Las 'víctimas' de la remodelación del Camp Nou: "Hemos perdido 3.000 euros limpios por partido"
Relevo entrevista a los propietarios de los bares de la zona y tiendas de souvenirs que padecen momentáneamente las obras del Camp Nou por las reformas.

Hace exactamente una semana. Es domingo 3 de diciembre. Son las 19:00 de la tarde. Hace frío. Ni un alma en Travessera de les Corts, una de las calles que dan acceso al Spotify Camp Nou. Dos de los tres bares con más afluencia cuando juega el Barça están cerrados. El otro, en el Frankfurt 3 Copas, hay una pareja tomando un cortado y una cerveza. En dos horas juega el equipo de Xavi en el Estadio Olímpico Lluís Companys. Recibe al Atlético de Madrid. Es un partidazo en la pelea por LaLiga. Hace un año esta zona de bares estaría a reventar como cada día que jugaba el conjunto azulgrana. Esta temporada, no hay ni un alma.
Hasta noviembre de 2024 el equipo blaugrana no volverá al Camp Nou. Mientras tanto, los negocios de la zona sobreviven como pueden y soportan un importante descenso de la facturación por la pérdida de clientes que supone este traslado a la espera de poder volver a recuperar la normalidad. Los propietarios de los bares de la zona lo afrontan con resignación. Saben que este momento acabaría llegando.
Dejo la moto a escasos metros del Camp Nou, muy cerca de las vallas que rodean el coliseo azulgrana y que no permiten tener una visión clara de las obras, en la calle de Travessera de les Corts con Elisabeth Eidenbenz. El ambiente es desolador. Cruzo la calle y el primer bar que me encuentro es Casa Pin, uno de los locales con más historia de la zona. "No ha sido una sorpresa. Iba a pasar tarde o temprano", explica a Relevo Ricardo, el dueño del bar. Me pido un cortado y mientras charlamos se sincera. A pesar de la baja facturación, Ricardo es optimista de cara al futuro. "Ya queda menos y luego seguro que será mucho mejor", me dice.
«Un día de partido facturábamos 3.000 euros limpios»
El golpe económico para la restauración y locales de la zona es evidente. "Un día de partido podemos facturar más de 5.000 euros que limpios acaban siendo unos 3.000. Los días de partido la cerveza va que vuela y ahora los barriles me duran semanas", me explica Ricardo, que contrataba personal extra para los días de partido.
Saliendo de Casa Pin voy al Frankfurt 3 Copas, un local regentado por Huan y su marido. No hay nadie. Huan me saluda. Me presento y le explico que estoy haciendo un reportaje sobre la afectación que ha tenido la marcha del Barça a la montaña mágica. "Muy mal. Es horroroso", contesta rápido y de manera directa. "Además, entre semana hay mucha gente que teletrabaja así que tampoco compensamos", añade. Incluso nos reconoce que hay fines de semana que ni tan siquiera abre.

«El consumo de cerveza ha bajado un 80%»
Gran parte del ingreso de los bares de la zona viene por la venta de cerveza. Muchos aprovechan para comer alguna cosa, pero lo que más dinero deja es la cerveza. "El consumo ha bajado el 80% aproximadamente", me cuenta Huan, que poco después de que me vaya decide cerrar. Son las 19:30.
No solo los bares sufren los daños colaterales del cierre por obras del Camp Nou. Los más perjudicados son las tiendas de souvenirs que se amontonan en una misma calle. Travessera de Les Corts no son Las Ramblas, ni la Avenida Gaudí. Los turistas brillan por su ausencia y ya no hay partidos de fútbol, así que un domingo a las 19:00 parece haber sufrido una invasión zombie. No hay ni un alma. "No sé cómo el propietario llega a fin de mes…", explica uno de los trabajadores, que espera detrás del mostrador al cliente que nunca llega.

"Ya no hay trabajo, aquí no vienen turistas… No hacemos nada de negocio", explica. Justo al lado, donde su observa la gigantesca grúa del Camp Nou, otro vendedor se toma un café con leche y lee una revista detrás del mostrador. Camisetas del Barça, bufandas, banderas, mochilas… Y nadie dentro. "Hablamos con el Ayuntamiento para que nos dieran un espacio en Montjuïc, para vender algo… Pero nada. Da igual lo que publiquéis. Lo leerán, se tomarán el café y pasarán página", añade.
No se conocen con exactitud los datos de las pérdidas de este tipo de negocios porque los dueños no son los que se colocan detrás del mostrador, como si ocurre en los bares, aunque uno de ellos asegura que "no llegamos ni al 50% de antes, vendemos mucho menos… Ojalá realmente la obra dure los 18 meses que dijeron. Mientras tanto, yo me voy buscando otro trabajo por si acaso".
«Un buen mes nos dejaba entre 15.000 y 20.000 euros»
Hago una penúltima parada en la zona de Les Corts antes de irme a Montjuic, en el local con más historia de los aledaños del estadio, el Bar Bayo. Abre todos los días del año excepto el de Navidad, me comenta José Paredes, el propietario del local. Me encuentro a una pareja merendando. Hace un año, este bar estaría a reventar de aficionados culés con camisetas, banderas y bufandas haciendo la previa del partido y consumiendo sin parar.
"Económicamente nos ha afectado mucho. Especialmente los días de Champions, los partidos a las 21:00 o los que se jugaban al mediodía porque dejaban mucho dinero. Un mes con varios partidos nos podría dejar entre 15.000 y 20.000 euros mensuales", cuenta a Relevo José mientras se bebe un refresco.

"Llevamos más de 30 años y se nos hace todo muy extraño a pesar incluso de haber pasado una pandemia. Por lo menos sabemos que esta situación es pasajera. Con el COVID la situación era de incerteza", añade José que nos confiesa que por la zona no se ve a ninguno de los miles de obreros que trabajan en la remodelación del Camp Nou. "No les vemos nunca. Creo que les traen la comida. No salen ni para tomar un café o una cerveza".
Antes de marcharme a Montjuic para el Barça - Atlético de Madrid me acerco a la mítica churrería que está situada en una de las esquinas del Camp Nou, en la calle Arístides Maillol, 2, a 100 metros de la puerta por la que entran los futbolistas y los periodistas en días de partido. La Xurre presenta un aspecto completamente distinto al de un día de partido. Casi sin gente un domingo por la tarde. Han tenido que recortar personal. Llevan más de 30 años en esa esquina del estadio, y seguirán cuando regrese el fútbol al nuevo Camp Nou.