Hace no mucho, el Mallorca fue campeón de la Copa del Rey en La Cartuja de Sevilla durante media hora. En el minuto 21, Dani Rodríguez (Betanzos, 1988) fulminó un balón muerto en el área del Athletic con la buena suerte de ver puerta entre una maraña de piernas, rivales y amigas. El gallego no cabía en sí mismo. Aunque muchos lo sueñan, a nadie le enseñan a celebrar un gol en una final de Copa y Dani optó por sacar la lengua mientras corría sin rumbo.
Salvo Greif, portero elegido por Javier Aguirre en ese partido, el resto del equipo se le echó encima para celebrar un momento histórico para el Mallorca. El desenlace de esa final lo conocemos todos, pero en el entorno de Dani Rodríguez no mencionan la palabra 'espinita'. Todo lo contrario.
"Vivimos ese partido con una ilusión tremenda. Disfrutamos cada segundo. Disfrutamos la llegada a Sevilla, las horas antes, el partido, lo vivido después del partido. Yo fui con mi mujer y con la familia de Dani", rememora con Relevo, Rodrigo Fernández Lovelle, su representante y amigo desde hace años. El gol del centrocampista del Mallorca supuso "un cosquilleo que te recorre el cuerpo y te paraliza, algo inenarrable", para Lovelle.
La alegría del tanto se sumó a una corazonada a lo largo de la comida previa. "Estábamos en la comida antes de la final y pensamos '¿cuánto se paga si Dani marca?'. Era una barbaridad, como 16 a 1, o algo por el estilo. 'Venga, 20 euros cada uno'. Empecé a recoger el dinero y cuando marcó, pues imagínate. Celebramos el gol aún más efusivamente, no importaba el dinero, pero nos pagamos la estancia en Sevilla", desvela su representante.
En lo que va de año, Dani Rodríguez suma dos tantos y tres asistencias. Unas cifras que lo certifican como el jugador del Mallorca con más participación de cara a gol de todo el equipo. La mitad de los goles de que marcan los de Jagoba Arrasate nacen las botas del 'Tigre de Betanzos'. Pensar que el gallego está en el mejor momento de su carrera no es aventurarse demasiado. Tras toda una vida luchando a contracorriente, Dani Rodríguez pisó la élite con 30 años.
Canterano del Deportivo de La Coruña, mientras sus compañeros de generación saboreaban la élite, a Dani le tocó vivir el camino más amargo del fútbol. Cesiones constantes y salidas forzadas de equipos donde no se llegó a apostar por él. "Jugó con el primer equipo del 'Dépor' en Copa y después acabó cedido en el Conquense, dejado de la mano de Dios. Ahí fue cuando le vino el bajón", recuerda Lovelle, que en ese entonces todavía no era su representante.
Su amistad floreció en el Racing de Ferrol, al que Dani llegó tras salir libre del Dépor. "Yo le veo en Ferrol y le digo: '¿qué haces aquí?'. En ese momento el Racing estaba en Tercera División. Él me cuenta que nadie le ayudó y que era lo que tenía", revive el representante en la llamada telefónica con este medio. Rodri Lovelle sabía que el centrocampista tenía un 'algo' y Dani se lo corroboró. "Él me decía: 'tú estate tranquilo que yo llegaré a arriba'. Cuando un jugador de 24 años está en Tercera, todo el mundo piensa que es imposible llegar a la élite".
«Cómo no voy a matarme a trabajar»
El tiempo dio la razón al de Betanzos, que por momentos se planteó colgar las botas para volver a estudiar. Tras 251 partidos como bermellón no hay ninguna duda de que la opción de apostar por el Mallorca fue la correcta, pero en el 2018 no fue la más fácil de tomar. "Con el Albacete en Segunda hace un año espectacular y nos querían renovar, pero dándonos la mitad que a muchos jugadores ni jugaban. Nos la jugamos por el Mallorca, que estaba en Segunda B, y así empieza la historia", detalla.
Por ahora, la historia lo sitúa como el quinto jugador con más partidos en el Mallorca, además de ser el máximo asistente la entidad con 35 pases de gol. No es sencillo seguir el ritmo de la élite con 36 años. Dani Rodríguez es el primero que lo sabe y por eso se 'mata' cada día. "Él vive esto, lo disfruta. Es el primero que siempre dice: 'Cómo no voy a matarme a trabajar si estoy disfrutando como nunca en mi vida. Esto es lo que he soñado siempre y he llegado tarde, por eso tengo que estirar el chicle lo máximo posible'", explica Lovelle.
El mediocentro mira al detalle lo que come, tiene contratado un fisioterapeuta con el que se cita varias veces por semana en su casa y, siempre que puede, sale a correr para 'soltar piernas'. "No lo verás beber una copa y no lo verás tomar una cerveza. Se cuida muchísimo, y ese es el secreto de su longevidad. Su ilusión es alargar al máximo posible su carrera y siempre en el Mallorca, que lo siente como el club de su vida", amplía su representante. Esa conexión sentimental le ha llevado a rechazar "muy buenos contratos" tanto de clubes de España, como de fuera.
Este lunes volverá a verse las caras con el Athletic Club, algo que también podría pasar en la final de la Supercopa de España, en caso de que ambos avancen. En cualquiera de esos dos enfrentamientos, el 'Tigre de Betanzos' estará acompañado del 'Pirata' Muriqi. Los dos son inseparables, dentro y fuera del campo. "Muriqi es su brazo izquierdo. Son amigos, hacen muchas cosas juntos, en la isla saben que donde está uno, está el otro", termina Lovelle.