La decisión que cambió la vida de Belman, el portero que jugó en el Real Madrid con Mbappé: "Me despertaron en mitad de la operación..."
El portero de la cantera del Real Madrid, ahora en el Fuenlabrada, repasa su vida en Relevo.
![Belman, con el Fuenlabrada./BELMAN](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/14/media/cortadas/belman-javier-RhXqKEh4DLXcpiyEcwPVSgL-1200x648@Relevo.jpg)
José Javier Belman (1998) jugó un partido de fútbol como compañero de Kylian Mbappé. En el Real Madrid. Fue en diciembre de 2012, en Valdebebas, cuando los dos aún eran cadetes, y Belman apenas se acuerda. Sí recuerda dos decisiones que marcaron su vida: la vez que en mitad de una operación le preguntaron si quería que le quitaran el menisco y cuando declinó una oferta de renovación del Fuenlabrada, que a punto estuvo de apartarle del fútbol.
Ahora es un portero nuevo, maduro, seguro de sí mismo, y con las mismas virtudes que le llevaron a ser uno de los grandes proyectos de la cantera del Real Madrid, compartiendo generación con Achraf Hakimi o Luca Zidane. A sus 25 años, Belman destaca como uno de los metas más destacados de Primera RFEF, y cuenta su historia en Relevo.
¿Quién es Belman?
Javier Belman ahora mismo es portero del Fuenlabrada. Soy un chico tímido, pero también se me quita esa timidez en el campo. Soy valiente, pero a veces también tengo miedo, como todos. Y considero que soy resiliente.
¿Cómo empezaste en el fútbol?
Soy portero por mi padre, que fue portero de Primera División con el Zaragoza. Desde pequeño le veía en la portería y me llamó la atención. Empecé a jugar en el Getafe, y me acuerdo de un día en el colegio, cuando estaba en el recreo, que me llegó una carta y era del Real Madrid diciendo que me querían en su plantilla. Y yo totalmente por sorpresa.
¿Cómo es jugar en la cantera del Real Madrid?
En el Real Madrid aprendes mucho. Más allá de lo futbolístico, valores como persona, en los estudios, cosas que uno aprende desde pequeño y son muy importantes. Yo llegué allí con 14 años y nunca me olvidaré. Mi primer entrenador fue Rubén de la Red, y en aquel equipo estaban jugadores como Achraf Hakimi…
¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de tus 8 años en Valdebebas?
Lo mejor de todo es que estás en el mejor club del mundo. Te sientes futbolista, dejas de jugar pachangas con tus amigos… te sientes profesional. Y lo peor… la presión, la exigencia. Para que te hagas una idea. Cuando llegas al Madrid la primera charla que te dan en el club te dicen que ya están buscando a un jugador mejor que tú. Sabes que en cualquier momento tu etapa allí puede terminar.
Llegaste al Castilla y has entrenado mucho con Courtois. ¿Es tan impresionante como parece?
Courtois… es increíble. Los dos últimos años que hace… hay mucha diferencia entre él y el resto de porteros del mundo. Impone lo coordinado y lo rápido que es para su altura.
De los entrenamientos con el primer equipo, ¿qué jugadores te impactaron más?
No tuve la suerte de llegar a debutar con el primer equipo, sí fui convocado a algún partido. Y con los jugadores que más flipé eran los centrocampistas. Buf. Me acuerdo perfectamente. Modric, Kroos, Isco. Lo que tú pensabas ellos ya lo habían pensado tres minutos antes. Tenían una velocidad de mente y cómo lo traducían al juego… una calidad increíble.
¿Cómo fue tu salida del Madrid?
Fue un poco extraño. Yo iba a salir del Castilla, ya había cumplido mi etapa allí, pero Raúl quiso que continuara. Empecé la temporada con mucha motivación pero a los 16 partidos me lesiono en un entrenamiento y me rompo el menisco. Me acuerdo perfectamente de lo que me dijo el cirujano antes de operarme, que no era una lesión muy grave, que sólo tenían que pulirme el menisco y que en un mes y medio estaría. Pero cuando me abren la rodilla en la operación vieron que tenía el menisco destrozado.
Y yo estaba ahí sedado, me despierta el cirujano y me pregunta si me quitaba el menisco con el riesgo de tener artrosis a los 35-40 años, o me lo intenta coser, con una recuperación mucho más larga del mes y medio que me habían dicho. Y yo ahí sedado, con las luces, lo tuve claro. Le dije que me lo cosiera que yo quería ser jugador y quería jugar hasta mayor. No estaba en un estado muy consciente, pero por suerte decidí bien. A las dos semanas… llega el COVID y nos encierran en casa. Tardé en recuperarme casi siete meses, pero no he vuelto a tener problema. Y en septiembre salí al Fuenlabrada en Segunda División. El Madrid me ayudó mucho a encontrar equipo.
Llegas al Fuenlabrada. ¿Cómo fue volver tras la lesión?
Fue difícil. Venía fuera de forma, yo llegaba el último y muy por detrás de ritmo de juego. No encontraba sensaciones. Y me acuerdo que me cogió el readaptador y me dijo: "Tú vas a estar un mes sin entrenar con el equipo, pero yo te voy a poner en forma, porque me pareces un porterazo". Yo al principio no quería porque quería jugar ya, pero le hice caso y al mes y medio volví a sentirme yo en la portería.
¿Y entraste a jugar pronto?
No. Me costó. Veía que no entraba en las convocatorias, tenía una competencia difícil, y yo volvía motivado pero quería mi oportunidad y pasaban las semanas y no la tenía. Hasta que un día gracias a mi compañero Óscar Pinchi, con el que iba siempre en el coche a los entrenamientos me dijo, además él que es de Coruña: "Mira neno, vete, habla con el entrenador y díselo, que quieres esa oportunidad". Además el entrenador era Sandoval.
Y se lo dijiste
Fui a hablar con él, yo muy nervioso y le dije "bueno yo esto nunca lo he hecho, pero quiero una oportunidad, estoy entrenando muy bien y quiero jugar". Me miró así y me dijo: "La verdad es que estás entrenando muy bien. Y mira tu oportunidad va a ser el partido de Copa del Rey". Me dio el partido de Copa del Rey y ganamos 0-1.
Y después, titular indiscutible
Tras el partido de Copa del Rey jugábamos en Liga contra el Mallorca. Y se dio la casualidad de que el portero titular se levantó con un dolor muy fuerte en la espalda. Y me vino el fisio y me escribió: "¿Estás preparado?". Y la verdad que me entraron los nervios (lo recuerda con risas). Salí a jugar y el partido fue increíble. Acabamos ganando 2-3 contra el líder de Segunda. Y ya jugué hasta final de temporada, parando muy bien.
¿Cómo te sentías?
Cogí mucha confianza. Llegaba el final de temporada y yo me sentía muy bien. Me estaban saliendo las cosas, y ya empecé a pensar que iba a tener ofertas de otros clubes ese mismo verano. Me llamaron de varios medios, me insinuaban el interés de equipos de Primera… quería ir demasiado deprisa. Pero nada se materializó. Me reincorporé en el Fuenla en Segunda División, pero a mí sólo me quedaba un año de contrato. Y en el club eso era un problema.
¿Qué pasó?
El Fuenlabrada quería que yo continuara en el club, ellos apostaban por mí, y yo pues quería crecer y poder dar otro salto. Ellos me ofrecieron renovar por tres años. Si yo quería seguir jugando en el club, tenía que renovar. Y yo tomé la decisión de no renovar, pensando que era lo mejor para mí, y ser agente libre a final de temporada. Sabiendo que si no renovaba con el club iba a dejar de contar para ellos. Y así fue.
¿Estuviste un año entero sin jugar?
Prácticamente. Fueron unos ocho meses sin jugar. Fui convocado a uno o dos partidos. Al final esa fue mi decisión. Pero yo empecé a no estar bien y no vi la manera de reconducirlo. Tomé un camino y decidí seguirlo hasta el final. Al final jugué cuatro o cinco partidos porque llegó Sandoval de nuevo de entrenador y me dijo que quería que fuera su portero, pese a ir en contra del club. Pero la realidad es que estuve ocho meses con la cabeza perdida y no disfrutaba de lo que era mi trabajo, y en los últimos partidos con Sandoval, con el equipo en descenso, lo acabé pasando también muy mal. No estaba preparado tras ese año. Y acabamos descendiendo.
Y otra vez verano
Sí. Yo pensé que iría a otro equipo de la misma categoría, a empezar de cero y poner en práctica todo lo que había aprendido. Tenía esa esperanza. Pero ningún equipo decidió apostar por mí. Me acuerdo que me llamaron el Celta B, un equipo de Dinamarca y el Murcia, pero yo quería mantener la categoría, así que decidí no coger ninguna de esas ofertas. Ya era agosto, pero había algo dentro de mí que me decía que iba a lograr mi propósito de seguir en Segunda. Pero se cierra el mercado y me quedo sin equipo.
¿Cómo fueron esos momentos? ¿Qué hace un jugador sin equipo?
Estuve dos meses sin equipo. Fueron muy largos. Me acuerdo que fui a desayunar con mi madre y tenía un mar de dudas en la cabeza. No sabía qué hacer. Estaba triste. Y realmente me dieron ganas de rendirme, dejar atrás ese sufrimiento… pero mi agente y mi familia me aconsejaron que me pusiera a entrenar con un equipo.
Y fui al Adarve. Pero el primer día en mitad del entrenamiento me salí y me quería ir a mi casa. Y cuando me iba me cogió el entrenador de porteros y me paró. Siempre me acordaré.
¿Qué pasó?
Me dijo que hablara con él, me abrí, le dije cómo me sentía y él me contó su experiencia. Me dijo que él había trabajado de camarero, que le había costado mucho también encontrar equipo y que tenía que seguir. Me dio la luz y la motivación de volver al día siguiente a entrenar. Y cada día me fui encontrando mejor. Hasta que me llamó el Leganés para ser tercer portero hasta final de temporada en Segunda División. Y me volví a sentir futbolista profesional.
Pero allí apenas jugaste
Sí. No conté con minutos pero me sirvió para aprender mucho. Ellos luego en junio deciden no renovarme y me acuerdo que un día de verano me contacta el director deportivo del Fuenlabrada. Yo miré el móvil, me salió una sonrisa y me dije "no creo". Tras todo lo que nos había pasado, de ese año sin jugar. Pero luego pensé que por qué no. Fui a desayunar con él, con Melgar, nos escuchamos y nos entendimos. Iba a bajar de categoría, a Primera RFEF, pero me pareció justo que nos diéramos una segunda oportunidad. Y quería volver a disfrutar allí.
Ahora, otra vez en Fuenlabrada como titular indiscutible y uno de los mejores porteros de la categoría
Quería dar el máximo de mí, y todo ese aprendizaje de este tiempo, y esa madurez, quería ponerlo en práctica. He recuperado la confianza, intento mantenerme tranquilo tras haber vivido tantas cosas y ahora lo que quiero es disfrutar, sin tener prisas.
¿Qué es lo que más has aprendido?
Con el paso del tiempo te das cuenta de que el lunes, juegues o no juegues, vas a entrenar y te pagan por hacer lo que más te gusta. Cada entrenamiento es un regalo, porque no sabes en qué momento puede terminar. Aprendes a disfrutar del momento, trabajar cada día, y no mirar mucho más allá. Ser muy constante y mejorar con cada experiencia que te toque vivir, sea buena o mala.